CASO SANTA JULIA

METALES SANTA JULIA

A mediados de la década de 1970, la empresa se encontraba en una grave crisis financiera, y sus dueños no sabían si deberían cerrarla o seguir con ella, ya que habían venido perdiendo dinero durante os últimos siete años, y consideraban que era el momento de tomar una determinación (ver anexo 1).

Después de haber llevado a cabo un análisis, los rescatistas presentaron su estudio a los miembros del consejo, que estaba constituido por su presidente el Lic. Eduardo Martínez, el Ing. Raúl Martínez y su yerno, el Lic. Joaquín Arcaraz, quien era director de la empresa desde hace 10 años.

        Los rescatista presentaron al consejo un estudio financiero, un análisis del mercado y otro del personal de la compañía. De estos se desprendía que, si bien la empresa pasaba por una fuerte crisis financiera y comercial, tenía posibilidades de salir adelante.

        Rescatista: La empresa esta pasando por un momento verdaderamente difícil, pero, como lo muestra el estudio, hay posibilidades de rescatarla en virtud de que cuenta con un mercado real y suficientes activos para conseguir un crédito y reestructurar la deuda.

        Lic. Eduardo Martínez: Su estudio me parece muy bueno, pero creo que será difícil llevarlo a cabo, especialmente con la demanda que se tiene con Metales Totales, que equivale al total del valor de los activos (ver anexo 2).

        Lic. Joaquín Arcaraz: Han hecho un buen trabajo, pero no veo como vamos a hacer frente a la deuda con Metales Totales. Pienso que sería mejor darles la empresa en pago, y, de esta manera, cobrar una buena renta dada la ubicación del local (en una importante zona industrial); ya que ellos no tienen local por esta área, y por la cuantía de la deuda, les puede parecer una buena opción.

        Lic. Raúl Martínez: Me parece que el problema no se reduce a la deuda; las instalaciones están en buen estado, pero son muy antiguas, y no sería fácil que las tomaran los bancos al valor del valúo; además, dar la nave industrial en garantía no me parece adecuado, porque es parte importante del patrimonio familiar.

        Lic. Joaquín Arcaraz: No veo como se pueda llevar a cabo un rescate. He venido intentando todo sin éxito desde hace siete años, y no encuentro la salida. Conozco el mercado y la empresa mejor que nadie, y francamente no veo como salir de la situación actual. El costo se ha empeorado paulatinamente y no encuentro alternativa posible (ver anexo 3); hay que cerrarla o venderla a Metales Totales por el valor de la deuda.

        Rescatista: Loa análisis muestran que la empresa tiene viabilidad, y decir lo contrario sería mentirle. Mi sugerencia es que el Lic. Arcaraz lleve a cabo un intento más; pero haciendo los ajustes recomendados al mercado y tomando medidas drásticas en lo financiero.

        Lic. Arcaraz: No veo cómo se pueda hacer el rescate, ni como promover el metal; tampoco que fabricante esté dispuesto a darnos crédito, ya que la planta de anodizado es antigua y trabaja con costos muy altos. No estoy dispuesto a intentar más lo que ya intenté durante siete años.

        Lic. Eduardo Martínez: (dirigiéndose al rescatista) por lo que veo, usted está muy seguro de sus conclusiones, y Joaquín ya no quiere seguir intentando, así que: ¿Por qué no llevan ustedes a cabo el reste, si tanto confían en sus conclusiones?

        Rescatista: Nosotros estamos dispuestos a llevarlo a cabo; tendríamos que hacer algunos arreglos en el despacho, pero tenemos experiencia y lo podríamos hacer (se le enfrió la sangre pues, si bien tenía experiencia, éste era un proyecto que implicaría un gran riesgo, nunca habían hecho un rescate de tal dimensión, ni de una empresa en tal estado).

        Metales Santa Julia era una empresa fundada a principios de la década de 1950 para hacer anodizado de aluminio. Había sido líder hasta finales de la década de 1970, cuando otras empresas con nuevas tecnologías llegaron al mercado. Actualmente tenía tres líneas de anodizado: en natural, en oro, y en negro. A su vez, contaba con un departamento de abrillantado, un taller de mantenimiento, un área de preparados químicos y área más de habilitado de aluminio para la construcción. En este último no funcionaba la energía eléctrica regularmente, por falta de trabajo.

        Los clientes mayoristas de aluminio compran sus perfiles para la construcción a los diferentes extrusores, éstos entregan en las plantas d adonizado, en donde se da el acabado que requiere el cliente.

        Los mayoristas pagan el anodizado en un plazo de 30 días, y distribuyen el material a sus respectivos clientes, que pueden ser desde pequeños expendios hasta grandes construcciones. En algunos casos, hasta los instalan ellos mismos, si cuentan con el personal necesario.

        Los extrusores también mandan a anodizar lotes de material. Uno de ellos ya contaba con su planta de anodizado, pero la usaba a su mínima capacidad, porque el anodizado varía mucho según el tipo de acabado. Esto representa un gran inventario en diferentes colores y tipos; además, los mayoristas suelen solicitar acabados diferentes para un mismo pedido y, debido a que una línea de perfiles comerciales tiene hasta 500 tipos diferentes, se hace casi imposible ofrecer un buen servicio.

        Los mayoristas también hacían pedidos de material para anodizar en natural, y se les pedían un cambio lo mandaban a reprocesar a la anodizadora. El costo final del anodizado de aluminio no llegaba al 10% del precio de venta, lo que permitía a los mayoristas hacer reprocesos, si era necesario.

        La competencia estaba formada por tres plantas más, de capacidades similares, y de otras cinco menores, de las cuales dos se movían en la economía informal, con costos bajos. Sin embargo, lña calidad de éstas no era regular, pero hacían bajar el precio en forma importante. De las cuatro grandes, todas tenían ingresos importantes por el anodizado. Se sabía que, de esas cuatro, tres pasaban problemas; la restante tenía clientes regulares que pagaban mejores precio (ver tabla A. 1)

Tabla A. 1 Precios de anodizado por metro cuadrado

* Este precio se estimó de un promedio de estos procesadores.

** El proceso de acabado oscuro no lo hacían las plantas chicas

        Metales Santa Julia había tenido clientes muy exigentes en el último año, que pedían diversos anodizados, pero no tenían una gran fidelidad, y al menor intento de aumento en el precio cambiaban de anodizador. Metales Totales había sido su cliente por vario años, y le surtía, además, aluminio, que Santa Julia revendía como minorista a los clientes de la zona (instaladores de aluminio y reconstructoras). Su cartera tenía clientes que pagaban con demora de 20 días (y a veces hasta de 50), pero pagaban. Algunos que se tenían en las cuentas casi no compraban o llevaban atrasos de más de 90 días; otros ya no existían.

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