EDUCACIÓN COMO ESTRUCTURA Y COMO CONTENIDO
Enviado por Rafaelsolares • 4 de Septiembre de 2012 • 1.397 Palabras (6 Páginas) • 3.247 Visitas
EDUCACIÓN COMO ESTRUCTURA Y COMO CONTENIDO.
La educación liberal
En su origen, la idea de una educación liberal se halla indisolublemente unida al ideal de personas libres y con tiempo para estudiar. En esencia se trata pues del ideal de una educación no-utilitaria, donde la libertad humana es el fin de la educación y la educación el medio de esa libertad. Una educación sustentada en los más altos ideales de una cultura, al mismo tiempo que en sus más valiosas tradiciones; dirigida a entrenar una élite gobernante de ciudadanos activos; empeñada en dar una formación general que un autor ha resumido como de filósofos y oradores. Las artes liberales así entendidas habrían sido el paradigma de la educación ateniense, en estrecha conexión con el código de valores y la visión de mundo de la aristocracia jónica. Luego, a lo largo de la historia, en diferentes épocas, este ideal mantiene su impronta; tanto el modelo de una formación virtuosa como su sustento material en una clase social en situación de ocio gracias al trabajo de las clases serviles.
Los defensores de la educación liberal se remontan al siglo XIX cuando John Henry Newman publica su libro Idea de la Universidad, un clásico para cualquier estudioso de la educación superior, Newman distinguía entre dos clases de conocimiento: el que conducía a resultados prácticos y tangibles como la construcción de una casa o de una máquina, y aquel que se justificaba por sí mismo, cuyo fin era el conocimiento por el placer del conocimiento mismo o, como lo enfatizaba Newman “sólo el conocimiento liberal se basa en su propio propósito y, por lo tanto, es independiente de sus consecuencias.” Esta línea de pensamiento supone que una mente cultivada tiene la capacidad para argumentar en forma lógica, para practicar la inducción y la deducción, para distinguir entre las creencias y los razonamientos; para desarrollar criterios teóricos que permitan comparar entre posiciones y doctrinas contradictorias.
En síntesis, hablamos de un hombre culto para quien el conocimiento no tiene por qué plasmarse necesariamente en la práctica, sino que se basta a sí mismo y toma placer en ello. Para Newman el conocimiento instrumental debía fundamentarse en el conocimiento liberal y, por lo tanto, lo instrumental debía estudiarse con posterioridad.
Esta concepción, al completarse con la tradición alemana de Wilhelm von Humboldt, conformó la vida universitaria europea desde mediados del siglo XIX hasta los años setenta del siglo pasado y sirvió de base a la universidad norteamericana desde finales del siglo XIX hasta los inicios de la segunda guerra mundial. Tanto en Europa como en Norteamérica, la idea liberal de los estudios universitarios se ha visto amenazada por la creciente especialización. Esto tiene, sin duda, un lado positivo: ha permitido vincular la educación superior con su entorno y en especial con el mundo laboral. Sin embargo, ha transformado el profesional universitario, con escasas excepciones, en un ser humano muy alejado de aquel hombre cultivado con quien soñaba Newman.
De allí que la idea de la educación liberal buscara renacer a través de cursos especiales, acordes a estos antiguos ideales. Surgen entonces, primero en Estados Unidos y posteriormente en la mayoría de los países europeos y en algunos países asiáticos, una diversidad de programas de estudios liberales. Por lo tanto, no es arriesgado afirmar que los estudios liberales son, fundamentalmente, una invención
norteamericana. Su inicio se remonta al programa de “Los grandes libros” que inició la Universidad de Columbia en los años veinte y se extendió en los años treinta a la Universidad de Chicago. Luego, a partir de 1945, proliferan estos programas en los Estados Unidos, tanto en las universidades de mayor prestigio, como en pequeños colleges dedicados exclusivamente a este tipo de estudios. En la mayoría de estas universidades, aún hoy, la educación liberal se concentra en un seminario central sobre “los grandes libros” que abarca desde los clásicos griegos y latinos, pasando por Dante, Cervantes, Montaige, Shakespeare y Goethe, hasta la obra de los pensadores y científicos más influyentes de la modernidad como Newton, Darwin y Freud.
La verdadera formación integral intenta lograr no sólo la adquisición de conocimiento en distintas disciplinas, sino que su objetivo básico es el desarrollo intelectual, ético, estético y crítico de la persona. Siguiendo la tradición del Cardenal Newman,
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