Perspeciva De Genero En La Educacion
Enviado por carsanvil • 29 de Enero de 2013 • 4.801 Palabras (20 Páginas) • 416 Visitas
Dicotomía sexo-género: la perspectiva de género en la educación
Antonio Daniel García Rojas
Carmen Santín Vilariño
1.-DEFINICIÓN CONCEPTUAL DICOTOMÍA SEXO-GÉNERO (CARMEN)
A pesar de que los hombres y mujeres somos más semejantes que diferentes si se nos aborda de manera general, la tradicional discusión sobre las mayores o menores capacidades de unos frente a otras es un clásico no sólo en las investigaciones de psicología sino también en el ámbito educativo y más que nada, en la sociedad en general.
Resulta habitual que escuchemos comentarios relativos a las “características de género” habitualmente de forma menospreciativa y generalizada (aquello de “todos los hombres son iguales” o “mujer al volante, peligro constante”). Sin embargo, en nuestra vida cotidiana nos relacionamos con numerosas personas de uno y otro sexo que no encajan en estas “características”. Y es que el sexo no determina más allá de una serie de caracteres principales básicos referidos más a nuestro aspecto exterior que a nuestra forma de pensar o actuar.
No sería justo negar la influencia de la biología en algunos aspectos de nuestra personalidad pero tampoco lo es generalizar esta influencia a la mayoría de nuestras actitudes y conductas que, básicamente, han sido aprendidas y lo han sido en un contexto determinado rodeados y rodeadas de personas concretas con características concretas, con sus creencias, prejuicios y valores propios que nos han sido transmitidos en un momento histórico específico.
Siempre habrá, dentro del ámbito científico y fuera de él, quién opine que aún desconocemos muchos aspectos de nuestra propia biología y que el avance en este terreno pondrá de manifiesto la existencia de diferencias entre los sexos, genética o bioquímicamente predeterminadas, sobre las que no podemos actuar. A lo mejor se demuestra que es así. Pero lo que sabemos hasta ahora es que la conducta final que manifestamos es producto de la interacción de numerosas variables, que muchas de ellas las podemos identificar en el ambiente en el que ha crecido el sujeto y, por tanto, sí podemos ejercer alguna influencia sobre ellas. Somos, por tanto, el resultado final de un complejo sistema de interacciones relacionales, con algunos elementos inmodificables (por ejemplo, el hecho mismo de haber nacido macho o hembra) y otros construidos por el entorno en el que crecemos ¿y quién dice que este no lo podemos cambiar?
1.a. El sexo y el género
La Real Academia de la Lengua Española define sexo de la siguiente manera:
• “Sexo: (del lat. Sexus).
o 1.m. Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas
o 2.m. Conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo.
o 3.m. Órganos sexuales
o 4.m. Placer venéreo
bello ~o débil.
1. m. Conjunto de las mujeres.
~ feo, o ~ fuerte.
1. m. Conjunto de los hombres” (R.A.E., 2010)
Si atendemos a esta definición, el término sexo hace referencia de forma exclusiva a las características orgánicas de las personas aunque, la RAE no olvida matizar que este término suele adjetivarse para englobar el dimorfismo sexual (“conjunto de hombres o mujeres”) basado más en prejuicios y estereotipos de género que a las características biológicas estrictamente hablando.
Sin embargo, el término “género” en nuestro idioma presenta algunas dificultades que no tiene correspondencia en otros, por ejemplo, el inglés. Si seguimos a la RAE, el “género” hace referencia al: “conjunto de seres que tienen uno o más caracteres comunes” o a la “clase o tipo a que pertenecen las personas o las cosas” continuando con numerosas acepciones referentes a las diferentes aplicaciones en función de las agrupaciones (telas, literaturas, mercancías, etc…) y en última instancia a la gramática y la construcción de sustantivos y adjetivos. También recoge la ausencia de sustantivos y adjetivos neutros en nuestro idioma.
En castellano la connotación de género como cuestión relativa a la construcción de lo masculino y lo femenino sólo se comprende en función del género gramatical, y sólo las personas que ya están en antecedentes del debate teórico al respecto lo comprenden como “la simbolización o construcción cultural que alude a la relación entre los sexos” (Lamas, 2010). De ahí, el gran debate sobre la necesidad de nombrar ambos géneros para hacer un lenguaje inclusivo frente a los que consideran que este sistema sobrecarga el lenguaje haciendo poco fluida la comunicación y terminando así con uno de los principales objetivos de esta.
Para simplificar este debate, más propio de la filología, y centrándonos en el tema que nos ocupa, podríamos resumir diciendo que cuando hablamos de “sexo” estaríamos refiriéndonos a las características biológicas (físicas) de hombres y mujeres y al utilizar el término “género” nos referiríamos a todas aquellas características que le son atribuidas a hombres y mujeres por la sociedad donde crecen y se relacionan. Así, el género comprendería todas aquellas atribuciones que, por el hecho de haber nacido macho o hembra, nuestro entorno hace sobre nosotros y, por tanto, vamos interiorizando como aprendizajes básicos de nuestra identidad determinado nuestra relación con el entorno.
Los términos “género”, “identidad de género” y “rol de género” fueron utilizados por vez primera por Money en 1955, para explicar algunos problemas relacionados con el hermafroditismo. Pero sería Stoller (1968) el que marcaría la diferencia entre sexo y género al introducir su libro Sexo y Género con la siguiente frase: “La palabra sexo en este trabajo se referirá al sexo masculino o femenino y a las partes biológicas componentes que determinan si se es macho o hembra... Aquellos aspectos de sexualidad que se han llamado género son ante todo determinados culturalmente; esto es, aprendidos postnatalmente”.
Pero, a qué hacen referencia los términos género, identidad de sexual/ de género y rol de género. En la actualidad entendemos el género como el “conjunto de pautas de conducta o patrones de relaciones asignados a cada sexo en las diferentes culturas. Se utiliza para demarcar las diferencias socioculturales que existen entre hombres y mujeres y que son impuestas por el sistema de organización político, económico, cultural y social”. (Comisión Europea, Dirección General de Empleo, Relaciones Laborales y Asuntos Sociales, 1998).
Respecto a la identidad, podemos diferenciar la identidad sexual y la identidad de género. La identidad sexual haría referencia
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