Enfoque Globalizador
Enviado por paulwiston • 7 de Noviembre de 2012 • 4.483 Palabras (18 Páginas) • 595 Visitas
El enfoque globalizador
Antoni Zabala. Cuadernos de Pedagogíaº 168, marzo de 1989.
La perspectiva globalizadora no se considera como una técnica didáctica, sino como una actitud frente al proceso de enseñanza. Primero, se reflexiona en torno a los criterios que vienen dados por las mismas fuentes que informan el currículum; las consideraciones so-ciológicas, epistemológicas y psicopedagógicas. En la segunda parte, se aclaran algunos malentendidos referidos a la globalización y a la interdisciplinariedad.
Dado que el llamado Diseño Curricular Base (DCB) formula los contenidos distribuyéndolos por áreas, como forma operativa de explicitación de los objetivos generales de etapa, cabe preguntarse si la organización de contenidos, una vez secuenciados para su desarrollo en actividades de enseñanza, ha de obedecer a principios disciplinares o globalizadores. Para ello, hemos de reflexionar en torno a criterios que vienen dados por las mismas fuentes que informan el currículum, o sea, consideraciones sociológicas, epistemológicas y psicopedagógicas.
CONSIDERACIONES SOCIOLÓGICAS
En relación con las finalidades educativas, el punto de vista sociológico hace clara referencia a la capacidad de los ciudadanos para comprender e interpretar la realidad, valorar y tomar opciones e intervenir en ella. De este enunciado se desprende que el objeto de estudio y conocimiento será aquello que configura esa realidad y que permite actuar autónomamente sobre ella. Comprender e interpretar la realidad comporta ser capaz de analizar los distintos componentes que la confi-guran y sus interrelaciones. Dada la complejidad de estos componentes, su diversidad, dinámica e interdependen-cia, se requieren instrumentos para dotarlos de significado. Instrumentos que ofrezcan marcos conceptuales, pro-cedimientos y modelos interpretativos capaces de ser utilizados ante las distintas manifestaciones de la realidad. Valorar la realidad comporta ser capaz de tomar postura ante las distintas interpretaciones que se realizan, estable-cer criterios de orden según su pertinencia y, todo ello, para tomar opciones personales, para poder y saber actuar ante y en esta realidad y responder a los problemas que plantea. Para comprender, interpretar, valorar, tomar postura y actuar sobre la realidad es necesario disponer de los instrumentos que permitan resolver los problemas que plantean las relaciones hombre-realidad. Las distintas disci-plinas, que constituyen el saber del hombre generado por las soluciones que éste ha elaborado para abordar las situaciones conflictivas que ha debido afrontar, han de facilitar dichos instrumentos. En este sentido las discipli-nas, tal como están definidas, sólo serán útiles a los fines educativos en cuanto sean capaces de ofrecer los instru-mentos que permitan la resolución de los problemas que el conocimiento de la realidad y la actuación sobre ella plantea. Si bien son las disciplinas las que ofrecen las herramientas para el conocimiento, la solución a los proble-mas del hombre ante la realidad nunca depende del uso de instrumentos facilitados por una sola disciplina, sino que son el resultado de una actuación que comporta el uso relacionado, integrado o simultáneo de distintos recur-sos intelectuales y actitudinales provenientes de múltiples disciplinas. Aunque los medios empleados para el conocimiento pueden ser -y hasta cierto punto lo son- disciplinares, las actuaciones, las acciones, sean del tipo que sean, serán siempre globales e implicarán el uso de distintas estra-tegias combinadas, muchas de ellas de difícil adscripción a una disciplina determinada. Si el conocimiento de los instrumentos disciplinares tiene sentido por la capacitación para la actuación en situaciones contextualizadas, ¿cómo podremos garantizarla sin partir de principios que permiten situar los aprendizajes en situaciones reales, es decir globalmente consideradas?
CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS
La ciencia, a lo largo del tiempo, en su objetivo de comprender la realidad, ha fragmentado el saber diversificando el conocimiento en una multiplicidad de disciplinas, cada una de ellas con un diferente objeto de estudio, de tal modo que una misma &laqno;&laqno;cosa» puede ser objeto de muchas ciencias. Cualquier &laqno;cosa» deviene un conglomerado de objetos según los diferentes puntos de vista (o ciencias) que utilizamos para describiría o expli-carla. Esta diversificación del saber ha sido necesaria para poder avanzar en el conocimiento de la realidad, pero al mismo tiempo esta misma diversidad comporta la necesidad de integrar las aportaciones de estas ciencias cuan-do pretendemos acercarnos al significado del objeto en su totalidad. Ninguna de las ciencias, en su individualidad, será capaz por sí sola de interpretar un objeto, cualquiera que sea, y tampoco podemos afirmar que este objeto es simplemente el resultado de la adición de los diferentes puntos de vista. Un paisaje no es la suma de las distintas interpretaciones que podamos hacer, sino que para su conocimiento se hace necesaria la convergencia e integra-ción de distintas aportaciones y, todo ello, determinado aún por la intencionalidad con que se dirige su conocimiento.
Cuando nos aproximamos al conocimiento de cualquier parcela de la realidad lo hacemos con una cierta intencionalidad, existe una necesidad en razón de un objetivo; es el sentido de esta intención el que determina los instrumentos, pero salvo en los estudios especializados correspondientes a las ciencias, que por definición parten de principios parciales y selectivos, los instrumentos para el conocimiento son aportaciones de múltiples discipli-nas relacionados entre si por las mismas necesidades del conocimiento y del objeto de estudio. De ahí que actual-mente la mayoría de avances científicos comporten, por un lado, la intervención de equipos interdisciplinares y, por otro, de modelos interpretativos y conceptuales que de alguna forma transcienden el marco estricto de una o varias ciencias. Dado que el saber constituido no ha establecido modelos integradores que den respuestas globales a todos los fenómenos, se hace imprescindible recurrir a las aportaciones de las distintas ciencias. Son éstas las que nos van a ofrecer modelos, técnicas e instrumentos rigurosos que nos ayudarán a conocer. Como consecuencia de ello, el papel de las disciplinas es fundamental como materia de estudio y se hace imprescindible su conocimiento, pero éste no debe entenderse como aproximación a ciencias cerradas en sí mismas, sino como aportaciones metodológicas y conceptuales para la mejor comprensión del mundo y de lo que en él acontece. Con lo que es inexcusable un planteamiento educativo que, recogiendo el rigor de cada una de las ciencias, ofrezca su valor al relacionarlas incrementando su potencial interpretativo. La escuela no puede
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