Cultura Escolar
Enviado por veromega • 1 de Abril de 2015 • 1.636 Palabras (7 Páginas) • 193 Visitas
INTRODUCCIÓN:
Con este trabajo se plantea plasmar la situación actual que viven los jóvenes en relación con la problemática que existe en la pedagogía y los programas de estudio además de lidiar con los cambios que sufren por los cambios físicos y psicológicos que experimentan a esa edad, los problemas de identidad y de subjetividad.
Se plantea hacer un análisis y una reflexión sobre la importancia de nosotros como docentes, además de hacer énfasis en la estructuración de los programas de estudio a fin de promover la motivación de los jóvenes, el entusiasmo a seguir estudiando y preparándose para las difíciles situaciones que se les van a presentar a lo largo de su vida.
DESARROLLO:
En la actualidad los jóvenes enfrentan problemas más complejos en torno a la educación, sin un ajuste pedagógico que se adapte a las necesidades que la sociedad requiere. El compromiso de nosotros como docentes es educar bien a los jóvenes y motivarlos a seguir estudiando, que se sigan preparando y superando, ya que por mucho tiempo las escuelas se han quedado sin ellos y los jóvenes sin su preparación suficiente para su formación.
Uno de los principales problemas que enfrentan es la complejidad de los cambios tecnológicos y culturales que se observan en la vida cotidiana, los cuales afectan a los jóvenes con problemas personales, laborales, culturales y escolares.
En la antigua educación los alumnos eran considerados como si fueran todos iguales, tipo soldados y no se tomaban en cuenta sus emociones, sus problemas personales o sus limitantes; en ellos solo los preparaban con ciertos contenidos que
eran reproducidos a través de la memorización, lo cual dificultaba aplicar los conocimientos adquiridos en la escuela en situaciones cotidianas y laborales específicas. El mundo de los adultos (los padres, los maestros, los directivos, etc.), prácticamente monopolizaba el poder en las instituciones. Los alumnos tenían más deberes y responsabilidades que derechos y capacidades. Los reglamentos y dispositivos disciplinarios de los establecimientos escolares constituían una objetivación del poder que tenían los adultos sobre las nuevas generaciones.
Hoy en día la escuela como constructora de la subjetividad de los alumnos, sostiene Silvia Schelemenson (2000: 85), desde las primeras etapas de la vida infantil y después como sujetos juveniles, permite la construcción de una realidad distinta y distante de la vida familiar; en su interior, la escuela instruye normas, reglas, rutinas escolares, contratos académicos y curriculares que permite la socialización y la coparticipación de manera igualitaria entre sus padres, y que llevan al joven a la construcción de su subjetividad como parte de su diferenciación anímica a través de los vínculos que en la escuela se establecen y generan. Trabajar con adolescentes requiere una nueva profesionalidad que es preciso definir y construir.
Habrá que reconocer que los adolescentes y jóvenes tienen derechos específicos (a la identidad, a expresar sus opiniones, a acceder a la información, a participar en la definición y aplicación de las reglas que organizan la convivencia, a participar en la toma de decisiones, etc.), y habrá que diseñar los mecanismos institucionales que garanticen su ejercicio (reglamentos, participación en cuerpos colegiados, recursos financieros, de tiempo y lugar, competencias, etc.) (Tenti Fanfani, 1999).
La escuela en sí, es como la familia, la sociedad y la cultura, la que apoya la formación de la subjetividad en los jóvenes, además de ser un lugar distinto y fuera de lo familiar, que da lugar también a la formación de la identidad, la cual se va puliendo a lo largo de la vida personal. La institución escolar es la que genera la mediación cultural entre la socialización primaria que recibe en la familia y el ingreso a la sociedad cuya demanda y deseo en los jóvenes se centra en el reconocimiento personal y social. Los jóvenes luchan por ello en la etapa de la pubertad, la adolescencia y la juventud, a través de un proceso de individualización-diferenciación, lo que les ocasiona ansiedad y temor al tratar de relacionarse con los demás jóvenes. Esta nueva experiencia se expresa de una forma de identidad alterna y diversa, que se denomina “cultura juvenil”, que son las formas de ser y estar en el mundo, y se conocen como grupos juveniles fresas, punketos, góticos, emos, entre otros.
Durante el periodo que los jóvenes cursan el bachillerato aprenden a ser alumnos y asumen las normas sociales que de ello nacen, como los estereotipos de los “buenos alumnos”, o los “flojos”, “atrasados”, “chistosos”, etc; con lo cual configuran su subjetividad y su identidad.
Un buen alumno, en la cultura escolar, es un alumno capaz de adaptarse a enseñanzas y habilidades que la institución escolar exige. El alumno cuando entra a la escuela llega con un conjunto de conocimientos adquiridos anteriormente como parte de su cultura personal y en la escuela desarrolla otras habilidades para afrontar las situaciones que vive cotidianamente, esto constituye la formación de su subjetividad. Este cambio se expresa en el cuerpo como una subjetividad que informa sobre la profundidad de las experiencias vividas, de su erotismo, del ejercicio de su sexualidad; esas experiencias, sentires y maneras de ser constituyen su subjetividad, que no es estable, ya que a esta edad, el
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