Objetivos Y Procesos

Objetivos y procesos

¿Qué define al voluntariado?

Escrito por Chacón, F., & Vecina, M. L.

Cuando hablamos de voluntariado nos estamos refiriendo a:

Conductas de ayuda, que benefician a otras personas.

Conductas planificadas, no espontaneas.

Conductas no obligadas, que nacen de la elección libre.

Conductas no remuneradas en términos económicos.

Conductas que tienen lugar en el contexto de organizaciones formalmente constituidas sin ánimo de lucro.

El prototipo de voluntario/a podría ser por tanto el siguiente:

“Una persona que, después de un proceso de reflexión individual, elige libremente prestar de forma continuada algún tipo de ayuda o servicio a otras personas, que en principio son desconocidas, sin recibir ni esperar recompensa económica alguna por ello y en el contexto de una organización formalmente constituida sin ánimo de lucro”.

Además, será más probable que alguien que cumple estos requisitos sea percibido como voluntario si los costes que supone su actuación son mayores que los beneficios en el nivel de análisis conductual, y esto independientemente de la satisfacción interior que extraiga de dicha actuación, aunque suponemos que debe ser suficientemente elevada para justificar el inicio y el mantenimiento de la conducta.

(Cnaan, Handy y Wadsworth, 1996; Omoto y Snyder, 1995; Penner, 2002; Smith, 1981; Stebbins, 1996; Vecina, 2001)

El voluntariado en nuestro contexto socio-político

Escrito por Chacón, F., & Vecina, M. L.

El concepto de ciudadano es históricamente el fundamento de derechos universales de tipo civil, político y social. Uno de estos derechos se refiere a la participación en la vida pública, en aquellos asuntos que repercuten en las vidas de las personas. El ciudadano moderno, además, aspira a la autonomía y a la realización de un proyecto vital en el que pueda desarrollar sus potencialidades, pero ni una cosa ni la otra han alcanzado niveles de realidad aceptables, o al menos en nuestra sociedad aspiramos a más.

El marco normativo vigente en España ofrece múltiples cauces para hacer efectiva la participación de los ciudadanos (trámites de audiencia, iniciativa popular para presentar propuestas de ley, consejos, asociaciones, etc.) y garantiza condiciones básicas para poder alcanzar niveles óptimos de bienestar (derecho a la sanidad, a la educación, a prestaciones sociales, etc.). Sin embargo, las personas no ejercen plenamente sus derechos. Crece día a día la apatía respecto a los asuntos políticos, la abstención en los comicios electorales, la indiferencia hacia los problemas de los demás, etc.

En este contexto socio político, el voluntariado, que se configura en España como un reciente fenómeno social, puede servir para materializar una realidad por todos deseada. El voluntariado es un tipo de participación social que se define, con relativo consenso entre los autores, como el ejercicio de conductas de ayuda planificadas, que se prolongan en el tiempo y que tienen lugar en el contexto de organizaciones formalmente constituidas sin ánimo de lucro (Penner, 2002). Es precisamente su ubicación en organizaciones lo que transforma inquietudes individuales de carácter altruista en acciones sociales y lo que le otorga un gran potencial de transformación social. Conocer los mecanismos que sostienen este tipo de participación social permitirá potenciar los indudables beneficios psicológicos individuales que se producen en los actores y también los beneficios sociales en términos de articulación del tejido social y de construcción del sentido de ciudadanía al que hoy se aspira como derecho.

Procesos implicados en la gestión de programas de voluntariado

Los complejos procesos que permiten abarcar específicamente cada una de las fases que llevan a la consecución de los objetivos planteados pueden agruparse en dos, uno que se distribuye longitudinalmente y que, por tanto, contempla todas las fases de un programa de voluntariado: captación, selección, formación y supervisión, y otro transversal a todas ellas, y que busca en cada momento garantizar la permanencia del voluntariado incidiendo en su satisfacción.

El proceso longitudinal tiene como objetivo final garantizar la eficacia de las intervenciones de los voluntarios, y para ello el gestor debe planificar varias fases con objetivos específicos:

Captación de voluntarios, cuyos objetivos son, por un lado, incorporar un número suficiente de voluntarios a los programas de la organización, y por otro, incorporar al tipo de voluntariado que permita satisfacer mejor las necesidades planteadas.

Selección de voluntarios, cuyo objetivo es descartar a quienes claramente no pueden desarrollar una labor voluntaria, fundamentalmente porque causarían daños a terceros, o a sí mismos.

Formación

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