Abzurdah. Clínica de los bordes
Glenda Angulo Valera Ensayo 9 de Mayo de 2019
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INTRODUCCION
Se piensa a la adolescencia como una etapa favorable para que aparezcan trastornos de alimentación como la bulimia, la anorexia, toxicomanías; ya que en dicha etapa se suceden cambios dramáticos en el psiquismo y en su estructuración volviendo esta etapa como un escenario ideal, se podrá entonces en ese tiempo desarrollar una conflictiva en relación a la función paterna. En relación a los trastornos de alimentación Fosch propone a la anorexia como un síntoma, que se puede insertar en diferentes estructuras, y que tendrá las diferencias que conlleva cada caso (Fosch, A, 1994) dice una de cada 25 adolescentes padece anorexia, de los cuales son 20 adolescentes mujeres frente a cada varón que la padece, presentando un índice de mortalidad del 20 %. En relación con la historia de Abzurdah y con los datos sobre los números de jóvenes que padecen bulimia y anorexia, es importante destacar que en algunos sujetos dicha crisis se vuelve un camino con demasiadas dificultades, donde la salida no aparece y el padecer se vuelve intolerable. En esta joven encontramos un paso por la conflictiva edípica, en el camino hacia la exogamia, pero que no se logra concluir, hay un estancamiento que no solo no le permite salirse de la conflictiva sino que hay un vuelta hacia lo materno, hacia lo pre-edípico. El caso de Abzurdah nos enfrentó a la dificultad por la interrogante sobre la estructura de esta adolescente, hablamos de tres estructuras estables, psicosis, neurosis y perversión, con lo cual no podemos decir que esta joven sea psicótica, ni perversa, entonces nos quedaría ubicarla en la neurosis donde habría que pensarla como un histeria grave , Abzurdah nos convoca a pensar por fuera de un funcionamiento propiamente neurótico. En este sentido nos acercamos a los aportes que hace la Clínica de los bordes para pensar estos adolescentes.
ABZURDAH
Abzurdah es una adolescente que tiene un primer episodio de bulimia a los 13 años, en un llamado de atención hacia los padres, donde ella logra verse flaca, esto nos lleva a pensar en la crisis adolescente donde el cuerpo resulta extraño, desconocido. Un años más tarde conoce a Alejo quien trae a la vida de Abzurdah una nueva puesta en marcha de la conflictiva edípica, su reedición necesaria en la adolescencia para reordenar lo pulsional frente a lo real de la pubertad, reafirmar su identidad sexual y la salida hacia la exogamia, en esta joven esto desata una verdadera tempestad. Alejo se vuelve el centro de la conflictiva de esta adolescente, y a partir de él resurgirá la bulimia como llamado de atención ahora hacia él. Buscando la preocupación de él, o podríamos decir que busca el deseo de él, sentirse deseada.
De manera extraña, una acción desagradable llevó a sentirme bien (...) vomitar me hacía bien (...) Era una máquina de hacerme sentir bien, es decir no paraba de vomitar. (...) para llevar a cabo mi propósito: que se preocupara por mí (...) Siento que la bulimia me consume, que es más que la comida lo que abandona mi cuerpo cada vez que vomito.
Hay una confusión entre lo bueno y lo malo, ella dice ser una máquina de sentirse bien, mientras daña su cuerpo, en tanto intenta regular lo que entra y lo que sale, donde busca sacar aquello que le hace mal. Para ella, Alejo es lo único que ella necesita. El cuerpo oficia de mensaje al Otro, obteniendo “beneficios” al vaciarse, buscar una sensación de bienestar y lograr que el otro se preocupe por ella.
En 21 Abzurdah. “Clínica de los bordes” tanto la perfección que en la adolescencia es puesta en el cuerpo, parece ser para Abzurdah el camino para tener el deseo del Otro.
Aparece la anorexia para lograr la perfección y así tener la atención de Alejo, ahora con la anorexia no solo busca el deseo de Alejo sino que busca un límite.
Ella dice ser hija única, y no por ser la única hija verdaderamente ya que ella tiene dos hermanos menores, sino porque ella tenía necesidades diferentes, “Eso me hicieron creer, eso querían que yo escuchara o eso querían que los demás escucharan. Especial” donde ella lo anuda con cierta perfección. Ella que era “especial” debía ser la mejor en todo para su madre, tenía que ser la mejor hija, la mejor a alumna, la mejor tocando el piano, y así en muchas cosas más.
Abzurdah tenía que ser buena en todo para tener la atención de su madre, la perfección es lo que ella escucha de la demanda materna, ella debe ser perfecta.
Una madre que se muestra insaciable, hay muchos elementos en su historia que dan cuenta de porque estos síntomas y no otros, la perfección marca el camino para ella, una perfección escrita en el cuerpo y donde alimentarse no es un tema menor en su historia.
El Significante primordial, marca un goce en el cuerpo, Abzurdah se mantiene a toda costa como objeto deseable para su madre, sin ningún límite que Abzurdah. “Clínica de los bordes” la ampare.
Mi delgadez estaba dando frutos: estaba concientizando a Alejo (…) eso no era suficiente. (...) Necesitaba verme los huesos de la cadera, los huesos en mi espalda, las costillas puntiagudas que me dolían al dormir. ¡Aquel dolor exquisito! (...) Soy tuya enteramente. Te amo hasta los huesos Siguiendo los planteos de Fosch en relación a la anorexia dice: etimológicamente significa sin apetito, “¿de apetito hablamos? ¿En qué consiste este apetito de muerte que las lleva en muchos casos a un lento pero inexorable fin? ¿Qué es esta manera de presentificar la muerte en estos cuerpos esqueléticos?”. Si bien la anorexia en caso de Abzurdah no un es síntoma propiamente neurótico, podemos pensar como sí, en su función restitutiva, desde lo real del cuerpo, del tiempo cero, en tanto a un costo altísimo pone ese límite que no apareció desde la función paterna al deseo materno. a Fosch plantea: la alimentación no solo cubre la necesidad indispensable sino que está inscripto en el orden simbólico, por lo que no sólo comemos para alimentarnos o satisfacer el hambre sino que a través de comida se produce todo un intercambio con los otros. Hay todo una serie de rituales que sigue el hombre en relación a la comida, lugares, horarios, gustos, etc. lo que quiere decir que uno también come significantes. Lacan insistía en separar necesidad, deseo y demanda, la necesidad responde a lo biológico, la demanda es donde se emite el mensaje por la necesidad en tanto mediada por el lenguaje hay un resto que cae, a saber la demanda es una demanda invertida del Otro.
Esto en Abzurdah queda en un conflictiva que fluctúa entre las fallas en el complejo de Edipo y la relación primera con la madre, en un intento “loco” de restituir la falta en el Otro.
La función paterna debe imponer un trazo que marque la falta para que devenga el objeto “a”. En tanto provee los títulos para usarlos más tarde en la adolescencia. En Abzurdah no hay marca de ninguna majestuosidad, sino de una mirada que devolvía la imagen de un cero redondo, al lado de un palito su madre, no hay lugar para el objeto porque a su madre parece no le falta nada, por lo que le queda buscar ser perfecta para su madre, una perfección que es inalcanzable, donde solo queda desaparecer, para así faltarle al Otro.
Abzurdah. “Clínica de los bordes” Fosch dice el deseo remite a un momento mítico, el objeto de deseo es un objeto perdido, faltante, no se trata de no comer.
Y en aquel momento ésa era mi manera de elegir, porque nunca había podido elegir: tenía que comer, tenía que estudiar, tenía que tener amigas y tenía que pintarme y ser bonita. Perfecto, pero ahora además decidía vomitar y sacarme las porquerías que tenía adentro “¿Por qué quiero hacerlo? Porque me hace sentir bien, porque tengo ganas, porque me aburro, porque sí. Suficiente”. Hay un intento que resulta fallido de poner límite, quedando en el lugar objeto del deseo del Otro, ese Otro materno, donde en realidad lo que busca es ser deseable para el Otro, que por momentos encarna Alejo y Ana.
Ana encarna desde lo imaginario a su madre, una diosa perfecta, que puede ser todo para su vida, que muestra el camino de la perfección, con plegarias contra la comida, lo que se asemeja al lugar de los padres “mis padres me decían que comer y que no” retomando lo que planteaba Fosch en relación a mantener el vacío para sostenerse como sujeto deseante. Aparece un goce en el cuerpo de esta adolescente, donde existe un placer en la inanición “aquel dolor exquisito”; ahí donde la metáfora paterna debió ampararla, cortar con el deseo devorador de la madre y limitar el goce, aparece de manera insuficiente en su rol privador. Alejo era el camino hacia la salida, sin embargo se vuelve una repetición de las vivencias en relación a la madre, aparece Ana a quien le rendirá sus ofrendas, a quien ofrecerá su perfección, nuevamente queda atrapada, cautiva en el deseo del Otro, el papel del hombre se presenta insuficiente ante las figuras femeninas. Abzurdah busca alguien su padre, Alejo, Ana o algo, la bulimia, la anorexia, que la salve, que corte con el mandato materno. Sin embargo tanto Alejo como Ana ocupan el lugar de la madre frustradora, mientras que la bulimia y la anorexia “Clínica de los bordes” podrían pensarse en este punto como intento de faltarle, de provocar la falta en el Otro, para que la reconozcan como objeto de deseo. Fosch plantea que en las niñas y adolescentes la anorexia puede ser una forma de ocultar los caracteres femeninos, como si intentaran quedar asexuadas
Edipo, el niño debe identificarse con el padre como quien tiene el falo y en la niña reconocer al padre como quien lo posee, para luego en la adolescencia dirigirse hacia un hombre diferente al padre, pero la sexualidad se establece de forma fallida, si en un principio aparece Alejo, también luego aparece Ana y con ellos una vuelta hacia lo materno.Podemos pensar la falla en relación a la eficacia de la metáfora paterna, en tanto el padre como privador falla en la función de corte del goce en el cuerpo. Un padre simbólico que no sostuvo de manera suficiente su lugar como representante de la ley, donde el significante paterno no es introducido de manera adecuada ya que ella no logra establecerse como de sujeto deseante, volviendo a posicionarse en el lugar objeto, que remite a la fase preedípica donde su deseo es de deseo del Otro.
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