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Lenguaje inclusivo ¿Inclusión, evolución o deformación del idioma?


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2023  •  Informe  •  1.608 Palabras (7 Páginas)  •  44 Visitas

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Texto argumentativo sobre el lenguaje inclusivo

Lenguaje inclusivo

¿Inclusión, evolución o deformación del idioma?

Si bien el lenguaje inclusivo ha ocupado el centro de los debates en el último año, los movimientos que cuestionan el carácter sexista del español surgieron hace varias décadas con los reclamos feministas y la lucha del colectivo LGBTTTIQ+1. En un principio, se pretendía lograr la visibilidad de la mujer en los discursos, pero luego el lenguaje inclusivo se configuró como una alternativa para dar cuenta de la diversidad de géneros y escapar del sistema binario del español (femenino-masculino). En realidad, se busaca promover la selección consciente de palabras evitando el uso de la forma masculina por defecto para la descripción de personas en general. Los discursos no son neutros, pues los hablantes se defienden a través de ellos “marcando, haciendo evidente que los valores de unos (rasgos de clase o geográficos o de género o de edad) no son los valores de todos” (Andruetto, 2019).

El lenguaje es dinámico y define la manera en que vemos al mundo. Las palabras que utilizamos para comunicarnos son las bases para nuestro entendimiento con los otros, con nuestro entorno y con nuestra identidad. Identificarnos con nuestros propios términos y ser reconocidos es una de las maneras que nos sentimos incluidos y forma parte de la democratización de lenguaje.

Existen ciertas palabras, aunque parezcan inofensivas pueden reproducir sesgos negativos hacia otras, como es el caso de la palabra “negro” o “negra”. Hay dichos populares que se expresan naturalmente y sí tienen sesgos negativos, por ejemplo, cuando decimos: “La oveja negra de la familia” estamos refiriéndonos a una persona que no es ejemplo de nada, o hace todo al revés, o es rebelde.

Tenemos que ser conscientes del poder que tienen las palabras, en realidad el poder lo tenemos nosotros, los hablantes. En un libro del autor mexicano Ruiz, “Los cuatro acuerdos” habla del poder de las palabras, en el primer acuerdo que se llama “Se impecable con las palabras” trata sobre el poder que tienen las palabras y da el ejemplo de Hitler que a través de la palabra convenció a todo un país que piensen lo mismo que él pensaba de los judíos.

Pero volvamos al lenguaje inclusivo.

Uno de los argumentos en contra del “lenguaje inclusivo”, aluden a que el uso de la “e” es un error gramatical, a lo que se contrapone a favor argumentando que el lenguaje es construido y que puede modificarse, como es el caso de los neologismos. Los neologismos surgen debido a la necesidad de nombrar nuevas realidades que empiezan a formar parte del universo lingüístico de un idioma. Como es el ejemplo de la palabra “notario”, hasta que no se permitió en España que las mujeres pudieran realizar esa carrera, no existía la palabra “notaria”. A medida que las realidades van cambiando, van surgiendo nuevas palabras, que dejan de ser neologismos a través de su uso.

Otro de los argumentos en contra más conocido es que el uso de este lenguaje no genera inclusión, ya que el lenguaje de señas no está considerado por el “lenguaje inclusivo”. Pero ¿Qué es lo que se incluye?

El “lenguaje inclusivo” hace foco en el género y el lenguaje de señas en la comunicación no verbal para personas sordas o hipoacúsicas.

Muchas personas que se oponen al “lenguaje inclusivo” lo hacen argumentando que la Real Academia Española no autoriza la manera de hablar con la “e”, pero de igual manera ocurrió hace años con el voseo, que fue asociado con la vulgaridad y la falta de formación. Aunque en la comunicación cotidiana se utilizaba.

Con la democracia, que trajo cambios al país, fue que la Academia Argentina de letras en 1982 otorgó la legitimidad al “vos” y lo incluyó en la norma culta o lengua estándar argentina.

Teresa Meana sostiene: “_ el lenguaje reposa en tres patas, una es la precisión, otra es la belleza, la estética y la tercera es la economía…” Argumenta que hay una obsesión con la economía del lenguaje y sostiene que antiguamente en la literatura, esto no se tenía en cuenta, al contrario se utilizaba y da algunos ejemplos:

El primer ejemplo es “El Mío Cid” que dice “_ ciento moros y ciento moras, quiérolas quitar. Moros y moras formaron querellar, moros y moras comenzaron de llorar, al padre y a la madre….”

Un segundo ejemplo es el del “Libro del Buen Amor”, que dice: “_ a ellos y a ellas a todos…a ellas como a ellos querrían la mejoría…”

Con estos ejemplos que ella propone, pone de manifiesto porque razón no se puede nombrar a hombres y mujeres, a niños y niñas, a ellos y a ellas, etc. ¿Sólo por la economía del lenguaje? El lenguaje sirve para nombrar. ¿Y por qué no podemos nombrar lo que deseamos?

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