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MEJORA CONTINUA DE LA EDUCACIÓN


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2019  •  Ensayo  •  2.215 Palabras (9 Páginas)  •  514 Visitas

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La mejora continua de la educación

La educación es un proceso que deberá concebirse en todo momento como un proceso inacabable, que siempre está en continuo proceso de cambio, si es que esta ha de ser funcional y práctica. Desde principios del siglo pasado en México, se han sucedido una serie de reformas que han intentado lograr este cometido, sin embargo ha sido escaso el resultado real de estos intentos. En lo personal, estoy seguro que tan anhelada mejora no sucederá de afuera hacia adentro, a través de métodos deductivos, sino que deberá darse a la inversa, partiendo de cada centro escolar como eje de cambio.

Es conveniente entender el proceso de cambio como un trabajo a través del tiempo, ya que no puede darse de la noche a la mañana. Esto nos lleva a tener una visión doble de la situación: por un lado, necesitamos pensar que las reformas a nivel nacional deberán ser ajustadas a cada centro de trabajo en particular, pero también dejar de considerar al aula como el protagonista del cambio; esto quiere decir que el trabajo en el aula deberá dejar de ser así para convertirse en una labor de alcances extraáulicos, que tenga impacto en la comunidad y lograr que la misma se sienta parte del proceso educativo. Sin duda que esto logrará que el trabajo de la mejora continua sea más real y se convierta en una necesidad de toda la población. Deberá hacer germinar en la mente de todos, la idea de que la comunidad no es el mundo entero y que las exigencias del mundo exterior a la comunidad suele manejar exigencias que pocos están aptos para superar y de ahí hacer sentir la importancia de la necesidad de ser mejores.

En la Segunda Conferencia Mundial sobre Educación, celebrada en París, (UNESCO, 2009) se ratifica que la mundialización y el amplio acceso a esta enseñanza plantean un desafío a su eficacia, poniendo de relieve la necesidad de establecer sistemas nacionales de acreditación de estudios al promover la creación de redes entre las instituciones y fomentar una cultura de calidad en ellas.

De acuerdo a lo anterior, se puede notar que dichas redes de colaboración son inexistentes aún en México, lo que no permite la fluidez de las experiencias que pueden coadyuvar en el colectivo magisterial nacional; aunado a esto, viene de la mano el escaso o nulo interés de los docentes por hacer un trabajo de calidad.

Dentro de la misma Ley de Educación (Federación, 2013) se estipula que las autoridades educativas federal, locales y municipales, en el ámbito de sus atribuciones, deberán ejecutar programas y acciones tendientes a fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas, además agrega fracciones importantes tendientes a mejorar la planeación como: El uso de la evaluación como un mecanismo de retroalimentación para la mejora continua de cada ciclo escolar; que el desarrollar una planeación anual de actividades, con metas verificables y puestas en conocimiento de la autoridad y la comunidad escolar; finalmente, hace hincapié en que el administrar en forma transparente y eficiente los recursos que reciba para mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos y propiciar condiciones de participación para que alumnos, maestros y padres de familia, bajo el liderazgo del director, se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta.

Esta disposición nos dice mucho acerca de la postura inicial en cuanto a que los centros escolares son los ejes principales para lograr las mejoras que deben permanecer de forma continua en el ámbito educativo, pero queda claro que es un trabajo conjunto de los niveles de gobierno y todos los actores educativos, llámense docentes, padres de familia y alumnos. Es imprescindible comprender que si esta red de ayuda no existe, difícilmente se podrán obtener resultados tan solo con los ‘buenos deseos’. Al estar legislado el punto anterior, llegamos a plantearnos la interrogante de por qué si está este asunto regulado por una ley, ¿Por qué entonces no se le da la importancia constitucional que debe tener? Posiblemente nos respondamos que debido a los malos manejos, el alto nivel de corrupción que impera en nuestro país, la falta de interés por parte de los actores educativos y hasta las esferas más bajas de este cuadro, no permiten que se llegue al punto medular y encontrar las soluciones más adecuadas. Considero que la solución, como se aseguró al principio, está en cada uno de los agentes implicados, no en manos de una autoridad máxima nacional, puesto que todos tenemos la capacidad de aportar algo, por mínimo que sea, para conseguir resultados y México sea mejor.

Para que este trabajo esté debidamente guiado, el autor (Manes, 2005) presenta las claves para iniciar el proceso de mejora continua hacia la calidad y excelencia educativa que son las siguientes.

1.- La dirección de la institución educativa se debe sentirse realmente convencida de que es posible mejorar la gestión institucional.

2.- El camino más apropiado para obtener el compromiso hacia el proceso de mejora continua de todos los miembros de la institución es propiciar una gestión participativa basada en un efectivo sistema de comunicaciones.

3.- Los individuos que anteponen sus intereses personales a los institucionales o sabotean los procesos de cambio, no son aptos para alcanzar los objetivos de mejora continua.

4.- El proceso de Mejora debe instalarse formalmente en la institución educativa, respetándose los beneficios pactados con los colaboradores para mantener los estándares definidos de calidad.

5.- La prevención debe ser responsabilidad de todos los miembros de la institución en un marco de desarrollo organizacional orientado a mejorar la productividad educativa.

Sin duda alguna que estas claves, al seguirse puntualmente colaborarán en el logro de los objetivos que como centro de trabajo se tengan. Para alcanzar estas metas es indispensable realizar comparaciones con cambios hechos previamente y de ese modo visualizar lo logrado.

Un punto clave a considerar en la actualidad en los centros educativos es la evaluación y la autoevaluación, incluso la coevaluación, puesto que es bien sabido que lo que no se mide, es imposible de evaluar. Sin evaluación no hay comprobación de avances o retrocesos. Esta herramienta viene a convertirse en un verdadero ‘termómetro’, por decirlo de alguna manera. Cuando hay coevaluación se puede mejorar entre pares e incluso en todo el colectivo de trabajo. Para fundamentar mejor esta parte, es conveniente citar a (Bellon & al., 2012) quien menciona que ‘resulta importante que los centros educativos se autoevalúen y den cuenta de sus resultados y de sus procesos, de tal manera que cada vez sea mejorar dicho proceso evaluativo y de diagnóstico; es decir, que integren la evaluación institucional como parte de su cultura propia y natural. Se considera la autoevaluación como instrumento de mejora y se sugiere sea abordado como instrumento de reflexión y análisis de la práctica así como de desarrollo profesional e institucional. La autoevaluación, por tanto, debe estar orientada a la mejora efectiva de la práctica educativa’.

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