Situación de Seguridad Alimentaria en la comunidad
Jhonatan Jesus Pardo MolinaTrabajo6 de Mayo de 2021
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DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL EN FAMILIAS DEL CORREGIMIENTO DE CHORRERA, MUNICIPIO DE JUAN DE ACOSTA, ATLÁNTICO, 2020.
ANDREA CAROLINA CARO CASTELLAR
BLEIDY JOHANNA JIMÉNEZ GAMERO
JULIETH DANIELA SILVERA MOLINA
Propuesta de trabajo de grado
Directora:
SANDRA GÓMEZ AGUIRRE
Nutricionista – dietista
Magister en salud pública
UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
FACULTAD DE NUTRICIÓN Y DIETÉTICA
BARRANQUILLA
2020
TEMA:
Situación de Seguridad Alimentaria en la comunidad
ÁREA:
Nutrición pública
TÍTULO PROVISIONAL:
DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL EN FAMILIAS DEL CORREGIMIENTO DE CHORRERA, MUNICIPIO DE JUAN DE ACOSTA, ATLÁNTICO, 2020.
PALABRAS CLAVE:
Seguridad alimentaria, seguridad nutricional, hogares.
Tabla de contenido
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 4
2. JUSTIFICACIÓN 7
3. OBJETIVOS 8
3.1. General 8
3.2. Específicos 8
4. CLASE DE INVESTIGACIÓN 9
5. POSIBLES COLABORADORES 9
6. RECURSOS DISPONIBLES 10
7. Cronograma 13
BIBLIOGRAFÍA 15
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Actualmente el mundo se encuentra afectado por muchos problemas entre los que se pueden mencionar, los cambios climáticos, los conflictos armados, la posición demográfica que han generado una serie de consecuencias negativas en la alimentación de poblaciones más vulnerables como las comunidades rurales que dependen principalmente de la agricultura, ya que en muchas ocasiones las poblaciones se encuentran en zonas alejadas y de difícil acceso (FAO, 2016).
La Seguridad Alimentaria y Nutricional es definida, según el Conpes 113, como “la disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el consumo oportuno y permanente de los mismos en cantidad, calidad e inocuidad por parte de todas las personas, bajo condiciones que permitan su adecuada utilización biológica, para llevar una vida saludable y activa” (DNP, 2007).´.
La situación de seguridad alimentaria y nutricional en el mundo ha empeorado en los últimos años ya que, según un estudio realizado por la FAO, OMS, UNICEF y asociados, en el 2018, en los últimos tres años se ha presentado un aumento en el número de personas que padecen hambre. La situación se ve más afectada en América del sur y en la mayoría de regiones de África siendo este el continente en el cual se presentan un 21% de la población afectada. En América del sur también se ha evidenciado un deterioro notable la seguridad alimentaria ya que hubo un aumento del 4.7% en 2014 al 5.0% en 2017. En Asia a pesar de que se ha ido progresando positivamente en este ámbito, se ha ralentizado de forma significativa presentando un 11,4% de la población afectada (FAO et al, 2018).
Pillaca, Villanueva (2015) realizaron un estudio en los Morochucos en Ayacucho, Perú con el objetivo de evaluar la seguridad alimentaria y nutricional en familias de dicho distrito considerando 128 familias con al menos un niño menor de 12 años. Los resultados obtenidos fue que el 39,1% de familias tiene seguridad alimentaria, 37,5% inseguridad alimentaria sin hambre, 18,8% inseguridad alimentaria con hambre, y 4,7% inseguridad alimentaria con hambre severa. Los niños de 6 meses a tres años presentan 34,5% de desnutrición crónica, 42,4% de anemia y 61,6% parasitosis. La inseguridad alimentaria y nutricional en este distrito de Ayacucho es considerable.
En Colombia, la situación de inseguridad alimentaria en los hogares según la ENSIN 2015 presentó un aumentó en el porcentaje con respecto a la ENSIN 2010, pasó de un 42,3% a 45,8%. A nivel nacional el departamento de La Guajira presentó una INSAH total de 69,3 % donde la INSAH severa alcanza el 25,5 %. Así mismo, en la Orinoquia - Amazonia la prevalencia de INSAH fue 64,0 %. los departamentos de Vichada y Putumayo presentaron las cifras más altas 70,1 % y 68,7 % respectivamente, al contrario de Vaupés y Guainía. En la región Pacífica (INSAH de 57,4 %), el departamento de Chocó presentó una INSAH total 76,8 %, y una INSAH severa de 33,5 %. En el caso de la región Central, se presentó una prevalencia menor que el dato nacional. Entre los departamentos de esta región que presentaron mayor prevalencia de inseguridad alimentaria se encontraron Tolima con el 57,8 % y Caquetá con el 55,5 % (Universidad Nacional De Colombia, Instituto Nacional De Salud, ICBF, & Gobierno de Colombia, 2015).
En Antioquia, un estudio de la seguridad alimentaria en hogares campesinos ubicados en la cuenca del río Porce al nordeste del departamento, se observó que, aunque sus costumbres de cultivo para autoconsumo derivan en una dieta variada y contribuyen a la seguridad y a la soberanía alimentaria, también se demostró que en la mitad de la población se presenta inseguridad alimentaria y altos niveles de malnutrición por exceso. (Pérez et al, 2015).
En la región caribe, se presenta una de la tasa más alta de malnutrición del país, mostrando que no existe una relación directamente proporcional en la producción de alimentos con la seguridad alimentaria, siendo Córdoba, Bolívar, Magdalena y Sucre los cuatros departamentos con mayor población rural y mayor producción de alimentos y aun así teniendo los niveles más altos de inseguridad alimentaria; esto sugiere que la predisposición de la pobreza en las zonas rurales, mayor que en las zonas urbanas, afecta en el acceso a los alimentos y más aún cuando las familias cuentan con producción propia (Lissbrant, 2015).
En la región del Atlántico, según una tesis realizada en Villa Clarín, corregimiento de Palermo, Magdalena, realizada por BLANCO y HEREDIA (2015), concluyeron que, aunque la composición de la familia incide en los niveles de ISAH, no se considera como un determinante sólido para hacer una diferenciación entre los hogares que son seguros y los que no; además, las condiciones en las que vivan las personas son determinantes en la SAH, teniendo en cuenta que las condiciones de hacinamiento influyen en el estado nutricional de los individuos que conviven en dicha situación.
Echávez, Gutiérrez y Mariño (2010), tuvieron como resultado en la investigación realizada en la comunidad brisas del río en barranquilla, Colombia que el 52% de los hogares encuestados se encuentra en inseguridad alimentaria y nutricional severa, un 35% presenta inseguridad alimentaria y nutricional moderada, un 13% tiene inseguridad alimentaria y nutricional leve y un 0% con seguridad alimentaria.
En el municipio de Juan de Acosta, la falta de elementos fundamentales para el control y atención de la población influye en el desarrollo adecuado de la comunidad. Primeramente, la falta de un diagnóstico nutricional oportuno en madres gestantes se relaciona con la prevalencia de nacidos vivos con bajo peso al nacer (8,5% en 2012) y el reporte de 35 niños con desnutrición global en el año 2013, además del reporte de duración de lactancia total en promedio de 6 meses. Por otro lado, la falta de proyectos agrícolas que incentiven al pequeño productor a cultivar se refleja en la baja utilización del suelo agrícola (40%) y consecuente a esto, la falta de disponibilidad de alimentos de la canasta básica (Vargas, 2016).
La enfermedad diarreica aguda en menores y mayores de 5 años debido a las condiciones sanitarias inadecuadas en establecimientos expendedores de alimentos y bebidas deja ver la poca vigilancia y control por parte de los entes departamentales. Respecto a las enfermedades por transmisión sexual, según datos tomados del SIVIGILA y fuentes hospitalarias del municipio, en los años 2012 a 2015 no se reportaron casos de VIH en gestantes (Vargas, 2016).
A nivel local (Chorrera, Atlántico), según el testimonio de Wilmar Ávila Rodríguez habitante del corregimiento, manifestó que en esta población una parte de sus habitantes se dedican a las prácticas de cultivo de alimentos (yuca, millo, guandú, zaragoza blanca, ahuyama, maíz, patilla, frijol, ñame, etc). Son pequeños agricultores, donde pocos de ellos tienen su propia tierra, aquel campesino que no dispone de esta, se dirige a terratenientes para que le ceda por un tiempo determinado el préstamo de una parte de su tierra y así poder dedicarse a cultivar. Su diario vivir se basa en cultivar para comercializar a las afuera del corregimiento, dejando muy poco para el autoconsumo. Las condiciones climáticas de sequía afectan la producción local donde se observan pérdidas de cultivos y poca disponibilidad de alimentos, es cuando están obligados a comprar cultivos para revender a las afueras del corregimiento (Ávila, 2019).
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