Ser Niño
Enviado por cedasam • 17 de Septiembre de 2014 • Informe • 1.070 Palabras (5 Páginas) • 147 Visitas
La mayoría de las personas en ocasiones criticamos o juzgamos de una manera irresponsable ciertas actitudes en muchas otras personas que llegamos a catalogar como infantiles, pero en verdad ¿alguna vez hemos pensado en lo que esta palabra significa? Para muchos es llamar al infante en señal de inmadurez, pero ¿será cierto que un niño es inmaduro? Necesitaríamos conocer en un principio lo que es la inmadurez, pues desde un punto biológico si es un ser inmaduro ya que está en proceso de desarrollo, pero visto desde un punto psicológico, me he encontrado con personas que tienen un grado de inmadurez psicológica (tomando mi concepto de inmadurez psicológica como personas con pensamientos y conductas que no son acordes con su edad) peor que en niños con los que he tenido la fortuna de crecer y sobre todo aprender de ellos.
Para poder abordar este tema desde mi perspectiva, fue necesario retomar esa parte de mi vida maravillosa que fue oculta por el tiempo pero rescatada por mis recuerdos, algunos felices, otros amargos y seguramente, muchos ocultos en las redes de mi mente que se han reprimido por variantes causas.
Según muchos psicólogos la infancia es destino, se dice que en base a como haya sido la infancia de una persona es que se escribe su personalidad adulta, idea que comparto, pues esos primeros años de vida considero que son nuestra primera percepción del mundo, y al contrario de ver de muchas mentalidades, no son los comportamientos de los niños quienes atrofian la vida en el mundo, sino las atrocidades del mundo las que adoptan a los niños.
En mis recuerdos de infancia (y los de mis familiares) era un niño que conocía la alegría de la vida a la perfección, pues no conocía de prejuicios ni de pensamientos autodestructivos que con certeza ahora reconozco que poseo. Veía la vida total y plenamente como querer despertar y vivirla como las escondidas o las clásicas atrapadas, y si habían conflictos con más niños siempre acostumbraba a resolverlos con un piedra papel o tijeras y si el conflicto era con una persona mayor, si había enojo lo expresaba al igual que mis demás emociones y después de un ratito lo solucionaba.
La simpleza de la existencia de un niño para los adultos nos es difícil de comprender, pues debemos reconocer que la mayoría de las ocasiones no comprendemos ni nuestras vidas, tendemos a decir que los niños no atraviesan dificultades, que aún no tienen preocupaciones o que no entienden nada, pues solo son niños. Pues ahí considero está la diferencia entre un niño y un adulto y bendita la vida de los niños que no poseen estas características, pues esa simple distinción, es la que permite que un niño sea feliz y un adulto no.
Claramente sé que no todos los adultos son infelices, pero aquellos que logran serlo muchas veces son aquellos a los que llamamos inmaduros, o que tienen conducta de niños y mi pregunta es ¿por qué estas personas llegan a ocasionar molestias en otras? A final de cuentas las consecuencias de las acciones siempre son propias y yo considero que mientras no se dañe a terceros todos somos libres
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