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Mal De Escuela


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2013  •  1.492 Palabras (6 Páginas)  •  486 Visitas

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Mal de escuela es un libro en el que Daniel Pennac, siendo ya adulto, profesor y escritor, narra en primera persona sus experiencias de la infancia y adolescencia siendo un mal alumno, un alumno “zoquete”, y más adelante, cuenta sus experiencias como profesor. Muestra los dos puntos de vista.

El libro se basa en explicar el concepto de “zoquetería”, mostrando los sentimientos de estos niños, ya que él ha vivido el mismo problema. Muestra su opinión y la compara con el punto de vista de la mayoría de los profesores de hoy en día. Además, ofrece posibles soluciones tanto para padres como para profesores. Reflexiona sobre el aprendizaje, la enseñanza y la superación de los problemas. Critica las carencias de la escuela, la sociedad moderna y la crisis del sistema educativo entre otras cosas.

Aun habiendo conseguido ser escritor, profesor y encaminar su futuro, la madre del autor sigue preocupándose por la vida de su hijo. Pennac siempre había sido un alumno zoquete, todos los esfuerzos que hacía resultaban nulos, ya que era incapaz de entender las cosas que se explicaban en la escuela. Él mismo confiesa haberse sentido inútil, perseguido por la escuela, haber tenido la sensación de ser una decepción constante para su familia o haber pasado vergüenza por no “hacer nunca lo debido”.

Llegó incluso a inventarse excusas (tanto en la escuela como en casa) para ocultar su nulidad, su incapacidad de hacer los deberes o las tareas que le mandaban porque era incapaz de entender nada.

Debido a sus problemas en la escuela, sus padres decidieron meterle en un internado. La experiencia para él fue buena, a través del colegio empezó a interesarse por la lectura (leía novelas a escondidas) y más tarde por la escritura. En el libro defiende los internados y critica el pensamiento de hoy en día, ya que el ingresar a los hijos en un internado se ve como un castigo, incluso como un abandono por parte de los padres.

En la educación de los chicos, tanto la familia como los profesores tienen un papel muy importante. Pueden influir en ellos para que continúen por el mal camino o para que mejoren, no se den por vencidos y sigan hacia adelante.

Profesores como él reciben llamadas de padres desesperados (las primeras que suelen llamar preocupadas por sus hijos son las madres). Madres desesperadas, avergonzadas y preocupadas por el futuro de sus hijos llaman para pedir consejos, por ejemplo, para encontrar nuevas escuelas o pidiendo que pasen de curso a sus hijos. O padres que no han encontrado un buen futuro para ellos y quieren que sus hijos terminen rápido los estudios y comiencen a trabajar, diciendo que “¡No vendría mal otro sueldo en la familia!”.

Llaman padres humillados, furibundos, furiosos con sus hijos, madres que temen la reacción de los padres, etc. La mayoría busca culpables o la causa de la situación (a veces culpan a los profesores) en vez de buscar soluciones al problema.

Pennac habla de los profesores basándose en la experiencia de su infancia y más tarde, en su experiencia como profesor. Hubo cuatro profesores que cambiaron su vida por completo, e hicieron del “zoquete” era, un afamado profesor y escritor.

El primero que supo qué hacer con él fue su profesor de francés, como Pennac utilizaba excusas tanto en casa como en clase para ocultar su nulidad o su incomprensión, el profesor le pidió que utilizase esa capacidad para escribir una novela. Se libraría entonces de hacer las redacciones de clase, pero tendría que escribir cada semana un capitulo para su novela. Le pidió que hiciera lo posible por no tener faltas de ortografía. Este profesor fue quien más le ayudó y animó a hacerle ver que no era nulo, y que era capaz de hacer las cosas bien.

También le ayudaron, entre los catorce y los dieciocho años, un profesor de matemáticas, una profesora de historia y un profesor de filosofía. Se muestra muy agradecido al trabajo que hicieron con él todos ellos: “Los profesores que me salvaron —y que hicieron de mí un profesor— no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. (…) Y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, nos repescaron. Les debemos la vida.”

Bajo el punto de vista del autor, los buenos profesores se entregan totalmente a sus alumnos, y sin

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