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Trabajo de linguistica


Enviado por   •  15 de Abril de 2019  •  Trabajo  •  1.835 Palabras (8 Páginas)  •  233 Visitas

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Como seres humanos, estamos en constante contacto con nuestro lenguaje, aquel que nos permite expresarnos con los integrantes de una comunidad. Pero, alguna vez, nos preguntamos ¿qué es el lenguaje?; podríamos contestar que es un sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse (estudiado por la perspectiva semiótica), una capacidad propia del ser humano que se desarrolla innatamente (perspectiva biológica) o que:

“el lenguaje es un don exclusivamente humano, esencial para nuestra experiencia de ser humanos. El reconocimiento del papel que desempeña en la construcción de nuestra vida mental nos acerca un paso más a la comprensión de la propia naturaleza de la humanidad.” (Boroditsky, 2010; 137).

Esta cita de Boroditsky refleja la última perspectiva que estudia al lenguaje, la perspectiva cultural y es en ella en la cual nos centraremos para explicar nuestro objetivo que se basa en demostrar, de manera moderada, que el lenguaje sí influye en el pensamiento de los seres humanos. Para comprobar esta idea, utilizaremos la hipótesis de Sapir- Whorf (tanto el aspecto radical como el moderado), y trabajaremos con los textos de Lera Boroditsky ¿Cómo configura el lenguaje nuestra forma de pensar?, John Lyons Introducción al lengua y a la lingüística. “Lengua y cultura”, y El instinto del lenguaje de Steven Pinker.

El trabajo estará dividido en dos apartados: “Lenguaje, pensamiento y cultura, ¿están conectados?” y “Si se aprende otra lengua, ¿uno puede cambiar su forma de concebir el mundo?”, por último, expondremos la conclusión.

Lenguaje, pensamiento y cultura, ¿están conectados?

Teniendo en cuenta la cita de Boroditsky utilizada en la introducción, podemos argumentar que la perspectiva cultural considera al lenguaje como un constructo social, es decir, un artefacto utilizado por los hablantes de todo el mundo (según la lengua que hablen)  que lo emplean para comunicarse entre sí. Sin embargo, no existe solo una lengua, hay alrededor de 7000 (siete mil) lenguas habladas que podrían determinar la manera de pensar de cada individuo. En este párrafo damos cuenta la gran diversidad lingüística que tenemos en el planeta.

La idea de que el lenguaje cambia el pensamiento de los hablantes viene desde hace tiempo, y existe una hipótesis postulada por Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf como lo explicamos en la introducción del trabajo. Dicha hipótesis presenta dos posturas, la más radical puede describirse como:

         “estamos, en todos nuestros pensamientos y para siempre, ‘a merced de la lengua que ha venido a convertirse en el medio de expresión de [nuestra] sociedad’, pues no podemos sino ‘ver y oír, y en todo caso sentir’, en función de las categorías y distinciones codificadas en la lengua…” (Lyons, 1984 [1981]; 264)

En otras palabras, para Sapir y Whorf la lengua influye en su totalidad en el pensamiento y en la forma de concebir el mundo que tienen las personas. Por ejemplo, para los autores, dos personas que hablan diferentes lenguas maternas, tienen distintos procesos de cognitivos, es decir, van a categorizar los mismos objetos de diversas formas. En su versión más moderada, la hipótesis afirma que el lenguaje podría llegar a tener una incidencia en el pensamiento, pero no de una manera absoluta. Es esta última versión en la cual nos vamos a apoyar para argumentar nuestro punto de vista, puesto que la hipótesis radical fue muy cuestionada y no hay una certeza completa de lo que postula. Un ejemplo que podemos utilizar para demostrar dicha incidencia, es uno de los experimentos que realizó Boroditsky con hablantes del alemán y el español, para dar cuenta cómo estas lenguas difieren en el género gramatical y por ende, influyen en su pensamiento. Para ello se les pidió que describieran objetos de género opuesto, por ejemplo  “llave”  (palabra masculina en alemán y femenina en español), los alemanes utilizaron palabras como: “duro”, “pesado”, “irregular”, “dentado” y “útil”; mientras que los españoles la definieron como “dorada”, “complicada”, “pequeña”, “bonita” y “brillante”; lo mismo sucedió con la palabra “puente” (femenina en alemán y masculina en español). Lo que nos lleva a preguntarnos, si la lengua de dichos hablantes influye en su pensamiento o no. La autora plantea que:

“El hecho de que incluso singularidades de la gramática, como el género gramatical, puedan afectar a nuestro pensamiento es de mucha importancia. Estas peculiaridades impregnan toda la lengua; el género, por ejemplo, se aplica a todos los nombres, lo cual significa que afecta al modo en que las personas conciben cualquier cosa que se pueda designar con un nombre.” (Boroditsky, 2010; 145)

Por ende, podríamos argumentar que, las palabras utilizadas por los españoles y alemanes para el género femenino, son usadas para todos los objetos de dicho género; por ejemplo para la mujer; seguramente ellos piensen que una dama es “complicada”, “bonita” y “brillante”. De esta forma, veríamos la incidencia del lenguaje en el pensamiento de ambas comunidades lingüísticas.

Contrariamente a esta visión, podemos incorporar a Steven Pinker y su rechazo hacia esta hipótesis mencionada anteriormente. El autor, al estar a favor de una perspectiva biológica es decir, el lenguaje como instinto del ser humano, capaz de desarrollarse sin interaccionar en una cultura con otros hablantes,  afirma que el lenguaje no afecta el modo de ver el mundo. Al tomar esta idea, podríamos decir que el ser humano, biológicamente, nace con un aparato fonador capaz de producir sonidos; sin embargo, la cultura es quien nos hace adquirir el lenguaje, la convivencia con otras personas que ya manejan dicho proceso psicológico superior. Es aquí el momento en el cual Boroditsky se vuelve esencial para nuestro trabajo, ya que el mismo, se centra en la perspectiva cultural pero apoya de cierto modo la biológica (aunque no se haga mucho énfasis en ella). Pero, ¿por qué sugerimos que Boroditsky es fundamental para nuestro trabajo y para demostrar que el lenguaje podría  incidir en el pensamiento? y ¿Por qué expresamos que es gracias a la cultura que adquirimos este don específicamente humano que nos haría determinar nuestra manera de pensar? Estos interrogantes se pueden contestar con el ejemplo de un niño llamado Víctor de Aveyron, el pequeño fue encontrado en enero del año 1800 por tres cazadores en un bosque francés. El mismo aparentaba tener unos once o doce años y fue entregado a una viuda para que cuidara de él; al cabo de unas semanas, logró escaparse para retornar a las montañas, sin embargo, volvió a ser capturado y llevado al hospital Saint- Affrique y luego a Rodez.

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