CASO Fantasía, SpA
Enviado por marez490 • 23 de Octubre de 2015 • Práctica o problema • 1.635 Palabras (7 Páginas) • 1.499 Visitas
Universidad de Navarra
CASO
Fantasía, SpA
Fantasía, SpA era un negocio familiar cuyo centro de operaciones se ubicaba en la ciudad de Veneto, Italia. Fue fundado en el año 1979 por el señor Roberto Ponti, diseñaba, fabricaba y vendía juguetes de estilo tradicional, con gran éxito. Ponti, el gerente de la compañía, era propietario del 30% de las acciones, mientras que el resto lo tenían inversionistas institucionales. Ponti no tenía capacitación académica, pero era inteligente, trabajaba duro, y poseía un don innato para el mundo de los negocios. Era obvio por el éxito sonado que tenía con Fantasía.
Además, había tenido éxito en la constitución de un excelente equipo administrativo que fuera capaz de hacerse cargo cada vez que fuese necesario.
La fabricación de juguetes se constituía como una industria madura y altamente competitiva; requería de innovación constante del producto y era dominado por grandes compañías multinacionales, que llevaban a cabo la mayor parte de su fabricación en Asia. Ciertos juguetes tenían un ciclo muy corto de vida. La demanda dependía de una red intricada de relaciones entre fabricantes, importadores, distribuidores, los medios y publicidad. Adicionalmente, la industria del juguete se encontraba estrechamente relacionada con la producción de películas y programas de televisión, que proporcionaban la base de la mayor parte de los productos nuevos.
Ponti detectó con rapidez la dirección en la que evolucionaba la industria. A principios de los años 1990, ya había omado la decisión de basar la estrategia de su compañía en juguetes tradicionales que atrajeran la atención de los niños. Su objetivo consistía en reducir los costos de fabricación tanto como fuese posible a través de la automatización total de la producción, de modo que casi no se requiriera de trabajadores, salvo para poner en marcha y cuidar la maquinaria. De hecho, los juguetes de la compañía se diseñaron con ese objetivo en mente.
A través de este medio, Ponti había logrado mantener los costos del personal al mínimo y evitar tener que solicitar producción subordinada (outsourcing) de fabricantes de Asia, lo que dio lugar a un ahorro en cuanto a logística y transporte. La puesta en marcha de la maquinaria no presentaba una tarea trivial y requería de personal especializado que no era fácil encontrar. Considerando los elevados costos humanos por la recesiones previas, Ponti tenía la política de no suspender a sus trabajadores hasta en tanto trabajaran duro y apoyaran a la compañía en épocas difíciles.
El negocio de Fantasía era principalmente de temporada. La mayor parte de las ventas de la compañía (60%) se hacía en el último trimestre del año hacia la Navidad. Fantasía también tenía ventas sustanciales (27%) en el período que precedía a las vacaciones de verano. El paso de temporadas resultó en grandes fluctuaciones del capital operativo. Fantasía financiaba sus operaciones con adeudos a corto plazo, en la forma de una línea de crédito con un límite de €5 millones, suministrados por un banco regional. Se renegociaban los términos de la línea de crédito cada año. Los clientes de Fantasía eran principalmente tiendas de juguetes, tiendas de regalos pequeñas, tiendas de turistas, puestos de periódicos, y supermercados. La compañía también había vendido el 20% de su producción a hipermercados. Fantasía tenía un control sólido de su canal de distribución.
Su estrategia de crecimiento se basaba en llegar a un número mayor de puntos de venta y en ofrecer facilidades de pago a clientes. Sus productos se vendían bien y se podían encontrar en un número creciente de tiendas.
El éxito de Fantasía solamente confirmaba el sano juicio profesional de Ponti. A finales del año 2001, Ponti decidió implementar un plan de tres años a fin de expandir la fábrica y la maquinaria, involucrando una inversión total de casi €28 millones. El objetivo principal era el de incrementar la capacidad de producción de la compañía con el objeto de incrementar las ventas a €110 millones.
No existía más campo de acción para la automatización de la producción, dado que los procesos de manufactura ya estaban automatizados en su totalidad, y los extraordinarios bajos costos de Fantasía eran la envidia de todos sus rivales. Por lo tanto, para financiar la inversión planeada, en Diciembre del 2001, Fantasía obtuvo un préstamo bancario a diez años de €20 millones.
Antonia Ponti, la hija favorita de Roberto, manejaba las finanzas de Fantasía. Antonia acababa de concluir su Maestría en Administración de Empresas y había estado trabajando para la compañía durante ocho meses. El año fiscal del 2003 cerró con magníficos resultados. Las ventas y las utilidades se habían elevado el 16% y el 22%, respectivamente.
Igualmente, Antonia se quedó algo perpleja por el incremento inusual de la línea de crédito. A fines del mes de Diciembre, la cantidad pendiente se había excedido del límite acordado de €5 millones, alcanzando casi €5.6 millones. Antonia también se había dado cuenta de que no sería inteligente dejar que el flujo de caja cayera por debajo de los €2 millones, dado que ese era el mínimo que se requería para asegurar la liquidez de la compañía en todo momento.
El gerente del banco no parecía preocupado en lo particular, dadas las finanzas sanas de Fantasía y de la reputación legendaria de Ponti y de su equipo administrativo. Sin embargo, le pidió a Antonio que le enviara unas cuentas pro forma y un pronóstico relativo al uso de la línea de crédito durante el año 2004.
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