Tema : Comentarios a la duda humeana sobre el proceso de inferencia
Enviado por kevin987 • 18 de Mayo de 2017 • Ensayo • 1.416 Palabras (6 Páginas) • 193 Visitas
La utilidad y la justificación de la inferencia
Comentarios a la duda humeana sobre el proceso de inferencia
Curso Propedéutico en Teoría del Conocimiento
En la obra titulada Investigaciones sobre el conocimiento humano, el filósofo escocés David Hume (1711-1776) agrupa a “los objetos de la razón e investigación humana” en dos categorías fundamentales: a) las “relaciones de ideas”, que incluyen a toda afirmación acerca de objetos abstractos que es intuitiva o demostrativamente cierta o falsa, y b) las cuestiones de hecho o proposiciones sobre cosas concretas y reales, cuya veracidad o falsedad no puede determinarse con certitud plena. A diferencia de los objetos de la primera categoría, los de la segunda son incognoscibles desde la perspectiva racional, siendo su comportamiento esencialmente impredecible.
En términos generales, la obra de Hume se inscribe en un conjunto de propuestas epistemológicas que, en el periodo de la Ilustración, buscaron establecer los criterios y métodos que conducen al conocimiento verdadero. Su trabajo destaca, en este contexto, por un cuestionamiento sistemático a la calidad racional del proceso de conocimiento enfocado en "cuestiones de hecho". Así, apelando a la duda escéptica, el filósofo trató de elucidar la naturaleza de la “evidencia que nos asegura cualquier existencia real", con el propósito inmediato de determinar las limitaciones del entendimiento humano como condición necesaria para la erección de un saber “más completo y satisfactorio”. Cabe agregar que el autor defiende la tesis de que la experiencia es la única fuente de conocimiento de cuestiones de hecho.
Un elemento constitutivo del conocimiento de cuestiones de hecho es, a juicio de Hume, la concepción de nociones de causalidad. Éstas consisten, nos dice Hume en el apartado I de la sección IV de la obra citada, en cualidades que el sujeto cognoscente le atribuye a los objetos con base en su experiencia, y no en las relaciones reales de los objetos con su entorno. En el apartado II, por otra parte, intenta demostrar el carácter irracional de las inferencias que se desprenden de las propiedades de causa-efecto atribuidas a los objetos. Nuestro objetivo en el presente trabajo consiste en cuestionar, desde la perspectiva de la utilidad, esta última proposición del filósofo escocés.
Hume sostiene que los argumentos esgrimidos por los seres humanos sobre objetos reales y concretos, derivan de la observación reiterada de sus propiedades perceptibles y de su comportamiento en el mundo. Es a partir de dicha percepción que asociamos objetos diferentes por mostrar cualidades semejantes, asumiendo que su comportamiento es el mismo en toda circunstancia y en todo lugar, en la medida en que responden a la misma causa. Nótese que para el autor, el elucidar la causa de algo es razón suficiente para determinar su devenir futuro.
El problema radica, entonces, en la no posibilidad de demostrar, de manera lógica o intuitiva, el valor de verdad de una inferencia, entendida como la operación del entendimiento por medio de la cual el hombre establece proposiciones universales partiendo de proposiciones particulares. Para el autor, el conocimiento universal y general sobre cuestiones de hecho no puede ser verdadero por dos razones fundamentales: a) no existen poderes ocultos, principios trascendentes o causas últimas que determinen el devenir de los objetos, y b) las predicciones formuladas sobre el comportamiento de un grupo de objetos no descansan en su en su identidad fáctica, sino en su semejanza aparente. Veámoslas:
a) Negación de principios trascendentes. El autor niega la existencia de esencias en las cosas que determinen su trayectoria futura argumentando, entre otras cosas, que las cualidades perceptibles de los objetos no son suficientes para concluir que responden a principios eternos, además de que su comportamiento de facto no es del todo regular.
Si bien es correcta la apreciación anterior, Hume pierde de vista que nuestros juicios generales parten no de la observación de las cualidades perceptibles de objetos aislados, sino de la manera en que dichas propiedades condicionan la forma en que dichos objetos interactúan con su entorno. La causalidad, bajo esta premisa, no tiene un sentido ontológico, sino que explica los efectos potenciales que un objeto con determinadas características materiales puede generar si se somete o es sometido a circunstancias específicas. Y es que el conocimiento de cuestiones de hecho debe ser sensible no sólo al hecho en sí, sino al contexto, dinámico y complejo, en el que éste se manifiesta. La inferencia, por tanto, no apela necesariamente a causas últimas ni es por definición arbitraria. Sí, en efecto, es fruto de la experiencia pero no de la experiencia con objetos aislados, sino de la experiencia con realidades totalizantes.
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