Planificacion
Enviado por VANESSAGAR • 24 de Abril de 2013 • 6.791 Palabras (28 Páginas) • 236 Visitas
Antecedentes históricos:
Antes de la instauración de la Unión Soviética, el antiguo Imperio Ruso era un régimen autocrático y represivo bajo el reinado zarista. En el siglo XIX mientras una parte de Europa vivía la Revolución Industrial, el zar Alejandro II promulgaba la abolición de la servidumbre, una muestra de la debilidad del régimen feudal aún existente. No fue hasta finales del siglo XIX cuando la industria rusa comenzó su desarrollo. Pero mientras la industria, las ciudades, la cultura y la clase obrera crecían y evolucionaban, el antiguo orden social y político seguía estancado. En 1905 tuvo lugar la primera intentona revolucionaria tras la derrota rusa ante Japón. Las protestas y huelgas fueron duramente reprimidas por el Zar, así como los órganos de poder independientes creados por trabajadores y campesinos: los sóviets. Esta dura reacción marcó la ruptura entre el antiguo régimen y las nuevas clases sociales nacidas de la industrialización. En 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la economía e instituciones rusas eran arcaicas. Su producción industrial en 1913 era un tercio que la de Francia y sólo un 7% que la de Estados Unidos. En muchos lugares de Rusia las técnicas agrícolas se mantenían a niveles del siglo XVII y los deficientes transportes impedían cualquier industrialización a gran escala. La escasez de capital llevaba al país a estar en la práctica dominado por manos extranjeras, poseyendo más de la mitad de las acciones de todas las empresas rusas. Las continuas y duras represiones del régimen provocaban constantes revueltas urbanas, insurrecciones campesinas y ataques terroristas. La entrada del país en la Primera Guerra Mundial y las constantes derrotas, con la pérdida de millones de soldados rusos, no hicieron sino empeorar la situación del país. Tras tres años de guerra la situación para campesinos, obreros y soldados era crítica, produciéndose la denominada Revolución de febrero, que derrocó al régimen zarista e instauró una democracia burguesa. Con la caída de la monarquía se abrió en Rusia un periodo de euforia y optimismo, descrito por el historiador francés Marc Ferro de esta forma:
En Moscú, los trabajadores obligan a su patrón a aprender las bases del futuro derecho obrero; en Odesa, los estudiantes dictaban a su profesor el nuevo programa de historia de las civilizaciones; en Petrogrado, los actores sustituyeron a su director de teatro y escogieron el próximo espectáculo; en el ejército, los soldados invitaban al capellán a sus reuniones para que este diera sentido a sus vidas. Incluso los niños menores de catorce años reivindicaban el derecho de aprender boxeo para hacerse escuchar ante los mayores. Era el mundo al revés
Pero pronto la lentitud del nuevo gobierno y su negativa a finalizar la guerra provocaría la alineación de la población con los sóviets revolucionarios al grito de: ¡Todo el poder a los sóviets! En octubre, en la llamada Revolución de Octubre los bolcheviques se adueñaron unilateralmente del poder, instaurando el primer régimen autodenominado socialista de la historia. Rápidamente se firmó la Paz de Brest-Litovsk que supuso la salida del país de la Primera Guerra Mundial. Harold Laski describiría en los años 30 al nuevo régimen de la siguiente forma:
Si el liberalismo económico y político retrocede en los países capitalistas, desaparece completamente en la sexta parte de la tierra, donde la revolución rusa (...) es la primera etapa de una transformación fundamental de los principios sociales de la civilización occidental
La instauración del nuevo gobierno representó una gran esperanza de cambio para millones de obreros europeos (véase Revolución de noviembre) pero también la reacción de la antigua clase dirigente y sus antiguos países aliados, que desencadenó la Guerra civil rusa y la intervención extranjera en Rusia.
PLANIFICACION EN LA USRR A PARTIR DE LA IMPLANTACION DEL SOCIALISMO:
Con el establecimiento definitivo del nuevo régimen, los jefes bolcheviques comprendieron la necesidad de un periodo de transición que permitiera cerrar las heridas causadas por la guerra civil y la Primera Guerra Mundial y preparar a la población para el socialismo. Durante la guerra y la revolución, las medidas adoptadas habían ido dirigidas a la satisfacción de los deseos de campesinos, soldados y obreros pero ninguna de estas medidas era de corte socialista, ni mucho menos comunista, sino que la mayoría ya habían sido concebidas por los burgueses radicales. Por tanto, Lenin no pretendía la inmediata implantación del modelo socialista ni la abolición del capitalismo, sino la vigilancia de este último por parte del Estado. Aun así, si se nacionalizaron sectores considerados estratégicos como bancos, compañías de seguros, industrias pesadas y extractivas o monopolios. Se obligó a patrones y comerciantes a unirse a sindicatos y a renunciar al secreto comercial a la vez que se intentaba estimular el consumo de la población. De este modo se creó un sistema mixto con la esperanza de que una revolución por toda Europa pudiera cimentar definitivamente un sistema de transición que condujera al socialismo.30
Estas nuevas políticas, que se alejaban de las practicadas durante la guerra, supusieron la reincorporación a la vida económica de propietarios desposeídos, técnicos burgueses y funcionarios del antiguo régimen. El problema radicaba en que la mayor parte de esta inteligentísima se había convertido en el mayor enemigo del nuevo régimen a partir de las normas promulgadas en el Código de Trabajo de 1918. La guerra había causado un gran deterioro en el estado de los transportes y el utillaje industrial, por lo que una explotación racional y ordenada se antojaba muy difícil. A esta situación había que sumar el que la mayoría de los propietarios de las empresas fomentaban los movimientos anti bolcheviques, excitando el recelo de los obreros que los acusaban de sabotaje. La población de las grandes ciudades había disminuido en gran cantidad: en más de la mitad en Petrogrado; Moscú había perdido al 45% de sus ciudadanos y las capitales de todas las provincias rusas habían perdido una media de un 30% de su población.
Antecedentes históricos:
Antes de la instauración de la Unión Soviética, el antiguo Imperio Ruso era un régimen autocrático y represivo bajo el reinado zarista. En el siglo XIX mientras una parte de Europa vivía la Revolución Industrial, el zar Alejandro II promulgaba la abolición de la servidumbre, una muestra de la debilidad del régimen feudal aún existente. No fue hasta finales del siglo XIX cuando la industria rusa comenzó su desarrollo. Pero mientras la industria, las ciudades, la cultura y la clase obrera crecían y evolucionaban, el antiguo orden social y político seguía estancado. En 1905
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