La Evaluación En La Enseñanza

LA EVALUACIÓN EN LA ENSEÑANZA

La enseñanza es un ámbito complejo que requiere de compromiso, responsabilidad y mucha reflexión, nacer marcado para ser un profesor que subsista bajo esa idea es una utopía, un profesor se hace bajo esa idea en el cuerpo de las tramas, en la reflexión sobre la acción, en la observación atenta de otras prácticas, en la lectura persistente y critica de textos teóricos, no importa si se está o no de acuerdo con ellos. Es imposible practicar el estar siendo de ese modo sin una apertura a los diferentes y las diferencias, con quienes y con los cuales siempre es probable que aprendamos.

Aprender sobre evaluación es una de las cúspides fundamentales para entender nuestro proceder docente, construir nociones, tomar providencias y trasformar nuestra práctica no puede darse en un mejor recinto que en el de la evaluación.

No resulta extraño entonces, que el crecer y modificarse en las prácticas evaluativas resulte tan complejo y es que mejorar en un eje rector de la tarea educativa no puede darse de manera simple. Los profesores hacemos cotidianamente de la evaluación algo raso sin un ápice de juicio y reflexión y esto desgraciadamente conlleva a que en nuestro actuar dañemos a generaciones y generaciones de estudiantes que siguen su vida bajo estándares de selección y cuantía que no los llevan al logro de competencias significativas para su vida.

Convertimos la práctica evaluativa en un factor de orden, autoridad y sentimiento de superioridad ante los alumnos, no vemos que la evaluación tiene para las personas un significado social preponderante que en gran medida resuelve el camino de existencia que pueden tomar para una vida plena o una vida llena de fracasos y mediocridad.

Cuanta responsabilidad enmarca el hecho de que un profesor oriente su trabajo bajo ideas claras sobre evaluación, demasiada diría yo, y es que ésta, de no estar presente en el sentido de su planeación o en la forma en la que emite juicios sobre los logros educativos de sus alumnos, convierte a todo el proceso tanto de enseñanza como de aprendizaje en un hecho vano sin eco trascendente en la formación de competencias para la viva.

Para que un curriculum sea efectivo es fundamental que esté acompañado de procesos de evaluación en todas las etapas de instauración de éste en las personas. Esto hace que la evaluación tenga una relación intrínseca con el curriculum y no exista uno sin la otra.

Luego entonces para que un curriculum se dé, la evaluación debe ser, una práctica profesional no sencilla que implica una multitud de operaciones que pueden resumirse por una parte, como un proceso de informarse, donde se realizan descripciones objetivas y se recogen datos de valoraciones; por otra parte, dichas operaciones son hechos como apreciar y emitir juicios sobre la información.

La evaluación reclama del docente el día de hoy, una competencia fina, tanto en saber interpretar lo que obtiene de los procesos evaluativos como la emisión de juicios y la forma en que debe comunicarlos a la sociedad. Un docente con nociones evaluativas claras tiene presente que hay una gran complejidad a la hora de comunicar los juicios valorativos sobre el estatus de determinado curriculum.

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