Lectoescritura
Enviado por Marya_am • 8 de Enero de 2015 • 1.419 Palabras (6 Páginas) • 187 Visitas
Respetar a los niños como sujetos activos implica, por supuesto, brindarles las oportunidades y espacios para que lo sean, lo cual es un deber ineludible de la escuela si consideramos la procedencia socio - cultural de la mayoría de nuestros niños. Esto último quiere decir que:
El niño tiene que estar en contacto real con los objetos o contenidos a conocer, es decir, estar en el contexto, manipular, observar, tener la experiencia, etc., para aprender directamente de la experiencia.
Hay que enfrentar al niño con situaciones no habituales que pongan a prueba sus conocimientos, experiencias, habilidades, etc., que ya tiene y que le permiten encarar un problema como un nuevo desafío, pero con cierta confianza en sus capacidades. Las estructuras mentales que posee necesariamente van a modificarse o adecuarse para resolver la nueva cuestión.
Es muy importante propiciar la controversia y la discusión entre sus iguales, procurando lo que se ha llamado el conflicto cognitivo. Cuando esto no es posible, se recurre a la contra sugestión, que consiste en hacerle pensar sobre lo que hizo o dijo supuestamente un “otro igual”.
Pedirle siempre que argumente o fundamente sus ideas o respuestas. Esto será de gran utilidad para saber siempre cómo ha establecido sus razonamientos.
Aprovechar todo lo que sabe del mundo y del lenguaje, como punto de partida para cualquier actividad, a través de un amplio diálogo grupal o individual.
La reflexión sobre el punto anterior nos dará la partida para plantearnos la siguiente pregunta:
II. ¿En qué condiciones llega a la Escuela un niño que ha nacido en una “cultura letrada” como la nuestra, considerando todo el lenguaje escrito que le llega a través de la TV, “rayados callejeros”, revistas, propaganda, etc.? ¿Qué sabe de lecto – escritura?
La alfabetización es algo que comienza mucho antes de entrar a la escuela, y continúa a lo largo de nuestra vida, en tanto seamos usuarios del lenguaje.
Los niños, al ingresar a la escuela, ya tienen muchísimos conocimientos acerca del mundo en general y del lenguaje escrito por ejemplo: que la lectura y la escritura se “hacen” de izquierda a derecha, que se escribe en renglones o se lee siguiendo una línea horizontal, que los cuentos casi siempre comienzan y terminan con las mismas palabras, etc. Por este motivo, esta propuesta requiere que estos sean considerados o reconocidos como aprendizajes válidos, y se tome siempre en cuenta lo que los niños saben, lo cual se ha denominado anteriormente como conocimiento previo.
Pero cabe destacar aquí otro aspecto interesante del problema: los niños saben leer y escribir antes de ingresar a la escuela, aunque de un modo distinto al del adulto, que ya tiene más experiencia como lector. Ellos hacen uso de las estrategias mentales[3] que le han servido hasta este punto para aprender otras cosas, como por ejemplo, aprender a hablar.
Dada su natural curiosidad, la tarea principal de los niños es comprender como funcionan las cosas y a esto se aplican con todas sus capacidades. De este modo, la lectura que ellos llevan a cabo prescinde del “deletreo” como estrategia, ya que al principio su percepción global no se los permite, ocupándose entonces en la comprensión - que es lo más importante en este caso -, a través de estrategias como la predicción, la comprobación, la autoevaluación y corrección, etc.
Por este mismo motivo, conviene dejar sentada aquí la conveniencia de fomentar desde un comienzo estas estrategias cognitivas y metacognitivas de aprendizaje inicial, poniendo a los niños en situación de comprender y explorar el texto, a través de la lectura silenciosa, en vez de iniciar su alfabetización con el molesto deletreo: a su tiempo, en algún momento, ellos lo utilizarán espontáneamente cuando hayan entendido las reglas de funcionamiento del sistema.
Al igual que en el caso de la lectura, los niños hacen uso de lo que saben de la escritura para comunicarse, expresarse, o entretenerse, etc., valiéndose de su propia re - invención del lenguaje escrito. Por medio de este sistema recreado - que tiene sus propias reglas pero no por eso es menos exigente -, van aproximándose al sistema alfabético convencional para escribir, produciendo, experimentando y aprendiendo en un proceso que atraviesa por diversos periodos y etapas de desarrollo[4].
¿Cómo progresa esta adquisición? Las actividades espontáneas de lectura y escritura infantil nos revelan dos clases de aprendizajes:
1. Sobre las convenciones periféricas del sistema (horizontalidad, orientación, marcas, etc.)
2. Sobre el sistema alfabético como representación
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