Seguridad Alimentaria
Enviado por yerlimaria • 3 de Octubre de 2014 • 3.524 Palabras (15 Páginas) • 194 Visitas
Para el desarrollo del Sistema Agroalimentario Nacional, el objetivo ha de ser una verdadera política de Estado, que cuente con el respaldo y la concertación de todos los factores que concurren en el sistema. Sólo entonces será posible romper el fatal "círculo vicioso": "la gente está mal nutrida porque ha nacido o ha pasado a ser pobre y sigue siendo pobre porque está mal nutrida" (A. Horwitz).
Somos parte de una comunidad de naciones que dispone de alimentos que podrían satisfacer a una población equivalente al doble de la actual. La dura realidad es: "que el número de hambrientos en el mundo ha crecido en 18 millones, a 842 millones de personas en el período 1999-2001, respecto al de 1995-1997 y hay un retroceso en la lucha contra el hambre" (informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO). Se comprueba así que la causa del hambre no es, como se piensa, la escasez material de alimentos. Esto se comprueba también en las circunstancias que dificultan o conspiran en el mercado global contra la seguridad alimentaria, concebida como la mejor esperanza de dar satisfacción al derecho humano a la alimentación.
Según el Consejo Nacional de la Alimentación (1995), en Venezuela, por seguridad alimentaria se entiende una situación ideal conforme a la cual un país, una región o el mundo, está en condiciones de proporcionar a la población, oportunamente, de manera sostenida y cualesquiera sean las circunstancias previsibles, la producción y distribución de alimentos nutricionalmente adecuados, en cantidad, calidad, variedad y aceptación cultural. Toda persona, todo hogar, en especial los de menores recursos debe tener acceso seguro a los alimentos requeridos para llevar una vida sana y socialmente útil.
En 1999, la Asamblea Nacional Constituyente debatió esta problemática y acordó respaldar plenamente el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria, como el medio idóneo para alcanzarlo. En el artículo 305 de la Constitución de 1999, puede leerse: "El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral y en consecuencia garantizará la seguridad alimentaria de la población, entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a estos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades, agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueran necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de la actividad agrícola "
Quedó así respaldado al más alto nivel el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria como expresión de la materialización de ese derecho. Es obvio que no hay otra vía para lograrlo que luchar por definir esa política del Estado donde quede plasmado el desarrollo agroalimentario y la seguridad alimentaria.
Consideramos como un acontecimiento prometedor que el Congreso Centenario 2004, de la Academia Nacional de Medicina, haya incluido en su programa esta problemática.
78. LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA EN VE-NEZUELA. J. J. Montilla.
Puede afirmarse que hoy en día la producción de alimentos es más que suficiente para satisfacer las necesidades de toda la población del planeta, pero su distribución es muy desigual. Así por ejemplo, los países desarrollados, donde habita sólo el 20 % de la población del mundo, producen 848 754 millones de toneladas de cereales, equivalente al 44 % de la producción mundial. Este patrón se repite para casi todos los rubros o grupos de rubros de la agricultura. De esta manera, salvo en los casos debidos a las injusticias sociales prevalentes, el hambre y la malnutrición han sido erradicadas en los países desarrollados, en los cuales la suficiencia alimentaria y el exceso de alimentos alcanzado ha sido, y esto hay que enfatizarlo, en base a una producción propia, que a su vez le permite un brutal dispendio alimentario.
También en gran parte de Asia, con esfuerzos más modestos, estos flagelos han sido superados. Por el contrario, las regiones que siguen siendo severamente afectadas son África, en primer lugar, y en menor magnitud, la América Latina, región en la cual persisten el hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria en varios países, resultando insólito el caso de Venezuela, país que ha contado y cuenta con ingentes recursos financieros y naturales fundamentales para el desarrollo de la agricultura.
En este país, en los años transcurridos entre 1960 y comienzos de los años ochenta, se había aumentado el consumo per capita, de aproximadamente 2 000 kcal y 50 g de proteína, que prevalecían en la década de los años 40 y 50, a 2 179 kcal y 68,9 g de proteína para 1979-1981 (FAO 1994; Montilla 1999). Esta evolución, aparentemente positiva, ocurrió fundamentalmente, debido a la importación de alimentos, porque la producción de la mayor parte de los rubros de la agricultura venezolana, ha sido errática y decreciente, con la única excepción de las hortalizas, entre los productos vegetales, y de las carnes de aves y cerdos, criados principalmente con alimentos provenientes de importación (FAO, 2002).
Así las cosas, no es de extrañar que entre 1970 y 1997, la FAO (2000), reporta que solamente tres regiones y países en el mundo, han reducido el consumo calórico: África subsahariana, Venezuela y Cuba, en los cuales se ha pasado de 2 271, 2 352 y 2 640 kcal/persona/día en 1970, a 2 237, 2 321 y 2 480 kcal/persona/día, respectivamente al finalizar el siglo XX.
Es necesario enfatizar que el fracaso agrícola en Venezuela, resulta incomprensible al constatar que se cuenta con extraordinarios recursos naturales, incluyendo aproximadamente con 58 millones de hectáreas aptas para la agricultura vegetal, forrajera y forestal, más de 50 000 metros cúbicos de agua dulce reciclable/persona/año y con las segundas reservas más altas de roca fosfórica en el continente. Se cuenta además, con una inmensa riqueza petrolera y gasífera, que generan enormes recursos financieros, que deberían utilizarse para construir las infraestructuras que soporten el desarrollo agrícola y la transformación del medio rural.
Pero no ha ocurrido así, al contrario se continúa privilegiando
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