Semana de educación sexual integral
Enviado por monikaass • 2 de Septiembre de 2019 • Trabajo • 2.469 Palabras (10 Páginas) • 122 Visitas
“Escuela y Diversidad Cultural”
Temática abordada: Escuela y Diversidad Sexual
Año lectivo: 5° año
Materia: Matemática
Semana de educación sexual integral
Integrantes:
López Carolina;
Montaña Mónica;
Moro Jésica;
Oviedo Cristian;
Puchetta Pilar;
Sanchez Carolina;
Vela Lucrecia
Introducción:
Desde los años sesenta del siglo pasado se han producido transformaciones socio-culturales que afectaron profundamente las maneras de vivir la sexualidad.
En Argentina, la Ley de “Identidad de Género” (año 2012) y la Ley de “Matrimonio Igualitario”(modificación Ley Matrimonio Civil, año 2010) fueron hitos relevantes en esta lucha. Al mismo tiempo, con la Sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (año 2006) se han generado discusiones públicas sobre la formación en sexualidad en las escuelas, donde se expresan posiciones en conflicto.
La Educación sexual Integral implica todas aquellas actividades que se realizan en la escuela para que los educandos, de acuerdo a sus edades, aprendan a conocer su propio cuerpo, asumir valores y actitudes responsables relacionadas con la sexualidad, conocer y respetar el derecho a la identidad, la no discriminación y el buen trato. La Ley Nacional 26.150 (sancionada en el año 2006) y el Programa Nacional de Educación Sexual Integral creado a partir de ella garantizan a nivel nacional, provincial, municipal y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el derecho a recibir Educación Sexual Integral (ESI) tanto en escuelas de gestión estatal como privada, laicas o confesionales. Incluye a todos los niveles educativos: inicial, primario, secundario y terciario no universitario y a la formación docente, adecuando los contenidos de manera gradual, de acuerdo a la edad de los estudiantes.
Nos invita a hablar de sexualidad y trascender el punto de vista biologicista (enseñar las partes del cuerpo humano y sus funciones) o médico (trabajar solo la prevención del embarazo y las enfermedades de transmisión sexual).
Se puede advertir que sigue prevaleciendo la heterosexualidad y lo que se aleja de eso se ve como rareza, anomalía o caso. Pese a registrarse actitudes más favorables hacia personas homosexuales que en décadas anteriores, aún subsisten fuertes prejuicios y prácticas discriminatorias en las escuelas hacia estudiantes y docentes que no se ajustan a las normas dominantes de género y heterosexualidad. Un conjunto de estudios revelan que estos alumnos reportan los más altos niveles de hostigamiento y acoso escolar, siendo sus agresores los compañeros y profesores. Le sigue su familia y sus vecinos, la agresión, el insulto, la denostación verbal, la burla y la amenaza se presentan como mecanismos usuales y espontáneos de diferenciación.
Investigaciones recientes permiten inferir que en la sociabilidad escolar prevalece la presunción de un mundo binario (dos sexos, dos géneros) y de la heterosexualidad como sexualidad natural y normal, con tendencias que oscilan entre silenciar, ridiculizar o “tolerar” experiencias y prácticas no heterosexuales. La escuela, como institución social, tiene una tradición normalizadora de los cuerpos y las identidades desde la norma heterosexual. En cuanto a las perspectivas docentes sobre lo que denominan como ‘homosexualidad’ o ‘lesbianismo’, sobresalen dos aspectos: uno, se inscribe en una lógica temporal y se enuncia como una actitud de aceptación ante un cambio de época; el otro se inscribe en una lógica espacial y demarca entre el interior y el exterior escolar, ubicando a la ‘homosexualidad’ en el afuera de la escuela; o bien cuando se la considera como una de las orientaciones sexuales posibles de estudiantes o profesores se la percibe como silenciada al interior del colegio.
En estas mismas investigaciones se observan distintos posicionamientos entre jóvenes: la homofobia; la tolerancia bajo condición de privatización, distancia o discreción; el respeto por las elecciones sexuales. La posición homofóbica se vincula con una actitud de rechazo hacia personas gays o lesbianas, acompañada de sentimientos de asco y repulsión. La tolerancia (la palabra tolerar denota soportar) bajo condición de privatización, distancia o discreción se expresa como una actitud favorable hacia las relaciones homo erótico-afectivas siempre que no se manifieste públicamente (privatización), o bien que se manifieste moderadamente (discreción), y que no se produzcan cercanías interpersonales (distancia). Junto con la expresión pública de afectos, lo que “incomoda” o “molesta” es la cercanía de personas homosexuales en la medida que puede hacerlos/as sentir interpelados/as o deseados/as. La tolerancia siempre es un acto de poder que supone una concesión a los “más débiles”: tolerancia social a cambio de discreción e invisibilidad.
Por otra parte el respeto no exige condiciones a cambio, reconoce el derecho a vivir la sexualidad elegida sin merecer sanciones por ello, aunque no supone al menos explícitamente, reconocimiento cultural y de derechos sociales.
Fundamentación:
Está a las claras, que la escuela aún tiene una tradición normalizadora de los cuerpos y las identidades bajo la heteronorma, que al reproducir patrones socioculturales excluye y estigmatiza a las personas por motivos de diversidad afectivo sexual, o identidad y expresión de género, lesionando el derecho a tener una educación en condiciones de igualdad.
Por ello, nos parece indispensable que como educadores debemos promover, alojar, reconocer las diferencias, profundizar acerca del respeto a nuestro cuerpo y al de los/as otros/as, a la intimidad, al derecho al placer, a valorar el afecto y los vínculos amorosos, entre otros temas.
La construcción de una convivencia democrática en la escuela supone, entre otras cosas, el desafío de transcurrir nuestra cotidianeidad de estudio y trabajo en y con las diferencias.
Como docentes, más allá de nuestra disciplina, tenemos que enseñar la importancia del cuidado de uno/a mismo/a y de los/as demás, el respeto a valores como la amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena, la expresión con libertad y sin prejuicios de nuestras emociones y sentimientos.
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