CASO ALFA S.A

1. RECOPILACION DE LOS HECHOS

1. EVALUACION DE LOS HECHOS

Oswaldo Leone de 45 años, ingeniero mecánico y director industrial de la empresa, es amigo íntimo de Alfredo Bastidas de Campos quien es el director-presidente de la empresa, ambos tienen puntos de vista en común y consideran que ningún obrero es digno de confianza, creen que son holgazanes, maliciosos y tienen prejuicios. Además, consideran que debido a esto deben de ser tratados con mucha disciplina, control y rígida supervisión.

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Eduardo Negreiros de 38 años quien es administrador y actual director financiero de la empresa no comparte los mismos puntos de vista de Oswaldo y Alfredo, pero es el único director que no tiene participación accionaria en la empresa. Hace dos años volvió de sao paulo como director financiero de Alfa S.A, Negreiros es considerado defensor de los obreros desde cuando era asistente del director y posteriormente como gerente del departamento de personal llevaba una buena relación.

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Oswaldo Leone fue nombrado director industrial hace poco menos de dos años, anteriormente trabajo como gerente de producción en la industria textil, luego de asumir la dirección industrial, percibió que en Alfa existían grupos numerosos, compuestos entre 5 o 6 operarios subordinados por un maestro que también trabajaba directamente con la producción.  Cada grupo trabajaba en uno o dos proyectos a la vez, pasando a otros proyectos cuando hacía falta materia prima o terminaban la obra.

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En Alfa S.A las tareas nunca eran repetitivas e involucraban a los obreros en una porción de actividades diferenciadas y especializadas. Leone creía que este sistema dificultaba el planteamiento y control de la producción. Ya que cada grupo era pequeño y no disponía de todos los especialistas necesarios para ejecutar el proyecto en su totalidad. Además de eso, los grupos poseían exceso de autonomía en la ejecución del trabajo, y presentaban un alto nivel de ineficiencia.

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Después de 15 meses, el número de obreros se elevó de 550 a 1200, al lado de empleados con más de 10 años laborando en la empresa, los cuales mostraron su inconformidad con la contratación de los nuevos empleados a quienes criticaban por su inexperiencia en el sector y su incapacidad en el trabajo.

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Uno de los empleados antiguos, reclamo al ingeniero Leone por la contratación de los nuevos empleados, expresando que ellos podían trabajar mucho más y mejor. Por lo que Leone entendió que los obreros podían trabajar mucho más y si no lo hacían era por falta de voluntad y no por falta de trabajo.

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Leone se aprovechó de la situación para incrementar el tamaño de los grupos de producción a 20 obreros, quienes eran subordinados por un maestro, que no necesitaría trabajar directamente en la producción sino solo en supervisión. El planteamiento y el control de la producción quedaría totalmente a cargo de la oficina y todas las tareas pasarían a ser definidas, detalladas y, medidas en términos de tiempo. Como este sistema había dado buenos resultados en la industria textil donde Leone anteriormente trabajaba, este creía poder aumentar la eficiencia de los trabajadores y reducir los costos industriales de producción.

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Leone es considerado un administrador duro y centrado en los problemas técnicos de la producción, mantiene mucha distancia con relación a los obreros y solamente conversa con ellos sobre asuntos relacionados con el trabajo.

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El nuevo sistema impuesto por Leone no fue bien aceptado por los obreros, los cuales consideraban que el anterior sistema era mucho mejor y saludable. Lo que llevo a formar una pequeña comisión para tratar reivindicaciones con Leone, pero encontraron dificultades para lograr una entrevista y acabaron desistiendo.

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La dirección de la empresa recibió con asombro un comunicado del sindicato de obreros, denunciando en términos violentos una serie de medidas erradas e injustas tomadas por Alfa S.A contra sus obreros, acusándola también de bajos salarios, proporcionar pésimas condiciones de trabajo, controlar rígidamente el personal y exigir una producción excesiva para cada uno.

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Eduardo Negrerios no admitió la forma ni el contenido de las acusaciones hechas ya que muchas de ellas no eran correctas. Los salarios de Alfa por ejemplo siempre equivalían al promedio establecido en el mercado. Las condiciones físicas de trabajo eran satisfactorias, el sistema de trabajo era el mismo desarrollado por otras empresas sin problema, etc.

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