FORMACIÓN PROFESIONAL DE DOCENTES
Enviado por SERVANDO1951 • 25 de Septiembre de 2013 • 6.389 Palabras (26 Páginas) • 303 Visitas
FORMACIÓN PROFESIONAL DE DOCENTES
Dr. Servando Sánchez Arias.
Discurrir acerca de la formación de docentes obliga a poner en claro lo que se ha de significar como formación. En este encuadre vale hacer algunas consideraciones en torno a esta categoría. Es quizás en el debate de la diferenciación entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, sobre todo en la revisión del racionalismo de la "Ilustración", cuando surge un nuevo ideal de una "formación del hombre", postura que fue preparando el campo de las ciencias del espíritu como históricas . Pero el hecho de hablar de algún término, en este caso "formación, no quiere decir que ha de contentarse con lo que el lenguaje simplemente puede aportar, sino acceder a una autocomprensión histórica fundamentada respecto a esa palabra o concepto.
En relación al contenido de la palabra "formación" se registran al menos dos acepciones, una concepción antigua de "formación natural", la cual designa la exteriorización manifiesta (por ejemplo, la formación de los órganos en un feto o una figura bien formada en una escultura) y en términos generales la atribuida a toda configuración determinada involuntaria e "irracionalmente" por la naturaleza (por ejemplo, las conformaciones calcáreas en las grutas, las estalactitas y estalagmitas). Por el otro lado, está la nominación de "formación" como algo estrechamente vinculado al concepto de cultura, referido en primer término al modo concretamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre, esta connotación es sostenida, entre otros, por Kant, quien aunque no hace alusión precisamente a este término se refiere a él cuando aduce: "la obligatoriedad del hombre para con sí mismo es la de no dejar oxidar los talentos propios", tesis recogida por Hegel, quien en cambio ya habla de formarse en este sentido. Dentro de esta conceptualización de "formación no natural" se encuentran otros pensadores, como W. von Humboldt, quien percibió una diferenciación entre cultura y formación, que en palabras suyas lo expresa así: "Pero cuando en nuestra lengua decimos `formación' nos referimos a algo más elevado [que la cultura] y más interior, [nos referimos] al modo de percibir que procede del conocimiento y del sentimiento de toda la vida espiritual y ética y que se derrama armoniosamente sobre la sensibilidad y el carácter". Con esta concepción se despierta esa vieja tradición mística de que el hombre fue creado (formado) a imagen y semejanza de Dios, sólo basta reconstruir esa imagen en sí.
Después de lo revisado anteriormente se requiere de algunas precisiones, entre otras cuestiones respecto a que ordinariamente formación se refiera más al resultado de este proceso que al proceso mismo, lo cual se puede ilustrar con expresiones comunes como: "Este muchacho ha recibido una formación muy esmerada". El resultado de la formación no es un producto al modo de los objetivos conductuales, sino lo surgido del proceso conformador y nacido de lo interior, lo cual lo impele a un desarrollo, a una progresión. Formación va más allá del mero cultivo de capacidades previas, es un medio más no un fin. En la formación el sujeto se apropia por entero de aquello en lo cual y a través de lo cual se forma. "En esta medida todo lo que ella incorpora se integra en ella, pero lo incorporado en la formación no es como un medio que haya perdido su función. En la formación alcanzada nada desaparece, sino que todo se guarda. Formación es un concepto genuinamente histórico".
Una de las características de la formación es el ascenso a la generalidad (en la idea de Agnes Heller, a una especificidad como especie). En este tenor, la formación es una tarea humana, en el entendido de que el hombre se caracteriza por la ruptura con lo inmediato y lo natural en virtud de su espiritualidad y racionalidad. Este proceso requiere sacrificio de la particularidad en favor de la generalidad. El atribuirse una generalidad vendría a constituirse en una formación práctica. La elección de una profesión (la de profesor, por ejemplo) tiene algo de esto, pues cada profesión en cierto modo es un destino que trasciende lo inmediato, una necesidad interior y exterior que implica abocarse a tareas que no se asumirían para fines exclusivamente privados. Y esto incluye trascender lo particular. La entrega a la generalidad de la profesión es un saber limitarse y hacer de la profesión cosa propia.
De este análisis surgen varias interrogantes y posturas, entre las cuales se encuentra el planteamiento de Carl Rogers R., quien contrapone a la expresión de formación , la de "on becoming" ("convertirse"), la cual encerraría también la idea de una transformación o cambio total, en atención a su significado etimológico ("con" del latín que indica cabal, totalmente y "vertere", girar). Por tanto, desde la visión de este autor, convertir equivaldría en cambiar, transformar no superficialmente, sería acción totalitaria efectuada por el ser humano sólo y únicamente por cuenta propia, cuando está convencido de que es trascendente y relevante esa conversión para su concepción de sí mismo. En esta lógica de pensamiento, se observa la preocupación de acercarse más a la posición (sobre la cual se simpatiza) de una formación o conversión que alude a una generalidad; a la búsqueda de lo significativo como ser humano y no a la modelización, a la imagen imitada o al modelo por imitar. Si se tratara de palabras únicamente para designar esta concepción, sería indistinto la utilización de dichas expresiones, pero si ellas encerraran significaciones distintas se preferiría la de convertirse, y en el caso de que se está tratando el de convertirse en profesor, con la salvedad que nadie forma, convierte o educa a nadie, ni nadie se forma, se convierte o se educa a sí mismo, los hombres se forman, se convierten o se educan entre sí con la mediación del mundo (siendo consecuentes con Paulo Freire).
Otro de los cuestionamientos desprendidos de esta elucidación se encuentra en la inquietud que despierta el aspecto teleológico de la formación, en particular la formación de profesores. Se ha comentado que la formación o conversión no sólo implica el cultivo de ciertas potencialidades muy identificadas, sino el de humanizarse, el de apropiarse de lo relevante (que para algunos vendría siendo los aprendizajes significativos en contraposición a los pseudoaprendizajes, como los que constituyen los adquiridos única y exclusivamente para acreditar una materia o "pasar" un examen). Pero ¿hacia dónde se quiere llegar?, en tanto que la formación ha de ser tenida como un medio y no como un fin. En ciertos
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