El Niño Feliz.Su Clave Psicológica
Enviado por Norbertpuia • 12 de Enero de 2014 • 2.112 Palabras (9 Páginas) • 341 Visitas
EL NIÑO FELIZ: SU CLAVE PSICOLÓGICA
RESUMEN DE LOS CINCO MODULOS
I.EL FENÓMENO DE LOS ESPEJOS
1. LOS ESPEJOS CREAN NUESTRAS PROPIAS IMÁGENES
El niño debe descubrir quién es el mismo, y para ello tendrá primero que aprender a diferenciar quién son los que le rodean, algunas palabras, su propio nombre. Todo esto le ayudará a construir una imagen de sí mismo mediante los sentidos y más tarde mediante el lenguaje.
Antes de empezar a hablar habrá reunido impresiones sobre su persona a través de la forma en que los demás le traten por lo que podemos decir que el niño aprende a verse a sí mismo tal cual lo ven las personas importantes que lo rodean.
Tras aprender a hablar comienza a descubrir un nuevo medio para describirse. Para él los demás son espejos infalibles y las palabras que estas personas puedan decir tienen un poder inmenso.
El trato define la propia imagen ya que la autoestima elevada proviene de las reflexiones que se hagan en torno al niño. Es muy importante este trato porque todo niño se valora tal y como ha sido valorado por las personas que le rodean, en especial las personas más importantes para él.
Las palabras son en algunas medidas menos importantes que los juicios que a éstas le acompañan.
La alta autoestima proviene o nace de las experiencias vitales positivas que tenga este niño tanto por la vida diaria o por el afecto paternal que llegue a conseguir.
2. LOS ESPEJOS INFLUYEN EN LA CONDUCTA
La conducta del niño en momentos determinados se ajusta al concepto de imagen que ellos han adquirido de sí mismos, y esa imagen es de capacidad y fuerza lograda con una alta autoestima.
La autoconfianza no se da en todos los terrenos del niño, ya que puede tener confianza en sí mismo en un terreno y no en otro. Esta forma de actuar nos hace pensar que es niño tiene la autoestima baja en uno terrenos y la autoestima alta en otros.
Cuando el niño cree en sí mismo se asegura mejores resultados y es más probable que alcance la felicidad. La seguridad personal le da el valor y fuerza necesaria para conseguir seguir adelante.
3. EL PRECIO DE LOS ESPEJOS DISTORSIONADOS
Cuando los niños no logran desarrollar el respeto por si mismos pueden encontrarse con alguna de estas posibilidades: la erección de defensas, la sumisión, la retracción.
Las defensas no son más que armas psicológicas que le permiten al niño conservar la autoestima cuando se siente inútil para hacer algo. Estas defensas se disponen en torno a las debilidades y no de la fuerza y la aptitud.
Muchos niños optan por defensas que los colocan en círculos viciosos de auto derrota. Estas defensas malsanas se observan en los niños con autoestima baja y inician un círculo vicioso difícil de quebrar.
Muchos de estos niños utilizan máscaras o falsas fachadas para ocultar un “yo sin valor”, lo que puede llevar a un pensamiento totalmente negativo de la creencia de ser indigno de amor o carente de valor.
Cuando estas defensas alejan a los demás de su alrededor, el niño deja insatisfecha su necesidad de reflejos positivos.
Estos reflejos positivos son muy necesarios para el niño ya que al dárselos evitamos que el niño tome atajos que lo alejen de la plenitud de la vida.
4. LA TRAMPA DE LOS REFLEJOS NEGATIVOS
La autoestima no es inamovible, es decir que la visión que el niño tiene de sí mismo va cambiando constantemente a medida que el niño va creciendo y va viviendo experiencias nuevas. El auto concepto de casi toda persona evoluciona durante toda su vida.
Esto puede producir problemas ya que hay niños que se niegan a asimilar que el concepto de su persona está cambiando porque consideran necesario conservar su coherencia interna.
Cuando esta autoestima rígida es baja se debe al resultado de la acción de muchos factores negativos durante mucho tiempo. Esta baja autoestima se encuentra ligada al planteamiento de exigencias imposibles de cumplir a uno mismo.
Todas estas actitudes negativas del niño hacia sí mismo, se pueden transformar en autoestima si se brinda al niño un clima de aceptación y experiencias de éxito.
5. PULIMENTO DE LOS ESPEJOS REPRESENTADOS POR LOS PADRES.
Todo padre ve a sus hijos a través de un conjunto de filtros que proceden de las experiencias pasadas, las necesidades personales, los valores culturales.
Todos estos filtros se combinan para formar una red de expectativas que se transforman en las varas con se miden a los niños y estas expectativas deben ser pulidas por los padres.
Cuando nuestras expectativas no se ajustan a nuestro hijo ni a su etapa de crecimiento nos sentimos decepcionados y cuando el niño se da cuenta de que estamos decepcionados pierde el respeto por sí mismo. Los niños no suelen parase a pensar nuestras expectativas pero si dudan de su propia actitud.
Esta confianza del niño por su persona no debería estar condicionada a lo que los padres esperamos de él, sino que debería referirse a lo que él es en realidad.
Nuestras expectativas no tienen por qué ser errónea siempre y cuando tengamos en cuenta los hechos del desarrollo del niño y la sensibilidad respecto de las presiones sufridas por nuestro hijo en el pasado y en el presente.
Por todo esto debemos revisar nuestras expectativas frecuentemente para ver si tienen alguna posibilidad de encajar con la de nuestros hijos. Siempre y cuando tengamos en cuenta que cuanto más satisfechos nos sintamos como personas menores serán las presiones que ejerzamos a nuestros hijos. Por lo que corregir las deficiencias de la autoimagen es muy importante.
II. EL CLIMA DEL AMOR
6. EL VERDADERO ENCUENTRO.
Ya sabemos que los niños necesitan amor y para ellos necesitan verdaderos encuentro con las personas que le aman y con las personas a las que él ama. Esta encuentro verdadero no es más que atención concentrada (atención intensa, nacida del compromiso directo y personal).
El afecto físico, la constante renuncia a nuestras propias necesidades, la sobreprotección, las altas expectativas, el tiempo que les dedicamos y los regalos que les hacemos no siempre bastan para transmitir nuestro amor a nuestros hijos.
Es necesario que el niño tenga apego físico a sus padres.
Es probable que el niño vea un alejamiento constante de sus padres, lo que hace que el niño no se sienta querido. El niño no puede sentirse digno de que lo quieran si no es querido por las personas más cercanas a él y eso no se logra si no conseguimos el tiempo necesario para estar con él.
Debemos acostumbrarnos al hábito de disfrutar con nuestros hijos el mayor tiempo posible, disfrutando al completo del momento que tenemos
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