Adquisición Del Lenguaje En El Niño
Enviado por Fernys13 • 29 de Abril de 2013 • 2.561 Palabras (11 Páginas) • 294 Visitas
LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE EN EL NIÑO
Aunque en los primeros meses de vida del ser humano la corteza cerebral está ya preparada para ello, la formación de reflejos condicionados es muy limitada.
Durante las primeras semanas, el niño solo es capaz de emitir sonidos inarticulados que forman parte del complejo general de reacciones motoras motivas por ciertos estímulos internos o externos. Esos sonidos inarticulados no son más que reflejos incondicionados o instintivos, como lo son otros movimientos con reflejos incondicionados de alimentación, defensa y recursos del recién nacido para expresar sus necesidades orgánicas.
Esta incapacidad del niño recién nacido deviene de manera fundamental de pobreza de la esfera de sus necesidades.
La incapacidad inicial del niño recién nacido es debida a que todos esos actos requieren la actividad de ciertos grupos de músculos que él no sabe dirigir todavía.
El movimiento muscular, que juega el papel principal en este acto, es siempre involuntario, aunque aprendido; la influencia del hábito lo ha hecho inconsciente. El aspecto consiste o psíquico de este acto es lo que se denomina atención visual.
El niño recién nacido no ha forado aun este hábito, posee aun habilidad necesaria; por eso sus ojos miran vagamente; porque no se detiene en nada; la reiteración de las combinaciones de sonidos articulados excitando la membrana del tímpano creara las condiciones para que el analizador auditivo sea capaz de diferenciarlos elementos formativos del lenguaje, bajo la influencia del hábito.
Puede darnos una idea del tiempo que habrá de transcurrir antes de que el recién nacido aprenda a escuchar.
La excitación sensorial del nervio óptico en el niño pequeño tiene siempre como consecuencia un movimiento muscular reflejo; así un objeto de vivos colores, provoca gran alborozo, mueve los brazos, las piernas; su mano se extiende para alcanzar el objeto fijado visualmente. De la excitación del nervio óptico ha devenido un reflejo de este sobre todos los músculos somáticos. Es está condición lo que posibilita la asociación de las sensaciones visuales a las sensaciones táctiles y musculares.
La acción simultánea de dirigir la mano hacia el objeto fijado visualmente, unida a la palpación de este, tiene una extraordinaria importancia para el desarrollo para el desarrollo del niño. Este complejo de sensaciones y movimientos conduce a que aproximadamente a los cinco meses, este pueda ya coger cosas. Es la primera acción dirigida del niño, se forman los elementos fundamentales de las coordinaciones motoras visuales, de las cuales se derivan otros movimientos como el de sentarse en la cama, que aumenta sus posibilidades de controlar visualmente los movimientos de sus manos con los objetos y conduce al examen prolongado de estos. Se van originando conexiones entre los objetos y sus distintas cualidades: forma, color, sonido que producen, etc., base indispensable para que se forme la imagen total de cada uno de estos.
Gradualmente el niño pasa a realizar acciones simultáneas con las dos manos, establecer algunas relaciones diferenciales entre los objetos que observa y manipula. Esto enriquece no solo el campo de sus percepciones, sino que lo conduce, alrededor de los 8 ó 9 meses, a diferenciar maneras de actuar, según sus reacciones ante los distintos juguetes u otras cosas que puede coger.
Se puede confirmar que las sensaciones de todos los órganos de los sentidos pueden combinarse entre sí, mediante reflejos sucesivos. De estas combinaciones nacen la infinidad de representaciones que caracterizan casi absolutamente la vida psíquica y emocional del niño. En ellas está el germen de los actos psíquicos que realizará posteriormente y, por consiguiente, de la adquisición del lenguaje.
Tipos de asociaciones, las que desempeñan el papel más importante en el desarrollo psíquico de los niños óptico-acústicos, procedentes de las sensaciones visuales y auditivas. Sobre esta base surge la comprensión del lenguaje.
De ellas se derivan también en buena medida otros reflejos condicionados emocionales adquiridos durante el primer año de vida y que están ligados no solo a las sensaciones y percepciones, sino también a las representaciones, como la necesidad del niño de relacionarse con los adultos que lo rodean y el interés hacia los objetos del medio ambiente.
Se puede concluir que las coordinaciones elementales de los movimientos de vocalización en el niño recién nacido son siempre de carácter instintivo. Esto se comprueba porque los niños sordos de nacimiento pueden ejecutarlas lo mismo que los niños normales.
PRIMER ESTADIO
Esta etapa se caracteriza por los sonidos inarticulados, sucede, aproximadamente hacia el segundo y tercer mes, otra etapa en que comienzan a escucharse algunos sonidos articulados que el niño empieza a repetir indefinidamente, como si sintiera placer en escucharse así mismo en la repetición de las expresiones logradas. En esta etapa empieza a balbucear
El balbuceo
• Es un indicio de que las asociaciones entre los reflejos de los órganos de la vista y oído y los procedentes de los músculos que influyen en la producción y emisión de la voz y la palabra empiezan a surgir
• El balbuceo constituye el primer escarceo del bebé en nuestro lenguaje abstracto. Modulando su tono de voz va a hacernos saber cuál es su estado de ánimo, qué necesita o qué desea. Pero esos balbuceos son mucho más que simples sonidos. Son imitaciones de todo lo que ha oído. Imitaciones de baja calidad, sí, pero imitaciones al fin y al cabo. El bebé intenta expresarse con nuestros mismos sonidos, intenta usar nuestras palabras.
SEGUNDO ESTADIO
Esta etapa del balbuceo que se caracteriza por la extraordinaria riqueza de sonidos y combinaciones de sonidos que puede llegar a reproducir todas las formas de la lengua materna y de las otras lenguas.
A veces en sus reduplicaciones silábicas, parece que el niño imita algunas de las palabras que oye a su alrededor, por ejemplo: mamamamamama; pero estas unidades y combinaciones fonéticas carecen de significación.
Son los adultos los que, repitiendo las expresiones silábicas infantiles y asignándolas a las cosas más ligadas al niño: mamá, papá, nené, leche…., logran que él las repita. Por imitación, es como los primeros sonidos van adquiriendo sentido para el niño
El niño demuestra el poder de imitación de la naturaleza asociando voces Onomatopéyicas a su significación determinada: guau-guau, miau-miau.
Otras veces realiza con objetos asociaciones de vocablos inventados, interpretados únicamente por los mayores que conviven con el. Los balbuceos se convertirán en sonidos cada vez más claros.
El desarrollo
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