Educación sexual Integral

Educación sexual Integral                                                                                                                        Coloquio integrador                                                                                                                                                      Paredes Miriam                                                                                                                                                                  2022[pic 1]

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La violencia de genero afecta de forma directa a las mujeres al verse vulnerado los derechos por relaciones de subordinación y discriminación histórica y estructural pero además afecta a otras personas cuya identidad de género, expresión de genero u orientación sexual son distintas de lo que establece el modelo patriarcal.

Resulta fundamental considerar el género como un elemento constitutivo de las relaciones sociales, las cuales se basan en la diferencia percibida entre los sexos y como una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder. El hombre se constituye dentro de esto como jefe de familia y procreador, trabajador y proveedor y la mujer como responsable de la unidad doméstica, la crianza de los hijos y a colaborar con la inserción de los varones a la preparación de futuros trabajadores, configurando modos de ser hombre donde la fuerza y resistencia, la dominación y el control son las características que resaltan.

Las relaciones de genero dentro del patriarcado juegan un papel relevante, la masculinidad se encuentra disponible para la crueldad y la violencia que se presenta produce un efecto de normalización en este paisaje. Paisaje donde la mujer es empujada al papel de objeto disponible y desechable porque es la organización corporativa de la masculinidad la que conduce a los hombres a la obediencia hacia sus pares y encuentra en la mujer la victima a mano para poner como ejemplo y aplicar los mandatos y expropiaciones de la masculinidad.

La relación de género, es una relación de poder y es necesario situar los hechos en escenas de poder y no solo a las personas involucradas ya que de esta forma no se percibe que es una estructura relacional de poderes diferenciales asimétricos que se expresan, entonces la violencia sobre la mujer es un crimen de poder que tiene por función la retención, manutención, y reproducción del poder que tiene por fin la reducción del ser femenino.

Para el hombre es demostrar que es capaz de realizar un acto de dominación, vandalismo, de contar un desafío, de realizar delitos pequeños que hacen su formación a partir de la doctrina del mandato de masculinidad. Formación que conduce a una estructura de la personalidad de tipo psicopático asociada a la formación militar, a la necesidad de mostrar y demostrar que ha sido capaz de abolir todo rasgo de vulnerabilidad o compasión hacia otro ser y que por lo tanto es capaz de lograr actos crueles con bajo grado de sensibilidad.

Rita Segato, plantea que la violencia no es casual ni esporádica si no una estructura que se expresa en primer plano sobre los cuerpos feminizados dentro de un entorno dominado por la institución patriarcal, en la cual se atribuye menos valor a la vida de la mujer y ahí una propensión mayor a justificar los crímenes que estas padecen. Dicho patriarcado, es entendido como relaciones de genero basadas en la desigualdad y es la estructura política más arcaica y permanente de la humanidad, moldea la relación entre posiciones (masculino y femenino) en función de la diferenciación de poder y prestigio de uno sobre otro por los medios de sometimiento, sexualización, feminización y conquista.  

Rubin (citada en Ochy Curiel, s/f) apunta que el sexo es moldeado por la intervención social y que por lo tanto la subordinación de la mujer es producto de las relaciones que organizan y producen la sexualidad y el género, por lo que el origen de la opresión hacia la mujer se encuentra en el ámbito social y no en el biológico. Siendo este una creación social, estructural e histórica organizada por la sociedad donde se da el privilegio por las relaciones de poder a un sector basado desde la idea del sexo biológico y tomando como única vía de relaciones afectivas de la heteronormatividad.

La reacción de odio hacia la mujer, se desencadena cuando esta ejerce autonomía en el uso de su propio cuerpo desafiando y desobedeciendo las reglas de fidelidad, acción concebida y categorizada como un crimen contra la honra masculina ya que desde la heterosexualidad se objetualiza a la mujer y tiene desde nacimiento una obligación, algo así como un contrato al servicio para con el hombre. Por otro lado, se presenta esta situación cuando la mujer accede a posiciones de autoridad o adquiere un poder económico o político, un rol que por tradición le pertenece al hombre por lo que se desafía el delicado equilibrio asimétrico que se encuentra establecido.

La autora Segato, nombra dos elementos que parecen tener un papel fundamental en los crímenes de reducción del ser femenino, son los dos ejes de relación o interlocución. Por un lado, el eje vertical que vincula las posiciones asimétricas de poder con sumisión, es decir, del perpetrador con su víctima y, por otro lado, el eje horizontal que vincula al perpetrador con sus pares en una relación simétrica, una relación de complicidad junto con la necesidad del reconocimiento del mismo. Dentro de este eje, aparece la formación de la corporación, llamada así a la asociación de pares, que se caracteriza por el juramento de fidelidad, de lealtad de unos con otros y por la jerarquización dentro de la misma.

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