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Enviado por kathy80 • 21 de Agosto de 2011 • 2.862 Palabras (12 Páginas) • 623 Visitas
Educación y laicismo
Miguel Limón Rojas1
Señoras y Señores:
Relacionar la educación con el laicismo y con la vida cotidiana nos da ocasión de aquilatar
uno de los principios fundamentales que garantizan nuestras libertades. La laicidad ha tenido
una enorme importancia en la historia de nuestro país. En nuestro tiempo es un principio de
consecuencias considerables, y conviene discutirlo para tener ideas claras y nociones que nos
ayuden a apreciarlo.
Es saludable que en el medio académico se dé la debida atención al tema de la vigencia de
este principio de la educación nacional. La valoración de lo rico y complejo de sus
planteamientos jurídicos y filosóficos, y de sus implicaciones para la vida cotidiana y para el
futuro de la nación, entre otros asuntos, se beneficia del tratamiento riguroso y ecuánime
que puede imprimirle el debate académico.
Nuestra Constitución establece que la educación que imparta el Estado debe ser laica, y la
define como aquella que se mantiene “por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”. Es
la expresión, en el ámbito educativo, del principio histórico de separación del Estado y las
iglesias, y de un conjunto de normas que por un lado impiden al Estado establecer
preferencias o privilegios en favor o en contra de religión alguna; y por otro, de la garantía
de la libertad de creencias, de la cual se derivan derechos específicos para todo individuo, a
saber: tener o adoptar la creencia religiosa de su preferencia, o bien no profesar creencia
religiosa alguna y no ser objeto de discriminación, coacción u hostilidad por causa de tales
creencias religiosas, ni ser obligado a declarar sobre las mismas.
El laicismo en la educación responde a las necesidades que tiene un pueblo como el nuestro,
que ha aspirado a asegurar la libertad de conciencia, y a afianzar, mediante la educación, una
forma de gobierno y un sistema de vida democráticos; además ha contribuido a hacer posible
el pluralismo social y político en nuestro país; es decir, el respeto pleno a las garantías
individuales y los derechos humanos de toda persona.
La educación laica es una condición del desarrollo libre de los individuos, pues asegura la
libertad de conciencia de todas las personas, tanto la de quienes adoptan alguna religión
como la de quienes no lo hacen. Ante el Estado y ante la ley estas personas son iguales. Es
de interés de todos, por tanto, que el Estado se apegue al principio del laicismo en materia
educativa.
Además, el laicismo en la educación ha hecho posible la superación de conflictos sociales
que en otras épocas dividieron profundamente a los mexicanos y ha puesto a salvo de dichos
conflictos a las comunidades escolares al respetar la libertad de creencias de los niños y de
sus padres.
El Estado laico garantiza la libertad de conciencia, por ello no adopta ni se opone a los
credos de las diversas religiones. Veamos cada una de estas condiciones del laicismo
imaginando las consecuencias de su incumplimiento en el ámbito educativo.
1 Ponencia presentada en el Coloquio Laicidad y Valores en un Estado Democrático cuando el autor fungía
como Secretario de Educación Pública. El acto se verificó el 6 de abril de 2000 en la Sala “Alfonso Reyes”,
de El Colegio de México.
Si el Estado adoptara en la educación pública las creencias que emanan de algún credo
religioso, violaría la libertad de creencias, y con ello uno de los derechos humanos del
pueblo mexicano, pues al adoptar una religión, se negarían la libertad de unos y la igualdad
de todos.
Por otra parte hemos comprendido la necesidad de reconocer la diversidad y de respetar los
derechos de las minorías. El laicismo en la educación es una manera de respetar el
pluralismo y de garantizar y realizar el principio de igualdad jurídica ante la ley.
Introducir a la escuela pública distinciones que tengan como base los credos religiosos de los
alumnos, abre la puerta a privilegios, conflictos, exclusiones y discriminación que la
educación está llamada a combatir. La escuela pública laica está abierta para todos y está
comprometida a ofrecer una educación de calidad, relevante y pertinente a cada uno de sus
alumnos, sin distinciones.
La educación es indispensable en la democracia y para la democracia, puesto que todos los
ciudadanos requieren estar capacitados para comprender los principios y normas que los
rigen y participar en su conformación. Por ello la educación básica en nuestro país tiene
carácter universal y obligatorio. Su obligatoriedad compromete al Estado a impartirla
mediante planes y programas en los cuales se omiten los credos religiosos.
La educación laica no cuestiona los fundamentos de las religiones, pero no se basa en ellos,
sino en los resultados del progreso de la ciencia, cuyas conclusiones no pueden ser
presentadas sino como teorías que se confrontan con los hechos y los fenómenos que las
confirman o las refutan. De ese modo prescinde de pretensiones dogmáticas y se ubica en el
ámbito de la libertad.
Conviene recordar que la escuela y las iglesias tienen fines diferentes y responden a
necesidades humanas distintas, aunque ambas instituciones tienen un papel legítimo en la
sociedad. Los métodos de trabajo de la escuela y de las iglesias son también diferentes: las
escuelas forman ciudadanos y las iglesias, devotos. Ambas instituciones están
comprometidas con lo humano, pero cada una con los medios y los métodos que le son
propios.
Decíamos que la educación laica no adopta pero tampoco se opone a los credos religiosos
de los educandos.
La oposición a las convicciones íntimas de los ciudadanos no tiene lugar en nuestra
concepción del laicismo. Las diversas convicciones religiosas tanto como las posturas ateas
y agnósticas son respetadas por el Estado.
En la escuela no se denuestan las creencias religiosas de los educandos, ni se busca
sustituirlas por otras: la educación laica no es antirreligiosa. En la escuela se enseña que la
adhesión a un credo religioso es un derecho de las personas. Sin adoptar ni negar credo
alguno, se promueve que se respeten las creencias religiosas de cada quién.
Llevar a cabo una educación laica en un contexto cultural en el cual las creencias religiosas
tienen un
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