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¿Cómo debe de ser un maestro ideal?


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2019  •  Ensayo  •  1.890 Palabras (8 Páginas)  •  2.323 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Nelson Mandela decía que “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”,  es por eso que surge el compromiso de querer formar maestros que sean capaces de cumplir con los compromisos y problemas que conlleva la práctica docente, motivo por el cual deberá de adquirir habilidades no solo para enseñar, sino que a través de sus actos y conductas sea el guía de sus alumnos.

 En el presente ensayo se pretende analizar uno de los temas más importantes sobre la educación, más en específico  sobre ¿Cómo debe de ser un maestro ideal?, ya que la práctica docente no solo tiene que ver con lo poco o mucho que sabe el maestro, sino en cómo trasmite ese conocimiento, y demás características, como hábitos, destrezas y actitudes que hacen de él una persona efectiva y comprometida con su profesión.

DESARROLLO

Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los docentes es el  cómo formarse para llegar a ser el tipo de maestro ideal que cumpla con las expectativas que conlleva la docencia en pleno siglo XXI, ya que no sólo consiste en enseñar y saber cómo, sino en modular las acciones y comportamientos que servirán como guía en la educación y formación de los niños que más se espera que sean ciudadanos autónomos y responsables de nuestro país.

 Es claro que la visión ha evolucionado en torno a lo que es y debería ser el docente, hombre y mujer, como formador. Desde esta perspectiva, la existencia de un docente ideal sigue considerándose el objetivo por alcanzar, si se es maestro. Hay consentimientos alrededor de que un “buen maestro” está comprometido no solo con la transmisión y generación de conocimiento, y más allá de ello con la educación en general, sino que involucra el desarrollo de varias dimensiones de su vida (social, política, cultural, profesional, emocional, ética y humana, entre otras), las cuales deberá desarrollar fuertemente en virtud del contacto que este tiene en múltiples y diversas dimensiones de la vida de los estudiantes, que son quienes definen su razón de ser.

El ejercicio de la práctica docente requiere no tanto de un saber, sino de una serie de cualidades de carácter ético- moral. En su libro de El arte del buen maestro, Tenti (1988) señala que “la primera y la más importante en la vocación” (pág. 182) por lo que sea cual sea la razón por la que una persona elija el camino de la docencia como profesión, deberá de transmitir conocimientos, desarrollar habilidades, compartir experiencias; enseñar a niños, adolescentes y jóvenes a leer, escribir, sumar, restar, física, química, literatura, historia etc.

Todos esos años de formación, de arduo trabajo que se transforma en experiencia, trascienden cuando se imparte conocimiento en el aula, dándole ese estilo especial e irrepetible que cada docente tiene. Lo anterior es de gran valor, de gran reconocimiento, pero una verdadera vocación es cuando el maestro va más allá de eso y logra ser ejemplo para sus alumnos no sólo siendo un profesor que enseña, sino un maestro del cual se aprende. Un guía, una persona que escucha, que entiende, que sabe detectar alguna problemática y que otorga un buen consejo a tiempo, que fomenta y practica valores universales que promuevan una sociedad justa, unida y pacífica.

Así es cuando el maestro se convierte en un ser entrañable e inolvidable. Aquel que merece admiración por jugar un papel fundamental en la vida de sus alumnos. Una persona que sabe de responsabilidad, de entrega, de profesionalismo, pero sobre todo, de amor y respeto por el ser humano. Una persona que se preocupa y ocupa en los demás.

Así mismo, Tenti (1988) señala que se pueden clasificar las características no cognitivas como deseables y prioritarias de este perfil de maestro ideal en dos tipos distintos: por una parte, se encuentran las características morales y conductuales que expresan, como el entusiasmo, la paciencia, perseverancia, dulzura, ternura, afabilidad, prudencia, honestidad, desinterés, firmeza de carácter etc., y por otro lado, las características físicas y de auto presentación, tales como el porte exterior, los buenos modales, el tono de la voz, vestimenta, etc. (págs. 186-187), con el fin  de que los alumnos se sientan identificados con su profesor y logre crear un clima de trabajo tal que dé cavidad a que el ambiente en el aula no sea meramente estricto, sino que se abra a un mundo de posibilidades de la expresión personal del alumno, en un ambiente afectivo y cálido, en base a la interacción y comprensión, para de esta manera lograr el aprendizaje de manera eficaz. Sin embargo, es  importante el equilibrio que el maestro debe de conseguir, pues no se puede dejar de lado que debe de imponer respeto y exigir que se cumplan las normas que se establecen dentro de la institución y del salón de clases.

En cuanto a la hora de estar enseñando, un buen maestro no es aquel que pasa horas frente a sus alumnos hablando, sino que crea estrategias, donde el docente elige las técnicas y actividades que puede utilizar a fin de alcanzar los objetivos propuestos y las decisiones que debe tomar de manera consciente y reflexiva. Los objetivos, en la actualidad, son dirigir, supervisar y coordinar el desarrollo de las políticas y acciones educativas,  impulsar y fomentar el trabajo en equipo, la colaboración, responsabilidad y formas de enseñanza que estimulen el trabajo colaborativo. Otra característica primordial es que el docente debe escuchar atentamente y de forma respetuosa, valorando la opinión y los aportes de cada uno de los estudiantes, así como comunicar el conocimiento de forma clara y eficiente relacionando los contenidos con la experiencia personal para poder enriquecer los conocimientos.

Otro punto importante, es la buena relación que el docente debe de mantener con los padres de familia, ya que de ello dependerá el progreso que cada alumno tenga en base a la ayuda que recibe en casa y la comunicación que exista entre padres- docente, sin limitar esa comunicación únicamente a la entrega de boletas de calificaciones, la planeación de algún evento social o informes de la mala conducta de los niños, sino que el maestro ideal debe de ir más allá y analizar junto con los padres de familia la convivencia familiar, la comunicación, la relación afectiva entre padres e hijos, la orientación para que apoyen el trabajo escolar en casa, etcétera. Por lo que es necesario que juntos, maestros y padres de familia encuentren mejores formas de trato hacia los niños y formulen estrategias y condiciones para lograrlo.

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