Gun Ho
Enviado por luissochoa • 2 de Diciembre de 2011 • Ensayo • 5.779 Palabras (24 Páginas) • 469 Visitas
El prologo de este libro esta escrito por Pegy Sinclair, en el ella hace referencia a la promesa que le hiciera a
su amigo Andy Longclaw, en la cual contaría la historia de cómo salvó a su empresa de la quiebra y de cómo
Ud., puede motivar y activar la potencia de toda su fuerza laboral.
Esta promesa comenzó en el Hospital Walton Memorial un día de Junio de 1994. En este hospital le hizo la
promesa en su lecho de muerte a Andy Longclaw, el cual, antes de morir, le pidió que contara la historia de
Gun Ho. El espíritu de la ardilla, el estilo del castor y el don del ganso. Las tres revelaciones que los habían
conducido hacia el éxito.
Después de salir del hospital se percató que en auditorio del hospital acababa de culminar una reunión y
mientras esperaba el cambio del semáforo notó la presencia de dos hombres que se acercaban por detrás y uno
de ellos dijo una palabra que resonó en sus oídos con mucha claridad a pesar de que estaba absorta en sus
reflexiones: Los budistas dicen que el maestro aparece cuando el alumno está listo.
Los dos hombres en cuestión eran los autores de este libro quienes no reconocieron a Peggy, en ese momento.
Esta continuó su camino hacia el restaurante Denny´s. La conversación entre los autores, se refería a la mala
suerte que tenían, ya que habían viajado hasta el pueblo Walton para entrevistarse con la gerente General de la
Planta Walton Works #2, Peggy Sinclair, quien era considerada toda una leyenda para ese momento ya que
había conseguido sacar de la banca rota a la peor planta de las 32 que tenía la compañía del mismo nombre.
En la actualidad el funcionamiento de la planta era tan extraordinario que la Casa Blanca les había otorgado
un reconocimiento por ser uno de los mejores sitios de trabajo de todo el país. La entrevista no pudo ser
posible ya que la Sra. Sinclair se había excusado porque un colega y amigo se encontraba muy enfermo.
Blanchard y Bowles entraron también al mismo restaurante y no fue hasta que les sirvieron la comida que
repararon en la figura de Peggy a quien, a pesar que tenía el rostro surcado en lagrimas, fue fácil reconocerla
gracias a la foto de la publicidad realizada por el reconocimiento de la Casa Blanca. Para sorpresa de estos dos
señores Peggy Sinclair también los reconoció y se acercó a ellos haciendo su presentación y pidiéndole
disculpas por haber faltado a la cita, de aquí parte la escritura del libro, siendo esta la primera reunión y la
cual tuvo una duración de tres horas, luego siguieron muchas otras sesiones en los meses siguientes.
La historia de Gung Ho
Esta historia es narrada en primera persona (Peggy Sinclair), comienza cuando ella es nombrada Gerente
general de la planta Walton Works # 2. Ella siempre había ocupado cargos ejecutivos y jamás había trabajado
en operaciones. La emoción que sintió por el nombramiento no le permitió percatarse de que había caído en
una trampa tendida por el presidente de la compañía el Sr. Morris. Ella pensó que el viejo Morris le había
perdonado el haber redactado un informe, donde ella no estaba de acuerdo con el nuevo plan estratégico, la
reacción del viejo no había sido buena, pero gracias a este informe la empresa se había ahorrado un millón de dólares. También pensó que ese nombramiento era su recompensa por el logro obtenido.
Al llegar a la planta se percató de la situación, ya que la misma era la peor de las 32 plantas de la corporación
y dada la situación no tardaría mas de seis meses o un año en cerrar sus puertas; y ella desaparecería junto con
la planta, se dio cuenta que la habían usado como un chivo expiatorio perfecto para la planta.
No hacía falta ser un genio para reconocer la razón de la situación de la empresa, en ella se trataba mejor a las
materias primas que a las personas.
Al reunirse con los colaboradores, descubrió una luz de esperanza ya que el departamento de acabado era el
más eficiente de toda la corporación, a pesar de la situación de Walton Works #2. En total ese departamento
tenía 150 trabajadores, lo que equivale a decir que solo el 10% de los trabajadores de la planta eran verdaderas
joyas, mientras que los demás parecían solo trozos de carbón manipulados por hombres de las cavernas y cuyo
único propósito era su auto destrucción.
Posteriormente me reuní con el gerente de división al cual le reportaba el gerente de operaciones del área de
acabado. Para mi sorpresa las primeras palabras que escuché de este gerente fueron las siguientes: Será mejor
que se deshaga lo antes posibles al gerente de operaciones". De verdad, por qué tenía yo que ser la
responsable de ese despido y no él que era su jefe directo. En ese momento me interesé principalmente en
averiguar la razón por la cual debía despedir al gerente de operaciones. El gerente de división insistió diciendo
que Andy Longclaw era un problema ya que era de origen indio, aunque aseguró que no tenía nada en contra
de los indios, pero este en particular era un guerrero que además tenía un Master en Administración de
Empresas y que era una piedra en el zapato, además de que el área será aun mejor si cuando el hombre se
vaya. Los siguientes comentarios relacionados con el gerente de operaciones fueron peores todavía.
No sabía si debía despachar a Andy Longclaw, dentro de seis meses posiblemente esta planta cerraría sus
puertas, lo que si estaba segura era que este gerente de división no trabajaría para mi en ese lapso de tiempo
Decidí caminar por el pueblo, aun había suficiente luz. Eché a andar por la calle principal sin rumbo fijo. Vi
que el pueblo tenía algunos comercios y una estatua enfrente de la biblioteca municipal. Al leer la inscripción
me percaté que ha diferencias de muchas otras estatuas, esta no había sido erigida a algún soldado famoso o
algún político sino a un artista local. Al parecer Walton era el pueblo natal de Andrew Payton, un artesano de
origen indio que había ganado varios premios internacionales.
Seguí hasta la calle séptima y crucé el puente. Un campo verde llevaba hacia la orilla del río donde había una
banca solitaria desde donde se podía divisar el edificio sombrío de la fabrica
Me dirigí hacia la banca y vi que un hombre que venía en dirección contraria se dejó caer en el otro extremo
de la banca, sin sacar sus manos de los bolsillos
Normalmente no me siento al lado de
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