La estructura de las revoluciones científicas- Kuhn
Enviado por Camila Tuninetti • 1 de Noviembre de 2016 • Resumen • 4.956 Palabras (20 Páginas) • 325 Visitas
La estructura de las revoluciones científicas – Kuhn
I - Introducción: un papel para la historia
Se considera a la historia como algo más que un depósito de anécdotas, puede producir una transformación decisiva de la imagen que tenemos actualmente de la ciencia. Esa imagen fue traza por los científicos que se encuentran en las lecturas clásicas.
un concepto de ciencia que se obtenga de ellos no tendrá más probabilidades de ajustarse al ideal que los produjo, que la imagen que pueda obtenerse de una cultura nacional.
Tratamos de demostrar que hemos sido mal conducidos por ellos en aspectos fundamentales. Su finalidad es trazar un bosquejo del concepto absolutamente diferente de la ciencia que puede surgir registros históricos de la actividad de investigación misma .
Sin embargo ese nuevo concepto no surgiría si continuáramos buscando y estudiando los datos históricos con el único fin de responder a las preguntas planteadas por el estereotipo no histórico que procede de libros de textos científicos.
El resultado ha sido un concepto de la ciencia con profundas implicaciones sobre su naturaleza y su desarrollo.
Si la ciencia es constelación de hechos, teorías y métodos reunidos en los libros de textos actuales, entonces los científicos son hombres que, se han esforzado en contribuir con alguno que otro elemento a esa constelación particular. El desarrollo científico se convierte en el proceso gradual mediante el que esos conceptos han sido añadidos, solo y en combinación, al caudal creciente de la técnica y de los conocimientos científicos, y la historia que relata y registra esos incrementos sucesivos y los obstáculos que han inhibido su acumulación.
Durante los últimos años, unos cuantos historiadores de la ciencia han descubierto que les es cada vez más difícil desempeñar las funciones que el concepto del desarrollo por acumulación des asigna. Quizás la ciencia no se desarrolla por medio de la acumulación de descubrimientos e inventos individuales.
Esos mismos historiadores se enfrentan a dificultades cada vez mayores para distinguir el componente “científico” de las observaciones pasadas, y las creencias de lo que sus predecesores se apresuraron a tachar de “error” o “superstición”.
En principio, las teorías anticuadas no dejan de ser científicas por el hecho de que hayan sido descartadas. Sin embargo, dicha opción hace difícil poder considerar el desarrollo científico como un proceso de acumulación.
El resultado de todas las dudas y dificultades es una revolución historiográfica en el estudio de la ciencia, una revolución que se encuentra todavía en sus primeras etapas.
Algunos historiadores de las ciencias han comenzado a plantear nuevos tipos de preguntas y a trazar líneas diferentes de desarrollo para las ciencias que, nada tiene de acumulativas. En lugar de buscar las contribuciones permanentes de una ciencia más antigua a nuestro caudal de conocimientos, tratan de poner de manifiesto la integridad histórica de esa ciencia en su propia época. Ejm. no se hacen preguntas respecto a la relación de las opiniones de Galileo con las de la ciencia moderna, sino sobre la relación existente entre sus opiniones y las de su gripo, sus maestros, contemporáneos y sucesores inmediatos en la ciencia.
La ciencia no parece en absoluto la misma empresa discutida por los escritores pertenecientes a la antigua tradición historiográfica. Por implicaciones al menos, esos estudios históricos sugieren la posibilidad de una imagen nueva de la ciencia.
¿Qué aspecto de la ciencia será el más destacado durante ese esfuerzo? El primero es el de la insuficiencia de las directrices metodológicas, para dictar, por si mismas, una conclusión substantiva única a muchos tipos de preguntas científicas.
Debemos notar que las primeras etapas de desarrollo la mayoría de las ciencias se han caracterizado por una competencia continua entre serie de concepciones distintas de la naturaleza, cada una de las cuales se deriva parcialmente de la observación y del método científicos y hasta, cierto punto, todas era compatibles con ellos, Lo que diferenciaba a esas escuelas no era uno u otro error de método, sino lo que llegaremos a denominar sus modos inconmensurables de ver el mundo y de practicar en él las ciencias.
La observación y la experiencia pueden y deben limitar drásticamente la gama de las creencias científicas admisibles o, de lo contrario, no habría ciencia.
Un elemento arbitrario, compuesto de incidentes personales e históricos, es siempre uno de los ingredientes de formación de las creencias sostenidas por una comunidad científica dada en un momento determinado.
Este elemento arbitrario no indica que cualquier grupo científico podría practicas su profesión sin un conjunto de creencias recibidas.
Cuando examinemos la ciencia normal (en las secciones III, IV, V) nos gustaría describir esta investigación como una tentativa tenaz y ferviente de obligar a la naturaleza a entrar en los cuadros conceptuales proporcionados por la educación profesional. Al mismo tiempo, podemos preguntarnos si la investigación podría lleva ese a cabo sin esos cuadros, sea cual fuere el elemento de arbitrariedad que forme parte de sus orígenes históricos.
Ese elemento de arbitrariedad se encuentra presente y tiene también un efecto importante en el desarrollo científico.
La ciencia normal, la actividad en que, inevitablemente, la mayoría de los científicos consumen casi todo su tiempo, se predica suponiendo que la comunidad científica sabe cómo es el mundo. Gran parte del éxito de la empresa se debe a que la comunidad se encuentra dispuesta a defender esa suposición.
Cuando la profesión no puede pasar por alto ya las anomalías que subvierten la tradición existente de prácticas científicas, se inicia las investigaciones extraordinarias que conducen por fin a la profesión a un nuevo conjunto de compromisos, una base nueva para la práctica de la ciencia, Los episodios extraordinarios en que tienen lugar esos cambios de compromiso profesionales son los que se denominan Revoluciones Científicas. Son los complementos que rompen la tradición en la que está ligada la actividad de la ciencia normal.
Los ejemplo más evidentes de revoluciones científicas son lo episodios famosos del desarrollo científico que, han sido llamados anteriormente revoluciones.
Cada una de las revoluciones científicas necesitaba el rechazo, por parte de la comunidad, de una teoría científica antes reconocida, para adoptar otra incompatible con ella. Cada una de ellas producía un cambio consiguiente en los problemas disponibles para el análisis científico y en las normas por las que la profesión determinaba que debería considerarse como problema admisible o como solución legitima de un problema.
Eso cambios, junto con las controversias que los acompañan casi siempre son las características que definen las revoluciones científicas.
Esas características surgen, por ejemplo, de un estudio de la revolución de Newton o de la de la química.
La invención de otras nuevas teorías provoca, de manera regular y apropiada, la misma respuesta por parte de algunos de los especialistas cuyo especial campo de competencia infringen. Para esos hombres, la nueva teoría implica un cambio en las reglas que regían la práctica anterior de la ciencia normal.
Su asimilación requiere la reconstrucción de teoría anterior y la reevaluación de hechos anteriores; un proceso intrínsecamente revolucionario y que nunca tiene lugar de la noche a la mañana.
Los principios que rigen la ciencia normal solo especifican que tipos de entidades contiene el Universo, sino también, por implicación, los que no contiene.
Los hechos y las teorías científicas no son categóricamente separables, excepto quizá dentro de una tradición única de practica científica normal.
El mundo científico es transformado desde el punto de vista cualitativo y enriquecido cuantitativamente por las novedades fundamentales aportadas por hecho o teoría.
Continuare hablando incluso de los descubrimientos como revolucionarios, porque es precisamente la posibilidad de relacionar su estructura con la de, por ejemplo, la revolución de Copérnico, lo que hace que la concepción amplia me parezca tan importante.
Con demasiada frecuencia, decimos que la historia es una disciplina puramente descriptiva. Sin embargo, las tesis que hemos sugerido son, a menudo, interpretativas y, a veces, normativas. Además, muchas de mis generalizaciones se refieren a la sociología o a la psicología social de los científicos.
¿Cómo podría dejar de ser la historia de la ciencia una fuente de fenómenos a los que puede pedirse legítimamente que se apliquen las teorías sobre el conocimiento?
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