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La Enseñanza De La Historia

angelji12 de Mayo de 2014

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Enseñanza de la historia para la escuela actual

Se discute la necesidad de un nuevo paradigma historiográfico, que para C. Barros (2000) debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

• Exigencias sociales derivadas de la globalización. La historia fragmentada de los ochenta no sirve para el mundo globalizado que viene, hay que revisar porqué no se logró avanzar en la historia total para llevarlo finalmente a la práctica; a la vez que será digitalizada la información histórica que se aporte con múltiples enlaces a partir del hipertexto, mientras que Internet conectará más directamente a toda la comunidadinternacional de historiadores.

• Exigencias culturales y educativas. Hay un retorno a los valores humanistas y formativos, como consecuencia del repliegue del economicismo y del tecnocratismo neoliberal.

• Exigencias políticas y sociales de los nuevos (y viejos) sujetos políticos y sociales. Se busca la identidad en la historia en el ámbito local, regional, nacional e internacional, reavivando la función crítica de la historia.

• Exigencias científicas. Ya no podemos hablar de una ciencia del pasado al estilo positivista, pues no se puede separar ciencia de conciencia, como no hay objeto de la historia sin sujeto; ya no vale que la historia no es ciencia porque no puede ser objetiva y exacta; pues la verdad absoluta no existe, solo existen verdades relativas; lo que perfila no abandonar la identidad de la historia como ciencia.

Todo deja el camino expedito para delimitar las peculiaridades de la ciencia historia en el siglo XXI:

• La historia como ciencia, que se expresa en sujetos bien delimitados, es más científica que la vieja ciencia positivista, camino que se debe seguir para ofrecer resultados cada vez más cercanos a la realidad de la vida social. En concreto es asumir que los hombres están haciendo y decidiendo su historia, en las dos acepciones, tanto la historia de la ciencia como la historia de los hechos.

• El estudio del pasado, a partir de problemas del presente, es un criterio cada vez más consensuado entre los historiadores, que justifica la utilidad social de la historia en la lucha por un futuro mejor para la humanidad.

• Estudiar la historia desde la pluricausalidad, en el que interactúan los aspectos económicos, políticos, sociales, ideológicos y culturales, para obtener una visión más total de la actividad social de los hombres, dentro de un enfoque dialéctico. Esta concepción exige buscar estrategias globales de investigación y de divulgación de los hechos de la historia.

• Se exige en el siglo XXI una gran pluralidad de temas y métodos. En cuanto a temas no para producir una fragmentación de la historia, sino para no dejar fuera ninguna de las aristas de la actividad social y sus interacciones, incluyendo la macro y microhistoria, que conlleva a interesantes estudios intra e interdisciplinar; y con los métodos sucede algo similar: no debe pasar que al criticar la absolutización de los métodos cuantitativos propios del positivismo, se caiga en otra reducción cualitativa, se trata de la adecuada interrelación entre lo cuantitativo y cualitativo.

• La historia debe plantearse una posición que vaya de lo pluridisciplinar (convergencia de disciplinas) a lo transdisciplinar, que posibilita atravesar las disciplinas y trascender; es establecer una alianza estable con otras ciencias como el resto de las sociales, la geografía, la economía, entre otras. Las demandas crecientes de la interdisciplinaridad solamente pueden ser satisfechas por una disciplina histórica consciente de su unidad y su irreductible singularidad.

• La historia debe dejar claro que hay futuro, y que precisamente hay futuro porque hay historia, hay esperanza porque hay historia. La historia tiene que pensar históricamente el futuro, es transformar desde el presente que no ocurran los grandes errores del pasado histórico de los hombres. "La aldea global que viene, sin la historia y las ciencias humanas, será el futuro de las cosas, jamás el futuro de los hombres" C. Barros (1996 : 58)

• El debate sistemático de los historiadores, elaborando los fundamentos teóricos de esta ciencia será indispensable en el siglo que recién comienza. Hay que acabar de romper con el esquema conceptual positivista que la historia es colectadora de datos, con desprecio a la teoría y en menor medida por la historiografía y la metodología. Lo anterior supone también alejar la idea de que las escuelas historiográficas que más impactaron en el siglo XX Annales y Marxista, son cosas del pasado y no están activas, queriendo despojar a la Historia de dos de las corrientes que más la hicieron avanzar y la pueden seguir hacer avanzar.

Siendo la historia una ciencia de orden social y a su vez una disciplina escolar, sus principales problemas teóricos se reflejan en la manera de enseñar, de ahí que las corrientes historiográficas que han existido y existen influyan de manera directa en la forma de concebir el currículum de la asignatura. "La historiografía tiene una relación directa con la epistemología en tanto que una corriente historiográfica se define por su teoría y por su método" S. Sánchez (1995 : 42). En fin, la teoría que sustenta a una determinada escuela histórica aporta su metodología y todo redunda en el campo epistemológico, lo cual supone cambios y afectaciones en los fundamentos científicos de la historia y sus métodos, y a su vez, esa metodología de la ciencia llega de forma directa a la estructura didáctica de la asignatura, lo que tiene su explicación desde la relación ciencia – asignatura.

Relación entre la cultura histórica, la memoria histórica y la conciencia histórica como base para la educación histórica de los alumnos

La formación de la cultura es un proceso eminentemente histórico-social, continuo, dialéctico; que como acumulación de los conocimientos de la humanidad es siempre cultura de una sociedad, marcado por el proceso de socialización en que el hombre a lo largo de toda su vida aprende de las generaciones anteriores.

Lo creado por el hombre refleja las peculiaridades y tradiciones de una región o de un país, que a su vez aporta a los valores y tradiciones universales. Las peculiaridades con que se desarrolla el proceso de globalización en la actualidad exigen la preservación de lo que es propio, autóctono del acervo cultural de cada pueblo y que lo distingue del resto porque refleja su identidad cultural.

Decía Miguel de Unamuno: "Que la memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición es la base de la personalidad colectiva de un pueblo. Vivimos en y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es en el fondo sino el esfuerzo que hacemos para que nuestros recuerdos se perpetúen y se vuelvan esperanza, para que nuestro pasado se vuelva futuro", citado por F. Mayor (1997 : 42).

Lo histórico de la cultura humana es algo inherente a su origen, a la necesaria preservación de lo acumulado por el hombre para dejarlo como legado a otras generaciones, como testimonio de cuanto se ha hecho de una etapa histórica a otra, que no es más que el reflejo del avance de la sociedad. Este legado se diferencia en cada región del planeta por expresar las peculiaridades de diferentes sectores sociales en un contexto tempo-espacial con sus características distintivas.

La cultura histórica son todos los valores materiales y espirituales producidos por el hombre en su actividad histórico-social, y que constituye el legado generacional de su actividad económica, política, social y cultural a nivel universal, nacional, regional y comunitario.

La cultura histórica se expresa en la conciencia histórica de la humanidad. Cuando una sociedad es capaz de percatarse cual es su historia, la manera en que las generaciones de un país o región ha desarrollado su vida práctico-social, incluyendo el acervo cultural resultado de la actividad material y/o espiritual, está en condiciones de mantener y preservar determinados valores patrimoniales: construcciones, lugares históricos, objetos, información sobre su evolución histórica, normas, costumbres y valores que expresan una continuidad y a su vez la discontinuidad histórica.

"La historia se convierte en una necesidad social desde el momento en que los grupos sociales poseen - o adquieren - una conciencia histórica a través de la cual adecuan su presente y sitúan las esperanzas de su futuro". P. Pagés (1993 : 73).

La conciencia histórica que forma parte de la conciencia social, viene dada de la experiencia concreta que cada grupo social, que cada colectividad nacional ha acumulado. Esos puntos de vistas, ideas, valores y criterios que sobre la historia se van formando los hombres en el propio desarrollo de una sociedad y que expresan el grado de identificación de un pueblo con su historia total, refleja implícita, y a veces hasta explícitamente el nivel de conciencia histórica de un país.

La conciencia histórica nacional necesita de la experiencia para su formación. Es práctico pues devela el protagonismo colectivo al formarse a través de un largo proceso en que va incorporando a la memoria colectiva todos aquellos fenómenos y hechos que ocurren en la vida de un grupo social, una región y un país, entre otros.

Lo importante radica en que cada pueblo tenga conciencia del valor de preservar todo el resultado de la cultura creada. Tal significado tiene lo anterior que C. Anta Diop (1982 : 5) señala "que la identidad cultural de un pueblo depende de tres factores principales: el histórico, el lingüístico y el psicológico", manejándolo de manera interrelacionada,

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