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Proyecto Didáctico De Educación Para La Sexualidad


Enviado por   •  8 de Agosto de 2012  •  5.102 Palabras (21 Páginas)  •  635 Visitas

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FUNDAMENTACIÓN DEL PROYECTO

LA EDUCACIÓN PARA LA SEXUALIDAD EN NUESTRO LICEO

Teniendo en cuenta el concepto de sexualidad que hemos trabajado en este curso, como una dimensión integradora de la personalidad y un aspecto decisivo en el proceso de construirse como un ser humano integral (que abarca la salud, la ética, la ciudadanía, lo afectivo etc), puede resultar bastante compleja la evidente pregunta de ¿por dónde empezar?.

Muy probablemente ésta pregunta tenga una respuesta específica para cada uno de nosotros los educadores, de acuerdo a nuestra formación, a la asignatura de la cual provenimos, a nuestra personalidad, pero sobre todo a nuestra concepción de la educación.

El por qué y el para qué educamos no debería jamás dejar de ser el origen de cualquier práctica educativa, ya sea para crear una nueva Ley de Educación o para plantear el contenido más simple en la clase más cotidiana que tengamos en nuestro liceo.

Es innegable entonces que para que este nuevo espacio de Educación para la Sexualidad, la pregunta vuelva a reiterarse, esta vez con más fuerza, con mayor curiosidad, con la necesidad imperiosa de encontrar formas adecuadas y creativas para darle el lugar que se merece en el sistema educativo, un lugar que los adolescentes están pidiendo a gritos y para el cual, recién algunos educadores estamos encontrando caminos y transitando los primeros pasos.

En algunas ocasiones frente a problemas que se generan con los adolescentes, algunos docentes o la comunidad en general responden “eso siempre existió solo que ahora es más público” y tal vez sea verdad en algunos aspectos pero yo me pregunto: ¿hace apenas 5 años atrás nuestros alumnos disponían de una cámara de video tan fácilmente? ¿era natural que a los 15 años filmaran sus prácticas sexuales? ¿Era común que un chico de 15 años divulgara masivamente esas filmaciones? Sin temor a equivocarme puedo decir que no. La invasión de los masivos de comunicación, el mayor número de personas que acceden a Internet, que poseen cámaras digitales, celulares que filman, y la edad más temprana que acceden a estos medios masivos, nos ubica en un nuevo escenario educativo y nos propone nuevas preguntas: ¿ somos nosotros los educadores quienes debemos tomar cartas en el asunto? ¿O es la familia la única encargada de solucionar problemas como éste, realizar las denuncias correspondientes y recomponer las secuelas de los afectados?

Y entonces me planteo otra pregunta: ¿qué educación recibimos los padres para enfrentar estás situaciones con nuestros hijos? ¿Cómo abordarlas si la brecha es tan grande que no nos permite ni siquiera hablar de los temas básicos con respecto a la sexualidad? ¿con qué criterio abordamos esto los docentes si fuimos preparados para “enseñar una asignatura” y no para tener la confianza suficiente con nuestros alumnos, poder “ romper el hielo” y hablar abiertamente de estos temas?

Sin duda todas estas preguntas son muy complejas, abarcan muchas dimensiones, pero dejan en evidencia la necesidad de este espacio de educación para la sexualidad en el sistema educativo, también la premisa de que éste no puede ser exclusivo de un docente, si bien este puede ser el “orientador” del mismo. Estamos ante un cambio de “paradigma educativo” y hoy más que nunca todo docente debe preguntarse por los objetivos de la educación, reconocer las “anomalías” que tenemos en algunos aspectos, reconocer que estamos en plena “crisis educativa” y aunque el planteo parezca demasiado Khuniano, creo que este es el estado en el que se encuentra nuestro sistema educativo en la actualidad.

El aporte del pedagogo francés Philippe Meirieu en este aspecto, me parece importante ya que propone una reflexión crítica de nuestras prácticas docentes y un concepto de educación sumamente cuestionador y a la vez creativo, y puede brindarnos no solo a los educadores para la sexualidad, sino a cualquier educador, muchos nuevos conceptos para este “cambio de paradigma” que a mi juicio es estrictamente necesario para la educación del siglo XXI

Muchos conceptos del modelo de Meirieu son perfectamente aplicables a esta nueva realidad educativa por la que estamos transitando, la inclusión del concepto de “resistencia” me parece muy interesante y descriptivo, por ejemplo. Ambos, alumnos y docentes, ponemos “resistencia”. El alumno adolescente, ve inconscientemente en el docente, una “figura de poder” y es lógico que se resista a ella, dada las características de su edad. Por otro lado, el concepto enciclopedista de educación en el cual “ el docente todo lo sabe, todo lo puede” todavía sigue arraigado de una u otra forma en la comunidad educativa, por lo tanto, genera “resistencia” también en el docente, que se niega a ver al alumno como un ser que también puede enseñarle algo. Esta mutua resistencia es la primer barrera a sobrepasar en el acto educativo, al decir de Meirieu en el “momento pedagógico”, y me parece adecuada la palabra, ya que a veces sólo un “momento” de parar con nuestra omnipotencia y con nuestro correr detrás de un programa, puede ser la puerta de entrada al corazón de un alumno, y una vez encontrada esa “llave”, todo cambia en el escenario educativo y se hace más fácil. Un alumno que siente que su profesor es capaz de dejar su clase para dedicarse a su problema o al de su grupo, probablemente está más abierto al aprendizaje de esa asignatura que a las demás.

En algunos liceos del interior existe todavía el “profesor consejero”, que sirve de nexo entre los alumnos y los demás docentes o el director, (es elegido por los alumnos), y curiosamente en la mayoría de esas asignaturas el rendimiento de los alumnos es mejor. ¿No será este un ejemplo del rompimiento de la resistencia entre ambos?

También habla Meirieu de la “memoria pedagógica”, aspecto excesivamente necesario. En la educación no hay recetas, lo que es perfectamente aplicable a un grupo, es totalmente desmotivador para otro, de ahí la importancia de la constante revisión y crítica de nuestras prácticas educativas. Si lo que proponemos en una clase no funciona en la generalidad de los alumnos, hay un problema, y no es precisamente de ellos, debería entonces revisarse seriamente qué es lo que hace que no puedan captarlo, qué los desinteresa, y lo que es más, qué es lo que a nosotros mismos nos desinteresa y no nos permite hacerles sentir que es importante para su educación.

En ambos procesos anteriores, al decir de Meirieu, hay “indicios” que a través de su estudio y análisis nos permitirán ir viendo cuáles son las fallas, qué aspectos hay que cambiar, qué tipo de propuestas no dieron fruto, y cuáles

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