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Experiencia Docente


Enviado por   •  12 de Marzo de 2015  •  1.441 Palabras (6 Páginas)  •  284 Visitas

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VOCACIÓN DOCENTE

El termino vocación se ha pensado desde las distintas épocas, a su vez se ha ido transformando por las exigencias de la sociedad lo que equivale a que hoy día, en la educación, la vocación permite tener a un ser de deseo, critico, reflexivo, creativo, y por supuesto culto, implicando transmitir esto a nuevas generaciones viéndose esto reflejado en los procesos de aprendizaje su estudiante.

En este escrito, se pretende exponer ideas frente a la importancia de la vocación y la profesionalización docente y lo que esto implica, además pensar-se en algunas realidades de la elección docente las cuales pueden llegar a influir en ser para tener vocacionalidad y en efecto de su calidad en el quehacer.

Palabras clave: Vocación, Docente, educación,

DISCUSIÓN

Dando una mirada superficial a la historia de la educación encontramos que, según Larrosa (2010), el concepto de vocación docente ha evolucionado; dicha evolución se nota claramente en los momentos en que la iglesia tomaba parte activa en los procesos educativos y en el momento que fue excluida de los procesos escolares. Hace pocos años la iglesia, legitimaba la educación actuando como mediadora, por medio de los procesos escolares entre el hombre y Dios, teniendo como premisa que el maestro debía tener un llamado al servicio de “Dios y de su patria”.

Las transformaciones que ha tenido la sociedad, supeditadas a los intereses gubernamentales, también hacen su aportación a la evolución del concepto de vocación docente. Este hecho se complementa con lo mencionado por Larrosa (2010) “El cambio

operado en el concepto de vocación se evidencia en el incremento de las exigencias de la familia y de la sociedad con el profesorado, demandando nuevas funciones, una mayor calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje”. Desde este punto de vista, los cambios impulsados por la sociedad exigen repensar la vocación docente pues, esta no se debe limitar a un llamado divino sino que por su parte necesita, de manera indispensable, la profesionalización, una formación permanente; dicha formación requiere de lo que llama de Roux (s.f) cultivar “(…) las potencialidades de las personas que se le han encomendado, su pasión por el saber, su capacidad de maravillarse y preguntarse por todo aquello que hace parte de la vida, su capacidad crítica, mentalidad reflexiva, su creatividad”, esto en un sentido general conlleva a la constitución de un ser culto que a manera definida debería ser la característica principal de un maestro. El ser culto le permite tener capacidad crítica – reflexiva–creativa–de deseo y por consiguiente llegar a ser deseado como docente, significando esto que el maestro con su dedicación no solo debe enseñar sino provocar deseo por esa enseñanza (deseo de saber), de esta forma el maestro intenta cultivar en el alumno la vocación docente tratando de movilizarlo a desarrollar las capacidades que el maestro incluye en la formación, formación que brinda por medio de su quehacer pedagógico.

Cabe resaltar que la vocación en cierta medida facilita la labor docente, complementado esto por la necesidad en primera instancia de reflexionar sobre la práctica pedagógica, en segunda poner a dialogar en la enseñanza los saberes “la ciencia, las artes y la tecnología”, en tercera tomar lo público, transformarlo y ponerlo en tela de enseñanza pretendiendo formar ciudadanos participativos con capacidad de elegir y gobernar y en cuarta instancia lo que menciono en el párrafo anterior referente a que el maestro debe estimular el deseo de saber; estos aspectos se constituyen en pilares fundamentales sobre los que debe encontrar cimiento nuestro quehacer. Estas cuatro dimensiones “buscan promover una dimensión interdisciplinaria, multidisciplinaria y dialogante” Mena A. y Areiza E. (2011) abren una puerta inmensa en el proceso de enseñanza aprendizaje, con un camino que en la realidad del maestro (como sujeto), le permite afrontar los retos del mundo globalizado. Una mirada complementadora, aunque un tanto diferente, la presenta Castillo(1998) (citado por Larrosa (2010)) quien afirma que se debe sustituir el termino vocación por el de profesión siendo más considerable, a mi modo de pensar, que ambas caminen de la mano, ya que un docente sin formación y

con vocación es como quien diría un cántaro vacío, pero si por el contrario es un docente con vocación comprometido con la adquisición y desarrollo de competencias profesionales conocedor de sus derechos y deberes reconocedor del sentido y el valor que tiene su profesión hará desde su labor una mejor practica social.

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