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HISTORIA CLINICA NUTRICIONAL DEL ADOLESCENTE


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  9.599 Palabras (39 Páginas)  •  3.057 Visitas

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CURSO : EVALUACIÓN NUTRICIONAL MUJER, NIÑO, ADOLESCENTE

DOCENTE : Lic. PILAR VIDAL CABRERA

INTEGRANTES :

AMANCAY CAUCHOS LUIS ANGEL

CICLO : V

TRUJILLO – PERU

2013 - II

I. INTRODUCCIÓN:

Teniendo en cuenta que la malnutrición por déficit (desnutrición y carencias especiales) o por exceso (obesidad) tiene una alta prevalencia y que ella condiciona morbilidad y mortalidad en los pacientes, es muy importante la evaluación del estado nutricional. Con una adecuada interpretación de los hallazgos, se deben tomar las medidas terapéuticas adecuadas para corregir las desviaciones de la normalidad.

La evaluación nutricional puede hacerse en forma simple (subjetiva) o en forma más completa (objetiva). La subjetiva debe hacerse en todos los pacientes, realizando evaluaciones más completas en algunos casos.

El estudio de la situación nutricional de un individuo o colectivo se basa en el resultado entre la ingesta de alimentos que recibe y el gasto energético que presenta.

La valoración nutricional abarcaría el conjunto de procedimientos, de carácter progresivo, que permiten evaluar el nivel de salud, bienestar, carencias y déficit de individuos desde la panorámica de su situación nutricional. Estos procedimientos se basan en la interpretación de la información obtenida a partir del estudio de una serie de parámetros (medidas antropométricas, análisis de la dieta y parámetros bioquímicos, hematológicos e inmunológicos). De esta manera, la evaluación nutricional nos va a permitir determinar el estado nutricional de un individuo o colectivo, valorar las necesidades o requerimientos nutricionales y pronosticar los posibles riesgos de salud que pueda presentar.

Existen muchos factores que influyen en el aporte y en las necesidades nutricionales de un individuo. A la hora de realizar una valoración del estado nutricional en niños y adolescentes, hay que tener en cuenta las mayores demandas nutricionales derivadas del rápido crecimiento que se contraponen con el aprendizaje en la conducta alimentaria. En este sentido, se ha observado que, en los períodos de adolescencia, los hábitos alimentarios se caracterizan por una alimentación desordenada, definida por un elevado consumo de comidas rápidas, golosinas y bebidas azucaradas de alta densidad calórica y bajo contenido de nutrientes específicos.

A este desequilibrio nutricional, hay que añadir una escasa ingesta de calcio, debido al reemplazo de la leche por bebidas o infusiones de bajo contenido nutricional, escaso control y conocimiento de los padres respecto a la alimentación de sus hijos adolescentes, y tendencia frecuente a dietas hipocalóricas que pueden comprometer el potencial de crecimiento o inducir carencias específicas.

Por todo ello, la adolescencia es una etapa con alta prevalencia de trastornos nutricionales, siendo los más frecuentes la malnutrición por exceso y las carencias específicas de hierro y de calcio. Ya que muchos de los hábitos que van a influir en la salud física y mental en la edad adulta se adquieren durante la niñez y la adolescencia, es muy importante una correcta valoración nutricional en estas etapas de la vida.

MARCO TEORICO:

VALORACIÓN NUTRICIONAL

Investigaciones recientes han demostrado que la desnutrición en pacientes hospitalizados es mucho más frecuente de lo que se pensó en un tiempo: de un 25 a 50% de los pacientes médico-quirúrgicos, han presentado varios grados de desnutrición en el transcurso de, por lo menos, dos semanas.

La capacidad de un paciente para responder al estrés no solo depende de su estado fisiológico, sino también de su estado nutricional, el cual condiciona la evolución y el pronóstico de los pacientes. Al mejorar el estado nutricional y aumentar la capacidad del paciente para responder al estrés y la terapia, se han reducido la morbilidad y la mortalidad.

En general la infección es más frecuente y más grave en personas malnutridas. A su vez, el estado infeccioso contribuye a disminuir el estado nutritivo; por lo tanto, se puede establecer un círculo vicioso entre los dos factores, que tendrá graves consecuencias para el individuo a menos que se adopten medidas correctoras.

En condiciones ideales, todos los pacientes todos los pacientes deberían ser sometidos a una evaluación nutricional al momento de ser ingresados al hospital y antes de practicárseles terapia mayor. Pero es evidente que no todos están desnutridos, y, por lo tanto, en función de los recursos disponibles, no está justificado valorarlos detalladamente a todos.

La historia clínica y dietética del paciente, además de algunas mediciones antropométricas simples y de poco costo, generalmente bastaran para alertar sobre una posible desnutrición.

Llegado este punto, entonces sí, continuar la valoración utilizando métodos más complicados.

La valoración nutricional objetiva debe incluir:

Historia clínica y dietética.

Pruebas antropométricas.

Pruebas bioquímicas

Pruebas inmunológicas.

Es fundamenta darle un sentido dinámico a esta valoración.

Se deben efectuar mediciones seriadas, con intervalos de 10 a 14 dias, para poder evaluar la respuesta del paciente a la enfermedad y a la terapéutica, tanto medica como nutricional.

HISTORIA CLÍNICA Y DIETÉTICA:

Es útil para preparar la entrevista con el paciente. Permite identificar factores que puedan afectar el estado nutricional (enfermedad aguda o crónica con consecuencias nutricionales, deficiencias nutricionales existentes, medicación potencial con interacción fármaco-nutriente, factores psicosociales: alcoholismo, tabaquismo, situación socioeconómica) y además brinda información sobre problemas médicos presentes y pasados que afecten el estado nutricional (procedimientos diagnósticos, cirugías, quimioterapia o radioterapia).

Antecedentes Dietarios: La evaluación de los hábitos alimentarios permite identificar las restricciones en la alimentación, aversión, alergia a determinados alimentos. Se debe examinar la ingesta de suplementos nutricionales comerciales y no convencionales, las soluciones de rehidratación enteral y parenteral o los esquemas de líquidos endovenosos.

Mediante un cuestionario con preguntas precisas se debe evaluar:

Alergias a alimentos o grupos de alimentos.

Aversión o rechazos.

Intolerancias.

Restricciones alimentarías por tratamientos específicos.

La herramienta más utilizada para cuantificar

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