Experiencia Docente

EXPERIENCIA DOCENTE

Es frecuente escuchar el valor que supuestamente se le da al hecho de acumular habilidades y prácticas, que con el transcurso del tiempo, todos experimentamos y que, al menos en teoría, nos enriquecen y hacen mejores.

La docencia quizá sea uno de los pocos ámbitos donde la experiencia todavía tiene un valor importante. En parte esto tiene que ver con que, en este caso, la experiencia sí marca diferencias en el desempeño. Pero, atención: tampoco los que ya tenemos horas de vuelo en esto de enseñar y aprender, hemos de tranquilizarnos como para dormirnos en nuestros laureles. Cuando se habla de experiencia, de ninguna manera se trata del simple paso del tiempo: en todo caso eso es antigüedad y, aunque se han empleado como sinónimos, distan mucho de serlo.

Decir "experiencia" es remitirnos a un proceso en el que a través del ejercicio diario -docente, por supuesto- y el trabajo constante, tenemos acceso a nuevos aprendizajes.

Una de las experiencias más significativas que se me ha presentado en la práctica docente de cuarto grado; en el cual todo el año estas en constante interacción con el grupo y realmente te vas dando cuenta de los resultados del trabajo que realizas; fue sin discusión en el área matemática debido a que es y seguirá siendo la asignatura que a mí me gusta más, a pesar de la complejidad que ésta presenta y el poco interés por parte de los alumnos de desarrollar estos conocimientos. Aludo que esto se nota en mi grupo a causa del trabajo conductista que han llevado desde el inicio de su educación, sin ningún significado, solo números y operaciones que ven con tedio y monotonía.

Por esta razón considero que es de gran importancia presentar las matemáticas, como algo cotidiano y de gran valor, donde el alumno construya su conocimiento y este en constante desarrollo en sociedad, por ello mi trabajo se ha centrado en hacer unas matemáticas más divertidas y situadas para que representen un significado como nos mencionan algunos autores (Ausubel, Piaget, Vigotsky) y que plasmo en este pequeño escrito.

Para comenzar una clase de matemáticas por lo general intento atraer la atención de los niños a través de un juego, y en esta ocasión no fue la excepción ya que un triangulo de números fue el que a los niños puso a pensar, a continuación realice algunos cuestionamientos como ¿qué forma tenia? ¿Dónde podemos encontrar esa figura? ¿Qué saben sobre los triángulos? Etc. Y los niños respondían afanosos, salvo algunos que se encontraban distraídos, pues 44 alumnos no son fáciles de controlar y mantener atentos.

Dentro de los cuestionamientos hablamos sobre las características de los triángulos y si los que encontrábamos alrededor del aula y escuela, contaban con estas mismas, para ello afirmaban convencidos que se cumplía con su forma y numero de lados, a partir de esto se escucho una voz en el centro del aula, “podemos conocer el perímetro también” “de que manera cuestione al niño” “pues sumando sus tres lados contesto confiadamente”.

Después de esto, y para antes de que se perdiera el interés, decidí orientar un poco la clase para llegar al tema que pretendía instruir (área del triangulo), sabía de antemano que algunos de estos conocimientos ya se habían visto antes, optando así por concretar un poco más las preguntas, ¿se puede conocer la superficie que abarca la figura? Arroje la pregunta

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