EVALUACION TRADICIONAL VS EVALUACION CONSTRUCTIVISTA

Evaluación tradicional Vrs Evaluación Constructivista

Ser el primero, el mejor, el número uno, el competente en todo, son frases escuchadas con frecuencias mencionadas cuando se obtiene el logro o éxito de algo, un número es lo identificaría como personas hoy en día, un número es capaz de denotarnos cuál es la amplitud de nuestra capacidades y habilidades, para lo que somos bueno y para lo que no, teniendo en cuenta que nos otorga una buena o mala posición social, cultural, económica e intelectual.

Este concepto preconcebido, imitado y muchas veces transmitidos de generación en generación, heredados en el entorno de la familia el niño que aprueba con excelente nota sus exámenes es el mejor, el inteligente, el capaz; En la sociedad que denota en una condición social y económica como por ejemplo los hombre y mujeres que tiene carros del año, objetos valiosos, se consideran como poderosos, poseedores de un condición laboral buena y por ende económica, son hábil, inteligentes; en la escuela los niños y niñas que aprueban sus exámenes, son obedientes, cumplen con sus tareas y actividades son excelentes estudiantes y son el eje comparador del resto, esta serie de situaciones que giran en cualquier contexto de la sociedad, son situaciones que hasta cierto punto vista se perciben de manera natural.

Pero la raíz de donde radica este tipo de estereotipos surge inicialmente en la familia en donde se nos exige buenas calificaciones y buen rendimiento escolar y luego en la escuela que es nuestra primera socialización con personas ajenas a los miembros de nuestra familia, que a partir de nuestra propia experiencias en ella nos percatamos de quien es el mejor de la clase, quien cumple con sus tareas, sale bien en sus exámenes y actividades, a grandes rasgos el que sobresale en todo lo que hace, pero la pregunta que nace es ¿Estos niños, realmente de lo que realizan, lo realizan logrando asociar y crear aprendizajes significativos?.

La respuesta está a partir de la forma en que se trasmite el conocimiento, los niños aprueban sus exámenes ya que memorizan todo el contenido de sus clases, olvidando todo lo que memorizaron una semana después, o son capaces de crear conceptos propios que les facilitan la asimilación de estos, permitiéndonos establecer dos tipos de enfoques educativos el tradicional que su fundamento fue la escolástica que significa método y orden se basa en este modelo y se fundamenta en la consideración de que la mejor forma de preparar al estudiante para la vida es formar su inteligencia, sus posibilidades de atención y de esfuerzo y el enfoque constructivista que sostiene que el ser humano, tanto en los aspectos cognoscitivos y sociales del comportamiento como en los afectivos, no es un mero producto del ambiente ni un simple resultado de sus destrezas innatas, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre esos dos factores. Afirma que el conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano, que se realiza con los esquemas que ya posee y con lo que ya construyó en su relación con el medio que le rodea; Sin embargo hay que tomar en cuenta que tipo de evaluación se produce en cada uno de ellos.

La evaluación tradicional se entiende como un modelo de consecución de metas, su mayor representante fue Tyler. En ella se pretenden evaluar en qué medida se alcanzan las metas y objetivos de un programa educativo. En este modelo la evaluación está, al servicio de las personas o instancias que deben tomar decisiones administrativas como por ejemplo promoción, el comunicar a los padres de familia la situación de los sus hijos, también se analizan todos los componentes del programa en para detectar las fallas o desajustes y poder corregirlos sobre la marcha, ajustándose a los objetivos previstos

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