Reforma Integral de la Educación Básica
Enviado por ITZIAR • 16 de Febrero de 2013 • Tesis • 1.752 Palabras (8 Páginas) • 401 Visitas
Generalidades
En la evaluación educativa existen diferentes paradigmas que orientan las distintas tendencias, enfoques, modelos y maneras de concebir la evaluación de los aprendizajes.
Los enfoques de evaluación de los aprendizajes se comprenden cuando en su explicación se toman en cuenta los modelos de pensamiento (la racionalidad técnica y la racionalidad práctica) que los orientan, los cuáles se derivan a su vez de los paradigmas y de las concepciones curriculares que le sirven de marco conceptual. Para Domínguez, G y Diez, E. (1996: 354), “se pueden encontrar muchas y diferentes concepciones de evaluación en función de la perspectiva o paradigma explicativo de la realidad en que nos situemos”.
Román, R y Diez, E. (1989), señalan que los paradigmas fundamentales en psicología y educación, vigentes en el siglo XX son tres:
1. Paradigma conductual
2. Paradigma cognitivo
3. Paradigma ecológico-contextual
Cada uno de estos paradigmas ha sido utilizado para orientar los aspectos psicopedagógicos de los modelos educativos en lo que respecta a cómo se concibe la enseñanza, el aprendizaje, y la manera de evaluar.
La evaluación en el paradigma conductista
El conductismo ha sido una de las teorías psicológicas que ha servido de base durante décadas para organizar las prácticas educativas. Román, M. y Diez, E. (1989: 33), señalan que parte de una concepción mecanicista de la realidad entendida como una máquina: “El modelo de interpretación científica, didáctica y humana es la máquina, en cuanto medible, observable y cuantificable.”. Porlán, R. (1993: 55) indica al respecto: “el reduccionismo maquinista aplica el modelo de maquina artificial a la maquina viva (alumnos)”. Afirma Morín que la tecnología se ha convertido en el soporte epistemológico de una simplificación y manipulación inconsciente en nombre de la racionalidad. Gimeno, J (1982: 10), por su parte, añade que: “el experimentalismo positivista es la base metodológica del paradigma, acentuando el valor de lo observable y de lo cuantificable como requerimiento de cientificidad. Se trata de un modelo cuya misión básica es tecnificar el proceso educativo, sobre lo que llaman bases científicas y en el que resaltan el valor de los objetivos en la enseñanza”.
Es decir, que su plataforma de apoyo está referida a las posturas que se tienen sobre el aprendizaje, sobre la adquisición y modificación de las conductas y las condiciones de aprendizaje, utilizando métodos de condicionamiento, y tomando en cuenta las condiciones de control y la simplicidad del paradigma estímulo-respuesta. Los aprendizajes que se desean alcanzar en los alumnos se expresan en forma de objetivos específicos (propósitos) que vienen expresados en función de estímulos y de respuestas. La conducta es igual a estimulo más respuesta Desde este punto de vista se tiene la creencia que el alumno es un ser autómata al cual se le suministra información y produce un resultado.
Para los conductistas el aprendizaje es la manifestación externa de una conducta sin importar los procesos internos que se dan en la mente del sujeto. Desde esta perspectiva Román, M y Diez, E. (1989: 37) indican que: “el modelo de enseñanza subyacente es un modelo que al condicionar facilita el aprendizaje. La enseñanza se convierte en una manera de adiestrar-condicionar para así aprender-almacenar... Y el aprendizaje es algo externo al sujeto y que se deriva de la interacción mecánica con el medio (familia, escuela)”. Es decir: en la situación de la enseñanza-aprendizaje, el profesor es considerado como una persona dotado de competencias aprendidas que transmite conforme a una planificación que se realiza en función de objetivos específicos; el alumno es considerado como un receptor de las informaciones, su misión es aprenderse lo que se le enseña. El sentido de la evaluación se centra en el producto, es decir, en las ejecuciones mecánicas de las acciones repetitivas sin dar cabida a la reflexión sobre la conducta ejecutada, las cuales deben ser medirles y cuantificables y el criterio de comparación a utilizar para su valoración son los objetivos establecidos.
Domínguez, G y Mesona, J (Coord.), (1996: 355) señalan: “el concepto de evaluación para esta concepción viene marcado por la obtención de los datos prefijados y la comprobación de las hipótesis definidas a priori. La evaluación tiene como propósito recoger los resultados finales del proceso y valorar la eficacia del mismo en función de los porcentajes de obtención de los objetivos prefijados.”
Cuando se evalúa en el marco del enfoque conductista se parte del supuesto de que todos los alumnos son iguales, por lo tanto, todos reciben la misma información; y se evalúan generalmente de la misma manera, con los mismos instrumentos y pautas establecidas para calificarlos.
Una evaluación basada en criterios conductistas según Castro, O (1999: 23), se orienta hacia:
• Evaluación de los productos y no de los procesos de aprendizaje.
• Evaluación por objetivos expresados en función de conducta esperada.
• Evaluación externalista.
• Destaca la importancia de la retroalimentación
• Cuantificación de las conductas.
• La atención centrada en las conductas de tipo cognoscitivo y psicomotriz.
• Evaluación de conductas y posibilidad de respuestas
• Precisión de indicadores.
• Valoración de los cambios en el alumno como resultado del aprendizaje
Dentro de esta postura, el enfoque de objetivos es uno de los más difundidos. Tyler es considerado uno de sus máximos representantes, al asumir de acuerdo a lo expresado por Gimeno, J. (1982: 31) “una orientación psicométrica y la adopción de la teoría conductista del aprendizaje dan un significado muy decidido a los objetivos”. Para Bloom, B. y otros (1971:
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