PRACTICA DOCENTE
Enviado por KI15KA03 • 10 de Abril de 2015 • 2.384 Palabras (10 Páginas) • 159 Visitas
En este libro se borda el papel que están desempeñando los medios como la televisión en especial en el público, así también las características de la opinión pública en las democracias representativas de hoy, fuertemente dirigidas por el mundo de las imágenes y de los sondeos de opinión. Cumple con el papel de alertar, de llamar la atención a todas aquellas personas involucradas en procesos educativos, tanto a nivel familiar como institucional respecto de la influencia de la televisión en el plano individual, político y cultural. De fácil y rápida lectura, Invita a reflexionar en el mundo que estamos viviendo y ayuda a darse cuenta de los eventuales peligros a que podrían llevarnos los multimedia y muy particularmente la televisión, cuando se dirige como el único factor de socialización de la persona desde su niñez. Lo que Sartori representaba es que la televisión y el video (imagen) modifican radicalmente y empobrecen el aparato cognoscitivo del hombre, a tal punto que anula su pensamiento y lo hace incapaz de articular ideas claras y diferentes, hasta llegar a fabricar lo que él denomina un “proletariado intelectual”, sin ninguna consistencia. La cultura audiovisual es inculta por lo tanto, no es cultura, afirma Sartori. Del “homo sapiens”, producto de la cultura escrita, se ha pasado al “homo videns”, producto de la imagen.
Es más, el autor afirma que la televisión en la época actual no sería solo un instrumento, sino que es un medio que genera un nuevo “ántropos”, esto es, un nuevo tipo de ser humano. Nos parece tan radical esta afirmación, porque equivale a imaginarnos que el hombre está expuesto a un sólo tipo de influencia (la televisión) en el mundo moderno, dejando de lado otros factores de socialización. La formación de la opinión pública es un proceso complejo, dinámico en el cual intervienen elementos que entran y salen de un embudo o túnel de la causalida. Lo fundamental es la motivación y el interés que presenten las personas por cualquier tema, no sólo el político. arremete decididamente en contra de la televisión, ya que ella sería la primera escuela del niño, formado en la imagen y después, transformado en un hombre que no lee, cuya capacidad de abstracción y de entender se ha visto empobrecida. Esta afirmación nos parece particularmente grave, puesto que aunque Sartori no lo dice explícitamente, debemos reconocer que en la época actual hay dos instituciones socializadoras en crisis: la familia, como primera formadora de hábitos, valores y actitudes y la segunda en importancia cronológica: la educación, las que deben ir en estrecha consonancia al menos en los primeros años de formación de la persona. Nuestro país no parece tan alejado de esta situación, al conocer los resultados del último informe de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación en el que entre 16 y 65 años no tiene nivel de lectura mínimo para funcionar en el mundo de hoy, porque no comprenden lo que leen. Si en la familia y la educación están en crisis y si la persona desde pequeña está expuesta a un solo factor de socialización, la solución pasa por mejorar los dos primeros elementos y la calidad de la televisión. Es necesario que entendamos que el problema de fondo no está en que los medios de comunicación o los otros elementos de socialización sean buenos o malos en si. En lo que se refiere a los medios de comunicación en particular, “el uso que la gente hace de ellos puede producir efectos positivo o negativos”... y ellos “no son fuerzas ciegas de la naturaleza fuera del control del hombre”.
Es más, “la gente elige usar los medios de comunicación social con fines buenos o malos, de un modo bueno o malo”.
”en el fondo todo gira alrededor de la creencia valorativa en la verdad-en el valor de la verdad. Pero vivimos ahora en un mundo repleto de persuasores ideológicos para quienes la “causa” tiene prioridad sobre la verdad”. ha sustituido las ideologías por el poder total que le concede a la televisión, no ya como un mero instrumento, sino como un elemento que EN SI Y POR SI MISMO PROMUEVE E INSPIRA LOS CAMBIOS EN LA SOCIEDAD, al modo como se concebían los efectos de los medios en su primera fase, en la que se les atribuía un gran poder, fruto de la experiencia vivida en la segunda guerra mundial, en donde la opinión pública estaba totalmente manipulada y controlada por el estado abordar el tema de la formación de la opinión pública afirma que las opiniones son ciegas y débiles por la influencia de la televisión y de la sondeodependencia, para referirse al poder que han tomado las encuestas de opinión. Como se sabe, éstas son un mero instrumento empírico para medir opiniones en un momento dado, y constituyen meras probabilidades, tendencias o aproximaciones a la verdad, y por lo tanto, pueden equivocarse. Falta un mayor espíritu crítico en la sociedad para saber interpretarlas y sin duda, la televisión no ayuda mucho a ello.
Concretamente en lo que se refiere a la influencia de la televisión en la política, concordamos con el autor en el sentido que ella la personaliza, la hace más emotiva, “rompe el equilibrio entre pasión y racionalidad”, homogeniza y hasta promueve el conflicto. El resultado final es que el pueblo se debilita, no decide la solución de los temas. A resolver, sino que se limita a elegir quién decidirá. Con mucha propiedad, Sartori advierte que a un incremento del “demopoder”, debería corresponder un incremento del “demosaber”. De otra forma, la democracia se convierte en un sistema de gobierno en que son los más incompetentes los que deciden. está no sólo en su capacidad de entender, sino también en su pérdida del sentido de comunidad. La televisión crea una “multitud solitaria” y lo que nos espera es una “soledad electrónica”. Nuevamente se pierde la noción de persona y de público. En síntesis, si bien el autor llama la atención sobre algunos fenómenos que se están dando en la sociedad moderna en el nivel individual y de la sociedad, nos deja la sensación que el hombre ha perdido su libertad, porque se olvidó del ”logos” y puso énfasis en el instrumento o más bien dicho, está determinado por éste, lo que deja pocas esperanzas.
Creemos que en este libro Sartori expone un pensamiento extremo, en el que se le atribuye un poder casi total a la televisión y al poder de la imagen. Ello es útil sin embargo, en la medida que nos lleva a reflexionar sobre el uso que el hombre pudiera estar haciendo de los medios de comunicación, en particular de la televisión. Sartori nos lleva a una pregunta fundamental: ¿es que el hombre ha perdido su libertad? O más bien dicho, ¿la ha entregado al instrumento creado por él? Nuestra visión es y debe ser siempre esperanzadora.
El hombre debe ser cada día más persona y menos individuo aislado,
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