Caso 2: propuesta de intervención
Enviado por ChildrenBodomNig • 18 de Marzo de 2016 • Informe • 2.322 Palabras (10 Páginas) • 477 Visitas
Caso 2: propuesta de intervención
¿Por qué es importante la intervención docente?
La intervención es de vital importancia en la mejora de una problemática que aqueja en el aula, de ello se plantean actividades que ayuden a brindar una posible solución, las intervenciones se dan no con la finalidad de erradicar el problema pero es una forma de involucrarse a la misma, para así conocer las características ya sean grupales o individuales de los alumnos y de eso poder retomar las problemáticas que no dan paso al desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje del educando.
El caso que fue de interés para la elaboración de la propuesta de intervención fue la numero 2, por la problemática que aborda, siendo una de las que más aqueja a la comunidad escolar y además desfavorece el aprendizaje de los alumnos y su desarrollo es inadecuado.
Propuesta de intervención
- Actividades para favorecer la convivencia escolar
- Presentación
Durante el desarrollo de la práctica profesional pretendo fortalecer las actividades que favorezcan la convivencia de los alumnos, para un mejor desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje en el aula.
La práctica profesional debe estar sujeta a la constante interacción docente-alumno, misma que ayuda a obtener un aprendizaje significativo, funcionando como evidencias del buen desempeño escolar, por ello, las estrategias deben buscar formar lazos entre los integrantes del contexto escolar.
En la actualidad la educación se encuentra sujeta a cambios que han desfavorecido la convivencia entre los actores educativos, motivo por el cual, pretendo que los alumnos del cuarto grado, desarrollen actividades que puedan realizar de manera colaborativa, donde el aprendizaje sea compartido, para así, llegar a entablar un dialogo armónico que me ayude al mejor desarrollo de las secuencias didácticas de cada asignatura.
Busco que los alumnos puedan desenvolverse libremente sin que sus acciones afecten a terceras personas, que puedan convivir entre compañeros y que se evite la exclusión de los actores educativos, ya que este es uno de los grandes problemas que aqueja a la sociedad y por lo tanto la educación de los alumnos.
- Justificación
Luego de analizar las encuestas realizadas a los alumnos de cuarto año básico, a los docentes y directivos del establecimiento y tomando en cuenta también lo observado, puedo constatar, observar y analizar que los problemas de convivencia se presentan a nivel inter personal, es decir entre los mismos alumnos, destacando la buena relación entre los docentes y alumnos.
Considero que es vital que los alumnos puedan generar una buena relación y de este modo poder disminuir los grados de violencia física y verbal manifestado por los mismos alumnos y de este modo evitar la deserción escolar por acoso entre pares, ya que es fundamental el aprender a vivir en comunidad en un clima de aceptación a la diversidad, para lograr lo dicho anteriormente es vital que los docentes sientan un real apoyo del director, teniendo la confianza de manifestar problemas de convivencia que transcurren a lo largo del año, entablando relaciones basadas en la confianza, respeto e interés mutuo.
- Fundamentación
La presencia constante de problemas de conducta en un alumno suele desembocar en la presentación de necesidades educativas especiales (NEE), no sólo porque no consigue adquirir las competencias socio/afectivas mínimas en la asignatura de formación cívica y ética, sino porque sus efectos negativos se expanden rápidamente al resto de su vida escolar, familiar y comunitaria. Cuando un niño presenta NEE asociadas a los problemas de conducta, lo que explica su bajo desempeño no es su pobre nivel intelectual sino sus enormes dificultades para adaptarse a la vida social implícita en todo proceso educativo.
La relación y la convivencia son componentes sustanciales de la vida como seres humanos. De su éxito o su fracaso depende buena parte de la calidad de vida. Por ello, saber convivir y saber relacionarse se ha convertido en unas de las competencias más apreciadas por la sociedad. Si presentar problemas de conducta no es un trastorno sino un déficit de habilidades sociales y afectivas, entonces la intervención no debe consistir en utilizar psicofármacos para controlar el cerebro “enfermo” del niño, y tampoco en someterlo a un proceso psicoterapéutico individual, lo adecuado es implementar programas de desarrollo social/ afectivo que doten al niño de las habilidades que carece. No se busca curar al alumno sino estimular su desarrollo, éste es un enfoque estrictamente coherente con el enfoque psicoeducativo vigente en México y representa un cambio de perspectiva sumamente beneficioso para alumnos, educadores, padres y servicios de apoyo.
De una forma sencilla, puede afirmarse que el término “habilidades sociales” hace referencia a un conjunto de capacidades de interacción que permiten la óptima convivencia humana en diferentes contextos, etapas y situaciones sociales a lo largo de la vida. Por otro lado, ha de quedar claro que son aprendidas, no innatas. No se nace sabiendo mantener una conversación, ni sabiendo trabajar en equipo o conociendo cómo autorregular las emociones. Todas estas conductas sociales están compuestas por una multitud de pequeños pasos, cada uno de los cuales requiere de unas capacidades (o funciones) psicológicas específicas.
Podríamos afirmar que las habilidades sociales están compuestas por múltiples conductas de tipo adaptativo que a su vez son el resultado observable del desarrollo de ciertas capacidades socioafectivas más generales. Por ejemplo, prestar un juguete a un compañero, dar una galleta a un niño o entregar sus propias crayolas a una compañera para que termine un dibujo, son todas conductas específicas que se derivan de una capacidad más general: la función de compartición. Por otra parte, esperar turno para usar un columpio, no empujar a los compañeros de una fi la y pedir permiso en la escuela para acudir al baño son acciones específicas que resultan de una habilidad más general: la práctica y conciencia de las reglas.
Desde éste punto de vista, si un alumno no logra adaptarse a las reglas de respeto, tolerancia y convivencia social, no puede deslindarse sólo sobre los padres la responsabilidad de solucionarlo, de hecho esto implica que la escuela no está logrando lo aprendizajes sociales esperados que se ha propuesto conseguir y está obligada a realizar las acciones psicopedagógicas que sean necesarias para que el niño adquiera ésas competencias de relación.
La Reforma Integral de la Educación Básica emprendida recientemente en México enfatiza la conversión de un currículo preponderantemente académico e intelectualista a uno más equilibrado de tipo social, afectivo e intelectual. Las competencias de tipo socio/afectivo han dejado de ser responsabilidad exclusiva de la familia o un buen anhelo de la educación para convertirse en un propósito curricular bien definido. De las cinco competencias para la vida que se pretenden conseguir en educación básica, dos se refieren estrictamente a competencias socioafectivas y una tiene cierta relación con ellas.
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