Liderazgo
Enviado por yvmc • 19 de Junio de 2015 • 2.795 Palabras (12 Páginas) • 207 Visitas
Después de una corta pero sustanciosa información histórica del liderazgo surge la interrogante de saber qué es exactamente. Interrogante que de manera superflua existe comúnmente en cada uno de los que nos hemos topado con esta palabra, así buscamos la definición en diccionarios y libros para poder entenderlo un poco más. Y de forma natural, la curiosidad es saciada con una o dos definiciones sin buscar profundizar en las palabras o en la descripción del ya mencionado concepto.
Sin embargo, llega un punto, un instante en el cual se cruza la línea, aquella que divide la curiosidad y la necesidad; donde ya no nos mueve la primera sino la segunda que es más intensa y que, en cierto sentido, genera el hambre del saber. Es en ese instante que, nuevamente, retumba la pregunta y de forma intensa ¿Qué es el Liderazgo?
Como tal no existe hasta el momento una definición específica y ampliamente aceptada respecto al liderazgo. Algunos investigadores afirman que dada la complejidad del fenómeno probablemente nunca se alcance a consolidar una definición unívoca del mismo. (Antonakis, Cianciolo & Sternberg, 2004).
El Liderazgo es más que un arte o una ciencia; es en realidad, un concepto vivo que se encuentra en constante movimiento evolutivo de tal forma que se expresa en nuestras acciones. Siendo así que se convierte en un concepto inclusivo y totalitario, es el TODO de los conceptos que enaltecen al hombre y que algunos llaman principios y otros los nombran como ideales. Es defender, hasta la muerte si es necesario, los ideales que me definen, el caerse y volverse a levantar; es el sentir, pensar y actuar correctamente en pro de un bien mayor, no el propio sino el de la humanidad.
Una antigua definición de liderazgo, que tuvo cierta difusión entre las dos guerras mundiales, suponía que el liderazgo era una cuestión de rasgos personales (tales como iniciativa, inteligencia, valor, entre otros). Según esta concepción, los afortunados poseedores de estos rasgos tenían grandes posibilidades de ser líderes. Sin embargo, las conclusiones aportadas por esta teoría fueron sumamente contradictorias y se hizo necesaria una reformulación.
Liderazgo espiritual: primer paso para desarrollo de Ecoliderazgo Ético en gerencia de medios impresos.
Los miembros de una organización tienen la responsabilidad de garantizar que los objetivos de la misma se logren de una manera que sea compatible con los ideales sociales y de esta manera poder servir a su propio bienestar, refieren Mendonca y Kanungo (2007), quienes además enfatizan que los líderes empresariales deben ser más responsables, no sólo para con sus accionistas sino también con sus otras partes interesadas que en este caso serían los consumidores, empleados, proveedores, el gobierno y las comunidades locales. Sus decisiones empresariales deben basarse en un alto nivel de resultados económicos y éticos, donde se evidencie su sensibilidad hacía sus obligaciones morales para con la sociedad en general.
Estos investigadores mencionados recalcan que el líder debe ser muy espiritual y poseer un alto grado de altruismo moral, de actitud y solidaridad, característica ésta que comparte el líder espiritual con el carismático, el cual es, sin duda, un imperativo ético. En virtud de ello; Mendonca y Kanungo (2007), aseguran como desde Aristóteles, la unión entre el espíritu (alma) y la materia es tan perfecta que sólo siendo uno está presente. La tradición filosófica que se remonta a Aristóteles y Santo Tomás de Aquino ha considerado siempre al ser humano no como un cuerpo más un espíritu (alma), sino como la materia hecha realidad por el espíritu (alma), resultando en una persona única.
Los anteriormente citados investigadores acentúan que el estudio de Aristóteles y Santo Tomás se fundamenta en la esencia del espíritu en tres niveles: cognitivo, afectivo, y los niveles de manifiesto del comportamiento además mencionan que al igual que los objetos materiales, la espiritualidad es también experiencia, comprendido, sentido y actuar en consecuencia, lo cual resulta beneficioso para ambas partes en una organización.
Concuerdan que a un nivel cognitivo, la experiencia espiritual constituye un reconocimiento indicando que la meta de la vida humana es vivir bajo valores buenos siempre superando los vicios. Puntualizan los autores que la experiencia espiritual representa un sentido cognitivo y afectivo del ser interior, un estado interior del yo empírico o una especie de conciencia que es diferente de las experiencias del día a día de sí en relación a su naturaleza material o con el mundo material.
Igualmente refieren que un acto moralmente bueno es necesariamente una expresión de un acto espiritual, y cómo la capacidad de distinguir entre los actos moralmente buenos y malos es esencial para la formación del carácter que permite al individuo comportarse de manera consistentemente moral y que sea visto como tal por sus seguidores. Sin embargo, advierten que el conocimiento de los principios éticos solo (como los criterios para distinguir entre los actos buenos y malos) es inútil a menos que el individuo haga el esfuerzo para incorporar habitualmente estos principios en su comportamiento.
Tales criterios que ellos mencionan son: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Concluyen los investigadores que es la experiencia espiritual la cual permite a cada persona crecer y aprovechar plenamente el enorme potencial que es único para esa persona, porque sólo el ser humano tiene el poder de forjar su propio carácter, de elegir entre una conducta honorable y deshonrosa, entre decir la verdad o engañar.
Otro autor que considera que el liderazgo espiritual tiene sus bases en los principios morales es Flucker (2009) quien asegura que no se puede hablar de liderazgo espiritual sin tocar el liderazgo ético, el cual es la apropiación crítica y la personificación de las tradiciones morales que han forjado el carácter, los cuales han sido compartidos. Acota, los líderes éticos, son aquellos cuyos caracteres han sido moldeadas por la sabiduría, hábitos y prácticas de determinadas tradiciones -a menudo más de uno- sin embargo, tienden a identificarse más con una cultura específica, así como con su narrativa.
Para el citado investigador, la ética es la reflexión crítica sobre la moralidad y los sistemas, y que los líderes deben emplear perspectivas éticas en la toma de decisiones, porque diariamente se encontraran con grupos diferentes que poseen perspectivas éticas diferentes a las que él maneja. Asegura que el mejor ejemplo para entender su concepción es Martin Luther King Jr., quien más allá de todo su grado intelectual, era un predicador negro del Sur, con una tradición de la iglesia del Sur, pero que fue capaz de articular
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