Balanced Scorecard: componentes, metodología, y usos
Enviado por fersfers • 12 de Marzo de 2017 • Trabajo • 1.604 Palabras (7 Páginas) • 444 Visitas
Balanced Scorecard
Componentes, metodología, y usos
El Balanced Scorecard (BSC) o Cuadro de Mando Integral (CMI), es una gran herramienta que ayuda a comunicar los objetivos de la empresa, establecer metas a corto y largo plazo, y entre otras cosas, a enfocar y monitorear que los esfuerzos y trabajo de la empresa vayan encaminados hacia el objetivo general, hacia alcanzar la visión de la empresa.
Es importante recalcar, cuando se implementan este tipo de herramientas en las empresas a veces nos olvidamos de que se requiere de alguien que conozca la metodología y que no sólo la implemente, sino también que la enseñe, y también no hay que olvidar el monitoreo. De nada sirve tener las mejores herramientas si no hay un apropiado seguimiento y actualización, que permita avances claros y concretos.
No se trata de tomar el Balanced Scorecard (BSC) y pegarlo en la entrada de la empresa para que todos lo vean y olvidarlo. Es importante siempre comunicar correctamente el objetivo, enseñar a la gente a usarlo: interpretarlo y seguirlo, designar al responsable o responsables (dependiendo de nuestro BSC), y de evitar en lo posible el rechazo de los trabajadores.
Al ser un instrumento de medición es probable que, al momento de la implementación, algunos empleados muestren un rechazo hacia la herramienta. Ya sea porque se sientan observados, o porque piensen que es por falta de confianza, entre otras razones. Es importante explicar que esta herramienta es precisamente eso, una herramienta para desarrollar su desempeño; en ningún momento se establece por falta de confianza, al contrario, esta herramienta le permite al trabajador enfocar y eficientar su trabajo, además de analizar y mejorar sus tiempos y procesos. No se trata de estar atrás del trabajador empujándolo, ni delante para jalarlo. La idea es que se use la herramienta como medio para enriquecer nuestros procesos y tiempos, de forma que al ser medible también nos inspire y motive a seguir trabajando.
Si se usa correctamente es una gran herramienta que permite eficientar todos nuestros procesos, inclusive nos ayuda a darnos cuenta en que “perdemos” el tiempo y enfocarnos en lo que realmente tiene un impacto y beneficio para nosotros y para la empresa.
Para hacer un Balanced Scorecard es necesario tener en mente los 4 ejes que lo forman:
1. Financiero: el objetivo de este eje es crear valor para los accionistas.
Son la guía de lo que ocurre con las inversiones, lo que se está haciendo con el capital. Ayuda a establecer objetivos e indicadores para los demás ejes.
2. Clientes: el objetivo de este eje es conocer el mercado en el cual nos movemos y competimos.
Da información importante para el desarrollo y retención de clientes, tanto internos como externos.
3. Desarrollo y aprendizaje: el objetivo de este eje es identificar la infraestructura necesaria para crear valor a largo plazo.
Se busca lograr el formar y crecer en 3 áreas: personas (capacitación), sistemas (software, tecnología), y el clima organizacional (desarrollos, instalaciones).
4. Procesos internos: el objetivo de este eje es conocer qué nos hace diferentes al resto de las empresas, conocer las ventajas competitivas, y explotarlas. Son los procesos específicos en los que es superior, como la carta de presentación que permite conseguir los objetivos de los accionistas y de los clientes.
Ninguno de estos ejes funciona independientemente, cualquier acción que se tome para cualquiera de ellos, tendrá una influencia en los demás.
Dentro de cada eje se manejan ciertos indicadores, que deben estar en perfecto balance, permitiendo el monitoreo de toda la empresa.
Estos indicadores a su vez, están interrelacionados, por lo que es importante entender esta relación causa-efecto de cada uno, y cómo cualquier variación tiene una consecuencia en nuestra unidad de negocio.
Antes de poder implementar un BSC es importante definir la visión y las estrategias de la empresa.
Puede que se dé el caso donde ya estén definidos, pero es importante evaluar este punto ya que se pueden tener interpretaciones diferentes de los mismos.
Por ejemplo, el crecimiento de una empresa puede ser geográfico, mientras que para otros puede significar mayores ingresos.
Definir correctamente los objetivos de la empresa permitirá llegar a un consenso y con éste, a indicadores para medir dichos objetivos.
Para definir el indicador hay que entender que hay indicadores de resultados e indicadores de actuación, la correcta separación de estos permitirá ese balance entre el camino y la meta.
Una vez que los hemos definido podemos empezar a implementarlo.
El proceso de planificación y desarrollo a grandes rasgos, consiste en los siguientes pasos:
1. Diseño: Se debe tener en mente en dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Conocer el punto en el que nos encontramos nos permitirá iniciar correctamente, conscientes de nuestras debilidades y fortalezas.
Para este punto podemos apoyarnos de un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, y Amenazas).
2. Diferenciación y definición de objetivos: Es de vital importancia definir cada objetivo y diferenciarlo de los otros. El objetivo debe ser lo más claro posible y debemos asegurarnos de que todos los miembros de la empresa lo entiendan. Los objetivos
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